El Camino que lleva del pasado al futuro del poder en Galicia

Núñez Feijóo y su sucesor visitan un albergue de peregrinos en su primer acto conjunto tras la dimisión del presidente

Feijóo y Rueda, sonrientes, este miércoles en O Saviñao (Lugo), en el nuevo albergue de peregrinos XUNTA
Pablo Pazos

Pablo Pazos

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La última vez que Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Rueda habían coincidido en un acto público fue el pasado viernes, en el Pazo de Raxoi. Allí el presidente de la Xunta en funciones compareció en el Salón Noble para dar lectura a una declaración institucional con la que rubricó el largo adiós en el que se ha convertido su marcha a Madrid. Muy atento a sus palabras, que por momentos salían con dificultad por la emoción, y al igual que el resto de su gobierno, quien recogerá el testigo formalmente en cuestión de días, tanto en San Caetano como en el partido, estaba Alfonso Rueda.

Este miércoles volvieron a coincidir . Fue por la tarde, en la localidad lucense de O Saviñao. El motivo: una visita al albergue de peregrinos, que, según anunció el mandatario, abrirá la próxima semana; serán 78 los que conformen la red pública, con más de 4.200 plazas, al concluir este año. Un 2022 que Feijóo, en su discurso, dijo confiar en que se convierta en el «mejor» de la «historia» para el Camino, a la luz de las cifras que maneja la vicepresidencia primera, responsable de la cartera de turismo, que ostenta estos días en funciones Rueda. El Camino volvió ayer a reunirles. Un camino metafórico, que va del pasado del poder en Galicia al futuro, conecta a Feijóo con Rueda; al líder «insustituible y probablemente irrepetible» -palabras ayer del segundo sobre el primero, en Santiago-, con el sucesor «previsible».

Tenía enjundia la imagen de ambos juntos , tras aquel abrazo del viernes anterior que simbolizó el relevo. Y a buen seguro no será el último. El día 14, Rueda tomará posesión como nuevo presidente de «todos los gallegos» y ahí sí, ya irreversiblemente, Feijóo será testigo de que su tiempo político en Galicia ha terminado, y que empieza una nueva era, de continuidad, pero con su todavía número dos al frente. Este miércoles el presidente del PP -no sin cierto retraso- volvió a casa tras unos días en Madrid, donde muy pronto se establecerá de forma permanente. Este jueves vuelve a tener agenda institucional: será al frente de su último Consello, ya no plenipotenciario, una última reunión de su gobierno gallego más bien simbólica. Sin capacidad para tomar decisiones que lleven aparejada una decisión económica. Una última despedida, aunque las fotografías a enmarcar ya quedaron hechas la semana pasada, en los jardines del edificio administrativo de San Caetano.

La agenda de Feijóo como presidente de Galicia va dando sus últimos coletazos , por más que dejara claro que seguirá desempeñando sus obligaciones «hasta el último instante». Es ya el tiempo de Alfonso Rueda, quien estos días ha de hacer malabarismos para no descuidar su cometido en la Xunta sin desatender su inminente desembarco como líder del PPdeG, inmerso como está en una campaña interna con la que sigue cumpliendo a rajatabla, a imagen y semejanza de lo que hizo Feijóo en pos del congreso de abril en Sevilla.

Este jueves, con Baltar

Rueda, tras un cierto respiro este jueves , por aquello de que apenas hubo de desplazarse brevemente, desde su despacho, para cumplir con un acto con Nuevas Generaciones, vuelve este jueves a coger el coche para hacer kilómetros. Le esperan a las 20.00 en Orense. Allí le arropará, ante la junta directiva provincial, el tercer barón con el que se verá estos días, Manuel Baltar. Junto a Diego Calvo y Elena Candia, pieza clave para allanar su ascenso en el partido y relevar a Feijóo.

El viernes se desplaza a Ferrol, el sábado se le espera de nuevo en casa, en Pontevedra, donde se celebra congreso local, y el domingo recalará en Vigo para rematar una semana intensa. Le quedarán dos días antes de pronunciar su discurso de investidura en O Hórreo. Se trata de salvaguardar el equilibrio entre gobierno y partido . «Hay que saber mezclar las dos cosas, como hicimos hasta ahora. Si esa mezcla, por alguna parte, se cae, probablemente las cosas dejen de seguir funcionando como están funcionando», dijo este miércoles. Y se comprometió a preservarlo.

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