Vázquez Almuíña, el pasado jueves durante su coloquio con ABC
Vázquez Almuíña, el pasado jueves durante su coloquio con ABC - MIGUEL MUÑIZ
Entrevista a Jesús Vázquez Almuíña | Conselleiro de Sanidade

«La privatización de la sanidad es un concepto de pancarta, no es real»

Cinco meses después de abrir las puertas del Álvaro Cunqueiro, el nuevo responsable de la sanidad gallega hace balance para ABC de las polémicas —estériles o no— que lo han rodeado

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—Esta semana hubo cambios en la dirección del Cunqueiro. Cuando se producen cambios es que hay algo que no se está haciendo bien.

—Hay una nueva etapa. Ocurre en la vida y en los proyectos profesionales. Algunos directivos habían pedido un relevo. El compromiso era no hacer cambios hasta después del traslado, y ahora los estamos acometiendo. Y luego hay personas con perfiles determinados. Quienes han hecho una función clave en la fase previa y el traslado entienden que su etapa ha acabado. El gerente ha hecho los cambios convenientes y se ve que hay un criterio en el nuevo equipo: gente con experiencia en la sanidad, en el área sanitaria y ligada a Vigo.

—En varias ocasiones ha reconocido la necesidad de hacer autocrítica.

¿Qué se ha hecho mal en el Cunqueiro?

—A posteriori es fácil hacer ese análisis. El traslado del Cunqueiro probablemente haya sido de los más difíciles de España en los últimos años. Suelen hacerse traslados entre edificios, de los viejos al nuevo. Aquí, además de eso, hemos unificado servicios que funcionaban en paralelo, como el Xeral y el Meixoeiro, y se trasladan a un nuevo edificio. Hay que actualizar protocolos y convivir. Y además llegamos a una instalación en una zona no urbanizada donde el paciente está desorientado, no conoce su hospital. Todo eso unido lo ha hecho difícil. Aun así, no se ha hecho mal del todo. Ahora debemos dar un margen de confianza para que todo esto sedimente y tengamos un hospital de referencia.

—Las distintas plataformas critican fallos estructurales en el hospital. ¿No es extraño que ocurran en una edificación nueva?

—Fallos estructurales no hay. Hablamos de un edificio de 190.000 metros cuadrados, y es lógico que pueda haber alguna cosa en el hospital. La rotura de la tubería de fecales se debió a que se atascó un baño de discapacitados. Cuando fueron a eliminarlo, vieron que había rollos de papel higiénico obstruyendo y al dar presión rompió la tubería. Pero eso no es un fallo estructural.

—Luego está lo del laboratorio.

«Uno de los grandes problemas es que se habla mucho del hospital sin conocerlo»

—Eso es discutible. Podía estar en el Cunqueiro o no. En Europa se dan tres escenarios: que esté en el hospital de mayor tamaño, que esté en el siguiente en tamaño, o que esté en una nave independiente. Meixoeiro ya tenía una carga importante, tanto del propio hospital como de otros centros de salud de la provincia. Lo que necesitas es una toma de muestras periférica y llevarla al mejor laboratorio. Pero es que el Cunqueiro tiene un laboratorio para los requerimientos diarios del hospital, y son las no inmediatas las que se llevan al Meixoeiro. Y se decidió así porque queremos que ese hospital siga teniendo actividad.

—En La Coruña, el Chuac no tiene el laboratorio en el mismo hospital. Entonces, ¿por qué surge la polémica?

—Porque hubo un grupo de profesionales que pensó que tenía que estar en el hospital central. Bien, es un criterio. Pero es opinable. Lo importante es tener el servicio, que es lo que exige el ciudadano. La ubicación del laboratorio le es indiferente.

—¿Cuándo estará el hospital al 100%?

—Un hospital siempre tiene pequeñas incidencias a lo largo de su vida. Pero si nos referimos a la estabilidad, pondré el ejemplo del hospital central de Asturias. Lleva año y medio abierto, y aún tiene algún problema. Yo creo que un periodo de seis meses a un año es el adecuado.

—¿Del Cunqueiro se ha hablado mucho pero se lo conoce poco?

—Sí. Ese es uno de los grandes problemas. De la gente con la que hablo y no conoce el hospital, sólo tienen la percepción de lo que oyen por la radio, la tele o las redes sociales. Pero el que va allí, salvo quejas concretas como que la comida llega fría, sale encantado y satisfecho con la atención. Y eso es lo que me importa. Falta conocer el hospital. Aunque parezca una tontería, el paso del tiempo y el uso hacen que uno sienta un hospital como suyo.

