Juan Soto - El Garabato del Torreón

Ajenos al tsunami

«Os nosos resultados son moi satisfactorios», sentenció Gómez Besteiro y se quedó tan ancho

Juan Soto
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Ahora mismo, mientras escribimos, no podemos evitar el comentario de aquel paisano de Santalla de Vilaousende, en nuestro Ribadeo natal, al día siguiente de que Felipe González arrasara en las generales de 1982: «Están as arradios que botan fume». Esa misma sensación tenemos ahora, con todos los diales monopolizados por tertulianos, politólogos, augures políticos, periodistas de refrito, inspectores de nubes y especialistas en contabilidad electoral. A todos los admiramos y de todos aprendemos una barbaridad, pero, para sorpresa nuestra, ni uno solo se detiene, siquiera un segundo, en comentar, por muy de pasada que fuera, el caso de la provincia de Lugo, la única de España en la que los electores han retribuido con sus papeletas todas las flojeras, manquedades, incapacidades y gandulerías de los postulantes.

He aquí el bochorno: dos diputados del PP, una diputada del PSOE y un diputado de En Marea. Salvo el mareado, los otros tres venían ocupando escaño parlamentario, algunos desde hace doce años y todos ellos sin dar señal de más actividad que la determinada por los trámites burocráticos imprescindibles para que los correspondientes servicios de Intervención efectúen el ingreso en cuenta corriente de nómina, dietas, kilometraje y gastos de representación. Del neocantano podemita nada podemos decir, por ahora, salvo que esperamos de su estro algún fruto no ya político, que sería pedir gollerías, sino, al menos, de corrección gramatical en la exposición escrita. Su condición de inspirado poeta nos permite abrigar tal esperanza.

A otra de las grandes luminarias de la política luguesa, el todavía segredario xeral de la franquicia del PSOE en Galicia, no cabe más que rendir tributo de admiración: es el único dirigente de Occidente capaz de desencadenar un tsunami e ignorar sus efectos. Llevó a la sucursal gallega del partido desde el 40,6 en porcentaje de votos al 21,3 por ciento, rebajándola a tercera fuerza política. «Os nosos resultados son moi satisfactorios», sentenció el mismo domingo por la noche. Y se quedó tan ancho.

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