Mario Gas vuelve al Gran Teatre del Liceu con su «Elisir d’amore»

La ópera de Donizetti se repone el domingo con Jessica Pratt como protagonista

Una escena del último montaje de la obra en el Liceu ANTONI BOFILL

PABLO MELÉNDEZ-HADDAD

Es todo un clásico y un éxito seguro que regresa al Liceu el próximo domingo con la soprano australiana Jessica Pratt como protagonista, una de las grandes estrellas del repertorio belcantista. Se trata de la ya mítica producción de la ópera de Donizetti «L’elisir d’amore» que el actor y director teatral Mario Gas concibiera para el Festival Grec en 1984, que reviviera en el Festival de Peralada en 1993, que se estrenara en la temporada del Liceu del Teatre Victòria mientras el Gran Teatre se reconstruía (1998) y que ya se ha paseado por el escenario de La Rambla en varias reposiciones. Para Gas la obra no ha cambiado, aunque le sigue apasionando esa doble vertiente que posee, entre bufa y melodramática.

«No es una obra exactamente cómica, sino una pieza que con un tratamiento cómico deviene sensible» , afirmó el director en rueda de Prensa. En este regreso al Liceu, Mario Gas tuvo un recuerdo para su eterno colaborador, el fallecido José Antonio Gutiérrez, que siempre le ayudaba en las puestas en escena líricas.

La ópera, que estará en cartel hasta el 28 de enero, cuenta con la dirección musical de un español, el valenciano Ramón Tebar, un detalle que es noticia en un teatro que tradicionalmente optaba por maestros extranjeros. Comparando la obra de Donizetti con la de sus «competidores» contemporáneos, Bellini y Rossini, Tebar afirmó que este último está «más arraigado» en la tradición clásica, «mientras que Bellini desarrolla la expresividad de la línea melódica. Donizetti es el más moderno, también en la instrumentación».

En el reparto, encabezado por el tenor Pavol Breslik (Nemorino) y los barítonos Roberto de Candia (Dulcamara) y Paolo Bordogna (Belcore), destaca la soprano australiana Jessica Pratt como Adina, una de las actuales estrellas internacionales del repertorio. «Me gusta este personaje porque representa a una mujer que controla su vida y su destino. Ella puede decidir cuándo y con quién se casa, algo que no pasa con las otras heroínas que canto habitualmente, como Lucia o Amina, que dependen de las decisiones de los hombres de su entorno», apunta la cantante, habitual en escenarios como los de La Scala de Milán o el Metropolitan de Nueva York y que también ha cantado en ciudades españolas como Bilbao, Madrid, Valencia o Las Palmas. En el Liceu debutó, en versión de concierto, interpretando «Otello», de Rossini, por lo que esta será su primera ópera escenificada en Barcelona.

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