Un grupo de turistas pasean por la plaza del Obradoiro
Un grupo de turistas pasean por la plaza del Obradoiro - MI. MUÑIZ

Galicia regula los alquileres turísticos por internet tras el fenómeno de Airbnb

El Gobierno gallego obligará a registrar algunas de las viviendas particulares cedidas a través de páginas web

Santiago Actualizado: Guardar
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Se acabó alquilar un alojamiento turístico por internet a espaldas de la administración. La Xunta acaba de publicar un decreto que pondrá luz y taquígrafos sobre la actividad de plataformas como Airbnb, que permite contratar estancias a particulares a la distancia de un par de clics. La normativa regula una tendencia imparable, reconocen en el sector, y aleja del vacío legal una práctica cada vez más extendida entre los «millennial», la generación del consumo social y la tecnología.

Se reconocen tres categorías: apartamento turístico, vivienda turística y la vivienda de uso turístico. Pueden parecer lo mismo, pero no lo son. Las terceras son las que han ganado terreno a través de la Red. Desde el 10 de mayo, cuando el decreto entre en vigor, todas estos inmuebles deberán primero reconocerse en estas ternas y notificar su actividad a la administración.

La Xunta considerará viviendas de uso turístico «aquellas cedidas a terceras personas de forma reiterada y a cambio de una contraprestación económica para estancias de corta duración, menos de treinta días».

Daniel García tiene una de estas, en Santiago de Compostela. Alquila entre cinco y seis veces al mes una habitación libre de su casa, con frecuencia a latinoamericanos y centroeuropeos. Jóvenes, en su mayoría. A través de Airbnb, siempre. «Estoy contento porque al tener una empresa por el medio que hace de árbitro, te da una seguridad de que todo va a salir bien». La compañía, como contrapartida, se queda con un porcentaje de lo que Daniel obtiene por el arrendamiento. Pero, con el decreto en la mano, el micro-negocio de Daniel va a cambiar.

En primer lugar, la normativa obligará a alquilar la totalidad de la vivienda. No se permitirá la cesión por estancias. En segundo lugar, las autoridades le requerirán que presente una declaración responsable ante su Área Provincial de Turismo de Galicia para que conste en el Rexistro de Empresas e Actividades Turísticas da Comunidade Autónoma de Galicia (REAT). «Lo veo lógico, que se haga algún tipo de control, pero para los que quieren alquilar una habitación seguramente será una traba», explica.

Antes del verano, todas las estancias deberán estar suficientemente amuebladas, disponer de calefacción, teléfono 24 horas, hojas de reclamación y un ajuar de mínimos. La mayoría ya lo incluyen, a sabiendas de que el éxito en internet se mide por las valoraciones de los huéspedes.

Elevada demanda

Haciendo un barrido por este famoso portal virtual de alojamientos, solo en la capital de Galicia se ofrecen 268 estancias durante los festivos de Semana Santa. Los precios rondan desde los 20 a los 80 euros por persona y noche, en función de la proximidad a la zona histórica. Cambiamos de perspectiva y nos vamos a Sanxenxo (Pontevedra), milla de oro de las Rías Baixas. Durante las mismas fechas, el precio medio de los 110 apartamentos disponibles oscila de 90 a 100 euros.

El presidente del Clúster de Turismo de Galicia y, a su vez, de los hosteleros de la localidad pontevedresa lo tiene claro. Francisco González asegura que «se necesitaba una regulación y creo que, de alguna forma, se ha conseguido gracias al nuevo decreto». «Internet llegó para quedarse –continúa–. Nos da la posibilidad de que nuestro producto esté en el mundo entero las 24 horas, los 365 días del año y la gente va a apostar por ello».

La directiva de la Asociación de Hostelería de Santiago, Rita Sobrado, coincide en la intención de la norma: «Lo vemos bien, es regularizar algo que viene pisando fuerte, nos tendremos que acostumbrar». Pero no ve incompatibilidad entre el modelo de toda la vida y el que se abre con estas páginas web. «Es otra manera de hacer turismo. [...] Un mismo cliente puede elegir un día un apartamento, otro día un hotel de cinco estrellas y otro una casa rural; una misma persona puede abarcar ya todo eso».

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