José Ángel Vázquez Barquero

Crónica de un desgobierno anunciado

Desgobierno, desidia, desinterés, improvisación, frivolidad... Muchos son los estigmas del actual mandato del alcalde

José Ángel Vázquez Barquero
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Lo anticipamos en mayo del 2015 y el tiempo nos está dando la razón. Jesús Vázquez Abad no tiene proyecto de ciudad para Orense ni nada que se le parezca. Lo evidencia su gestión a lo largo de 23 meses. Lo confirma su incapacidad para dotar a la ciudad de nuevos presupuestos municipales que sustenten su acción política. Desgobierno, desidia, desinterés, improvisación, frivolidad….

Muchos son los estigmas del mandato del actual alcalde de Orense. Señas de identidad de un regidor circunstancial que llegó a la política local cual paracaidista enviado por Alberto Núñez Feijóo. En comisión de servicios, que se diría en el argot funcionarial. Con vocación de cubrir el expediente, contentar a su mentor y parapetar a las administraciones gobernadas por su partido.

Y todo ello aderezado con una campaña de imagen personal impropia en un servidor público que se precie. Porque detrás de los selfies de D. Jesús Vázquez solo hay pose y ganas de ocultar la triste realidad de las cosas.

Un ejercicio burdo que persigue ensimismar a una ciudad paralizada por una crisis económica y social que los populares son incapaces de atajar. Crisis y desgobierno, desgobierno y crisis. Dos caras de una misma moneda acuñada por quienes inconscientemente enajenan el futuro de nuestros hijos.

Ese porvenir que se evapora ante la falta de diligencia de un gobierno incompetente para afrontar los retos de la ciudad. Porque todas las áreas de gestión municipal se enfrentan al mismo cuadro agónico y el catálogo de asuntos pendientes y sin fecha de resolución que acaba siendo interminable. Por ejemplo, el Plan de Urbanismo, la Ordenanza de Veladores, una reforma de la fiscalidad municipal, la rehabilitación de la Plaza de Abastos de A Alameda, nueva Relación de Puestos de Trabajo, el traslado del Matadero Municipal, apertura de la Plaza de Abastos de A Ponte, reparación de los contenedores soterrados, nuevos presupuestos municipales, contrato de la Banda Municipal de Música o la concesión del servicio de limpieza de las instalaciones municipales.

Una historia sin fin de expedientes inconclusos, un bucle melancólico de promesas incumplidas, un cuento de la buena pipa relatado por un vendedor de humo, una crónica de un desgobierno anunciado.

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