Para reconstruir, encontrarán mis manos

Barcelona necesita presupuestos para 2021. Son imprescindibles ante la dureza del momento. Pero no cualquier tipo de cuentas. Ahora es el momento de sumar por los barceloneses, de tenderles la mano y quitarles el ahogo de impuestos excesivos y que condicionan la reactivación económica. Colau y su gobierno tienen que salir de su despacho y pisar la calle, hablar con los restauradores que se han quedado al límite del cierre y con los autónomos que a cero ingresos quieren cero impuestos, tal y como he defendido.

El Ayuntamiento tendrá para este 2021 unos ingresos extraordinarios de 504 millones de euros. Unos ingresos que se deben destinar a rebajar impuestos, ayudar a las familias que sufren y no pueden llenar la nevera, a los restauradores que les han obligado bajar la persiana y a los autónomos a los que los han empujado a una carrera telemática para unas insignificantes ayudas de 2.000 euros. No podemos pasar de la pobreza a la miseria.

Barcelona pide gasto público y rescate a los sectores afectados. Pero no, el gobierno municipal no piensa lo mismo. El gobierno solo congela impuestos, como si en 2020 los ciudadanos no hubieran sufrido bastante, e invierte un 20 por ciento de todo el presupuesto en «superillas» y cortes de calles. ¿De verdad ahora la prioridad es obstaculizar el crecimiento económico del comercio y colapsar Barcelona? Mientras tanto, Colau asiste a las entrevistas en coche, claro, porque es más cómodo, dice.

Basta ya de política de escaparate, de decir mucho y hacer poco, ahora hacen falta acciones contundentes y ayudar a las familias y las empresas que están sufriendo. Vamos a vaciar los presupuestos de ideología, de colores, y vamos a apoyar a los sectores económicos sin vacilaciones ni tapujos. Para reconstruir Barcelona, Colau siempre encontrará mis manos. Para seguir con los dedazos, los amiguismos y el desprecio a la economía, no.