¿Para qué sirve el CETA?

Lejos del mantra de que «las instituciones europeas no son útiles en el día a día de los ciudadanos», esta semana el Parlamento Europeo ha dado luz verde al CETA. Este acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá demuestra, una vez más, que el trabajo de la unión es difícil de explicar pero muy importante para la vida cotidiana de los europeos.

Pero, ¿por qué? El CETA permitirá a las empresas europeas y canadienses tener mucha más relación y poder comprar y vender sus productos con mayor facilidad. Se calcula que esto generará un negocio de 12M de eueros al año, lo que representa más oportunidades para la ocupación y para las empresas, tanto las multinacionales como las pymes.

Además, hay que tener en cuenta que en la UE viven más de 508 millones de personas, mientras que a Canadá la pueblan sólo 35 millones de habitantes siendo como es el segundo estado con mayor superficie del planeta después de Rusia y que, por consiguiente, tiene unas necesidades inacabables en materias como infraestructuras y telecomunicaciones.

Este acuerdo se ha negociado durante 10 años y el trabajo todavía no está acabado. Ahora son los estados miembros los que deben ratificarlo. Aun así, y en un momento en el que la relación entre nuestros países es tan compleja –Trump en EEUU o el ‘Brexit’ en Inglaterra son buenos ejemplos – la UE ofrece un rayo de esperanza abriendo un nuevo camino para profundizar las relaciones con Canadá en contraposición al cierre de fronteras por el que apuestan otros países.

En esta línea, no deja de sorprenderme la paradoja de que muchos de aquellos que en Europa son críticos con Donald Trump, como los partidos de la izquierda radical, ahora han votado en contra del CETA, al igual que la ultraderecha de Le Pen, manteniendo los mismos argumentos que defiende el nuevo presidente americano al frente del gobierno de los Estados Unidos.

TERESA GIMÉNEZ BARBAT ES EURODIPUTADA DEL GRUPO ALDE

@gimenezbarbat