La obesidad infantil está vinculada a una patología «obsesiva» como el TOC

Cerca del 40 por ciento de los niños españoles de entre 3 y 8 años tienen obesidad o sobrepeso

Comedor escolar José Ramón Ladra

Ariadna Mañé

Un estudio realizado conjuntamente por el Hospital del Mar y Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) con 230 niños de entre 8 y 12 años con obesidad ha revelado que esta condición no es solamente el resultado de malos hábitos alimenticios, sino que también está vinculada a una patología cerebral parecida a los procesos cerebrales de un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

«El niño no puede lograr salir de esto solo», ha explicado Laura Blanco-Hinojo, de la Unidad de Investigación en Resonancia Magnética del centro barcelonés. Por ello, resalta que las terapias para esta patología deben acercarse más a la forma de gestionar los TOC debido a la similitud entre ambas dolencias a nivel cerebral . La investigadora ha detallado que científicamente se entiende por obsesión la aparición de « pensamientos intrusivos , de sensación de malestar y ansiedad» que en los casos de obesidad infantil, se rebajan parcialmente con la comida.

Con todo, el estudio no obvia los factores externos que condicionan al niño e influyen en su peso, como son la gran disponibilidad de alimentos hipercalóricos, el exceso de pantallas o la falta de actividad física. Según Jordi Sunyer, investigador de ISGlobal, también se deben atacar estos factores externos para solucionar lo que, considera, es una de las mayores «epidemias» del siglo XXI. Según la Sociedad Española de Cardiología, cerca del 40 por ciento de los niños españoles de entre 3 y 8 años tienen obesidad o sobrepeso. Además, la obesidad abdominal afecta a tres de cada diez menores, especialmente a los varones.

El estudio realizado es Barcelona es la primera investigación en menores con obesidad con tecnología de resonancia magnética funcional. Gracias a las imágenes obtenidas, se han identificado dos zonas cerebrales que están alteradas y se encuentran hiperexcitadas . Son por un lado la corteza orbitofrontal y la amígdala, que regulan las sensaciones de recompensa y castigo en relación con las necesidades básicas, como la comida, y por otro la corteza somatosensorial, que analiza la imagen de nuestro propio cuerpo.

«En el sobrepeso hay alteraciones cuantitativas que indican que el cerebro funciona difer ente , pero en el caso de la obesidad, ya entra en la categoría del hecho patológico», ha añadido el psicólogo Gerard Martínez-Vilavella, también participante en el estudio. Con estos elementos, no se puede afirmar todavía si el origen de la obesidad está en una posible predisposición genética o si es una enfermedad adquirida. «Lo más probable es que llegar a un cierto punto de obesidad genere esta alteración en el funcionamiento cerebral», ha analizado Blanco-Hinojo, quin apuesta por seguir investigando este campo.

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