Sesión plenaria en la Diputación de Lugo. Al fondo, con jersey negro, Manuel Martínez, alcalde de Becerreá
Sesión plenaria en la Diputación de Lugo. Al fondo, con jersey negro, Manuel Martínez, alcalde de Becerreá - EFE

Los extraños amigos de Lugo

El virus de la inoperancia que se ha instalado enel Pazo de San Marcos se proyecta en el acercamiento entre Campos y el alcalde de Becerreá y en el diálogo entre el PP y el BNG

Santiago Actualizado: Guardar
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Nadie es capaz de atribuirle autoría a aquella frase que con que los académicos acompañarían un ensayo sobre la «realpolitik»: «La política hace extraños compañeros de cama». Lugo racionaliza tanto —y a veces con tanto sigilo— el realismo en la política que a alguien podría ocurrírsele la idea de repartir gafas 3D en los plenos para a ver si así se comprende, con perspectiva multidimensional, que el presidente Darío Campos tienda la mano al alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, y éste se la agarre con interés. El diputado no adscrito y el jefe del gobierno provincial parecen haberse reencontrado en el socialismo, con el pretexto necesario de la aprobación de los presupuestos.

El carnet del PSdeG del regidor, con fecha de finales de los setenta, puede ser restaurado si accede a aprobar las cuentas públicas en el Pazo de San Marcos.

El pacto de reingreso al club socialista que ni uno ni otro descartan. El presidente verbalizó la esperanza de la reconciliación durante la pasada semana:«Siempre hubo contactos —aseguró— y no cierro la puerta a nada». Campos, como si encontrara razones en aquellas sentencias del politburó soviético, percibe que no cuenta con las «condiciones objetivas» para rechazar cualquier sostén. Bastaría un conteo de sus alfiles en el grupo para saber que sus diez son menos que los doce del grupo popular; y el batallón mengua si dentro de la bolsa de votos fija del PP se introducen esporádicamente los dos del BNG. Así, ni Martínez puede parecer tan enemigo, ni la enemistad ( derivada de la expulsión del de Becerreá) tanto obstáculo como para no explorar el entendimiento.

La política adopta casi siempre un guión burocrático y previsible que la hace girar en redondo una y otra vez. El ritmo plúmbeo que empequeñece los gestos que esta semana se regalaron la presidenta del PP de Lugo y portavoz en la institución, Elena Candia, y el Bloque Nacionalista Galego. A la alcaldesa de Mondoñedo le sedujo la idea de introducir criterios objetivos para repartir los recursos del presupuestos a los concellos. Los populares y el Bloque parecen haberse reconocido en ese punto de encuentro que, entre otras cosas, dejaría a Campos ante la evidencia de su soledad. Contra el «mercadeo» que Candia deduce de las negociaciones entre Campos y Martínez, agradece «el mensaje positivo» que llega de las filas del BNG: «La idea es ir a un modelo como el de La Coruña, donde todo está decidido desde principios de enero», asegura la popular a ABC, recalcando la importancia de la Diputación en una provincia donde 66 de los 67 concellos tienen menos de 20.000 habitantes: «La institución se resiente y la población sufre». «El año pasado, hasta que el grupo popular no registró una propuesta de Orzamentos y se convocó un pleno extraordinario, no hubo presupuestos».

Los «errores del pasado», describe en alusión a la era besteirista y a todo lo que la rodeó después, «nosotros nos vamos a sentar con todo el mundo, a pesar de todas las provocaciones». La extrañeza no alcanza de momento para ver a PP y BNG votando juntos en una moción de reprobación: «No se descarta nada, pero trabajamos con responsabilidad para que las cosas se puedan llevar hacia delante». En San Marcos se ha visto de todo: «Agoté toda mi capacidad de sorprenderme, no me creeré nada hasta que lo vea», cierra.

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