—¿Son gratis la televisión, la radio o el wifi para los pacientes de otros hospitales del Sergas

—No, hasta donde yo sé.

—Entonces, ¿por qué se critica que sean de pago en el Cunqueiro?

—Porque pones la pancarta, dices lo de sanidad privatizada y empiezas a decorarlo. El aparcamiento, esa es otra. Cuando yo trabajaba en el Xeral no había aparcamiento gratuito. Tampoco en el Meixoeiro. Hay muchas cosas que se han metido en la dinámica de la crítica política aprovechando que la gente no conoce el hospital.

—Los mamógrafos que dona la Fundación Amancio Ortega, ¿se entienden cómo privatización? Se lo han preguntado en el Parlamento.

—¡Por favor! Una sociedad donde una gran empresa internacional quiere reinvertir en la salud de los ciudadanos de Galicia, haciendo una donación, habría que aplaudirlo. Aquí vamos a una fórmula parecida al leasing. Es un contrato claro. Vamos a dar la mejor radioterapia a nivel mundial.

—¿De qué manera condiciona el modelo concesional del Cunqueiro la atención sanitaria que allí se presta?

«Habría que aplaudir que una empresa como Inditex reinvierta en la sanidad»

—Cuando hablan de la privatización de la sanidad, son conceptos de pancarta que utilizan algunos partidos políticos. Y no es real. Xeral y Meixoeiro ya tenían externalizados los servicios que ahora lleva la concesionaria del Cunqueiro, salvo un par de ellos. El resto, ya eran subcontratas: limpieza, mantenimiento, cocina... No se hizo ningún cambio de personal sanitario: siguen siendo del Sergas. Lo diferente del modelo es que en un hospital que no estaba construido, en vez de tener veinte empresas para veinte servicios, ahora sacamos un único concurso para que construyera el hospital y gestionara esos servicios con un plazo de veinte años.

—Una de las grandes letanías es que ha costado cuatro veces más que si se hubiese hecho con fondos públicos.

—El problema no son los fondos públicos, es que tengas dinero para hacerlo. El presidente Feijóo atiende una reclamación del área de Vigo para mejorar la oferta sanitaria y decide construir un hospital en mitad de la mayor crisis económica. El bipartito hizo muchos proyectos pero no dejó un euro. Era esperar a que mejorara la economía o buscar este modelo concesional. El encarecimiento de la construcción se debe a los intereses de la financiación. El resto, son los servicios por el plazo de veinte años. A día de hoy, cuatro años después de iniciarse la obra y empezar el funcionamiento, el primer pago se hace ahora en noviembre. Mire una cosa: el hospital de Lugo es la tercera parte del Cunqueiro, se hizo en una buena época económica y tardó doce años en terminarse. En Vigo tardamos cuatro años.

—¿Qué espera que resuelva la Unión Europea después de que haya admitido a trámite la denuncia por la financiación del hospital?

—Eso es un problema jurídico. Entiendo que se dieron los pasos adecuados, con los informes y contratos preceptivos. Cuando soliciten información se les facilitará. Máxima transparencia.

—Una vez que esté el Cunqueiro a pleno rendimiento, ¿dejará de necesitarse el apoyo de Povisa?

—No está previsto. Povisa tiene una población importante asignada que no se contempla que pueda ser atendida por el Cunqueiro.

—¿Con más impuestos habría una mejor sanidad?

—La sanidad necesita dinero. Esta consellería absorbe el 40% del presupuesto de la Xunta. Pero el tema de los impuestos tiene márgenes y límites. Y tampoco podemos sobrecargar a la sociedad. Yo estoy más en la línea de concienciar al ciudadano de usar los servicios públicos lo mejor posible. La sanidad cada vez da más servicios, mientras que el incremento de presupuesto no es equivalente. Pero hay fármacos nuevos todos los años y nunca son más baratos, la población cada vez tiene más edad, servicios nuevos como la hospitalización a domicilio son demandados pero son más gasto... Por no hablar de la tecnología, que cada dos o tres años hay que renovarla.

—¿Por qué la sombra de la privatización sanitaria persigue al PP?

—Son titulares fáciles, pero sin nada que lo explique. En Alemania, con una buena sanidad, un país rico, te cobran por ingreso hospitalario salvo los niños. ¿Eso es sanidad pública o privada? Allí dicen que es pública. En España es gratis, desde que entras al centro de salud hasta que te hacen un trasplante. Pero tenemos que buscar fórmulas de gestión que mejoren el sistema. Y ahí aparece la gestión indirecta, claro que sí. Pero mire una cosa: el personal más cualificado del sistema siempre son empleados públicos.

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