Aprender de los mejores

Hay muchas formas de aprender. Una es entender, asumir y corregir las causas que ocasionaron errores propios y otra, en el polo opuesto, identificar buenas prácticas en nuestro sector o de cualquier otro, intentando trasladar esa forma de gestión identificada como excelente a nuestra práctica diaria; digamos que aprender de los mejores sin pretender replicar exactamente el procedimiento en nuestra empresa porque las circunstancias y las condiciones habitualmente serán diferentes, pero sí los conceptos que subyacen en aquella forma de gestión, adaptados a la realidad de nuestra organización.

En relación con esta segunda orientación, a finales de verano la Asociación Valenciana de Empresarios publicó en colaboración con el IVIE un documento excelente: Caminos para mejorar la competitividad de las empresas valencianas, en el que analizaba las causas de la baja competitividad media de nuestras empresas en comparación con las de las regiones más avanzadas (Madrid, Cataluña, País Vasco), entre las que la falta de fortalezas competitivas, el mayor impacto de la crisis en nuestra Comunidad, el menor tamaño de nuestras empresas o la escasa inversión en I+D y la cualificación mejorable de muchos equipos, están en el origen del problema.

Pero quiero centrarme en la segunda parte del informe -algunos patrones de buenas prácticas competitivas-, desarrollado en base a empresas de nuestra Comunidad que destacan por encima de la media y que pueden compararse con las mejores del país:

Concentración en su negocio central con visión a largo plazo, evitando dedicar recursos para diversificaciones no relacionadas con su actividad principal o focalización en el corto plazo, que por supuesto es necesario pero sin perder la perspectiva estratégica, la única capaz de sostener la empresa en el tiempo.

Apuesta por acumulación de activos intangibles basados en el conocimiento como consecuencia de políticas de recursos humanos comprometidas con el desarrollo de sus plantillas y la captación y retención del talento, así como la profesionalización de sus directivos, desde la convicción de que en un mundo global, las ventajas competitivas sostenibles solo se pueden lograr sobre elementos intangibles, entre los que destacan el compromiso y cualificación de las plantillas y la utilización correcta del conocimiento generado por la empresa.

Parece obvio, pero también aquí el árbol impide muchas veces ver el bosque.

Javier Fur es presidente del Círculo de Economía de la Provincia de Alicante