Josep Maria Subirachs, en 2003, junto a una de sus obras
Josep Maria Subirachs, en 2003, junto a una de sus obras - EFE

Subirachs tendrá (por fin) un museo en Barcelona

La familia del escultor barcelonés, fallecido en 2014, abrirá en mayo un espacio dedicado a revindicar su obra

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Falleció sin llegar a ver como toda la obra que había estado reservando daba vida a un nuevo museo pero ahora, coincidiendo con el que hubiese sido su 90 aniversario, la familia del escultor y artista Josep Maria Subirachs ultima los preparativos para inaugurar el «Espai Subirachs». Se trata de un nuevo espacio en el barrio de Poble Nou de Barcelona, el mismo en el que nació en 1927, que abrirá sus puertas el 27 de mayo con una retrospectiva de su obra,.

En declaraciones a Efe, Judit Subirachs-Burgaya, hija del artista e historiadora del arte, ha explicado que la apertura del que se denominará «Espai Subirachs» es la principal iniciativa de la familia en el año en el que el escultor, fallecido en 2014, hubiera cumplido 90 años.

No será la única, ya que el próximo 9 de marzo se inaugurará en el Centre Cultural Terrassa la retrospectiva «Figuracions i Abstraccions», con un total de 75 obras, a la que seguirán otras dos nuevas exposiciones, a partir de abril y mayo, en la Galería Eude de Barcelona y en el Museo de la Pell de Igualada, en donde se exhibirá obra gráfica y esculturas.

Finalmente, y en fecha aún no fijada, se abrirá otra exposición permanente en el castillo de Sant Julià de Ramis (Girona), que un grupo privado de joyeros está remodelando para abrir un museo de la joyería, el D'Or Museu, y que tendrá además un pequeño espacio Subirachs con 30 esculturas, 12 dibujos y 20 medallas.

Judit Subirachs recuerda que su padre murió sin poder ver cumplido su sueño de inaugurar un museo en el que mostrar las obras que fue atesorando durante su vida, después de que el proyecto impulsado por Caixa Penedès se truncara con la crisis bancaria.

Estas obras, unas 300 en total, constituyeron el legado que recibieron los tres hijos del artista, que ahora han querido cumplir la voluntad de su padre adquiriendo un local de unos 300 metros cuadrados en la pequeña calle Batista, muy cerca de la casa donde nació Subirachs, en el número 195 de la calle Pere IV, y de la antigua cooperativa Pau i Justícia -actual Sala Beckett- donde estudió de niño.

Los tres hijos y una sobrina del artista se han embarcado pues en este proyecto que supondrá abrir «un nuevo equipamiento cultural que nosotros ofrecemos a la ciudad» y que reivindicará el origen de Subirachs como un artista del Poble Nou, pues la familia rechazó algunos ofrecimientos para mostrar la obra en emplazamientos fuera de Barcelona.

«Es un local modesto que hemos financiado la familia, sin que las instituciones hayan aportado un céntimo, que no es bonito ni mágico, por lo que no se le puede llamar museo, pero que será un espacio donde podremos enseñar y explicar a grupos, escuelas o a quien sea un centenar de obras, sobre todo escultura, pintura y dibujo» de Subirachs, ha señalado su hija.

Judit Subirachs quiere que el espacio sirva para mostrar toda la trayectoria del artista con una selección de obras representativas de sus diferentes etapas y destacar así la importancia de su legado artístico, más allá de su trabajo más conocido, el conjunto de esculturas de la fachada de la Pasión de la Sagrada Familia.

«Subirachs recibió el encargo, de proporciones titánicas, de hacer esas esculturas de la Sagrada Familia cuando tenía 60 años y una trayectoria consolidada, pero al ser una obra mediática y polémica, eclipsó el resto de su obra», indica su hija, que desea que el espacio del Poble Nou sirva para valorar el conjunto de su producción artística.

Judit Subirachs recuerda que el artista fue quien colocó, en 1957, la primera escultura abstracta en la ciudad de Barcelona, lo que causó un gran revuelo en su época, aunque no tanto como la que ocasionó en 1960 la pieza «La vocación marinera» en el barrio de la Barceloneta, una escultura también abstracta que no encajaba con la mentalidad de la época.

La idea es que en este 2017 la entrada sea gratuita y que, a partir de 2018, en función del movimiento que haya y de si el espacio se puede mantener o no «quizás nos planteemos cobrar una entrada simbólica, porque no queremos hacer negocio, pero tenemos que poder aguantarlo», ha considerado la hija del artista.

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