Guillermo Garabito - Apuntes al margen

Pablo Fernández o «la niña del exorcista»

«Silvia Clemente estuvo por atarle a la silla, o echarle. Le mandó callar y finalmente hasta le llamó al orden»

Guillermo Garabito
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«Es que parece usted la niña del exorcista» con tanto aspaviento, le dijo Herrera en el pleno de ayer al secretario general de Podemos. Es el segundo pleno en el que saca de sus casillas al presidente de la Junta con temas de esos que en realidad escuecen. Le preguntó al gobierno por el sistema de Garantía Juvenil en la región. Un plan que cuenta con unos cuantos millones de euros procedentes de la Unión Europea y con el que, en 2015, sólo un estudiante consiguió un contrato indefinido. Este año mejora algo esa estadística. Van ya, según se dijo ayer, cincuenta y un contratados procedentes de este plan. Pero es que está la cosa difícil. No son tiempos para trabajos indefinidos… Ni definidos siquiera.

Ya lo decían el otro día en un informe: dentro de treinta años la mayor parte del personal trabajará en profesiones aún por definir.

Ya se pueden ir definiendo rápido todas esas profesiones que vendrán con el futuro. Mañana mejor que pasado. Tudanca –que últimamente está pero no está– fue en verdad el primero en preguntar ayer. Pero su pregunta fue suave, como suave fue la respuesta de Herrera. Le preguntó por la despoblación en la región, que relacionó con la falta de trabajo, y vino a decir el presidente que no está tan mal la cosa. «Se trata sólo de estimaciones» que pueden variar. Pero yo allí entre preguntas, críticas y respuestas no vi a nadie que animara a los castellanos y leoneses a hacer muchachos, que puede ser el primer paso para remediarlo.

El cobre se lo batió el presidente de la Junta con el resto de los grupos. Tudanca preguntó de oficio. Porque hay que hacerlo, incluso.

La pregunta fuerte la hizo Pablo Fernández. No le daba vueltas la cabeza, ya digo, pero se le iban los brazos al cielo una y otra vez –mientras contestaba el presidente– como si fuera a echar a volar. Silvia Clemente estuvo por atarle a la silla, o echarle. Le mandó callar y finalmente hasta le llamó al orden. Pero con esta escena iba quedando claro que mientras los socialistas ni están, ni se les espera quieren los de Podemos ser la voz sonora en la oposición.

Como el PSOE no se recomponga rápido, cosa poco presumible, Herrera en vez de escoltado va a acabar yendo acompañado por un sacerdote al pleno para practicarle un exorcismo a Pablo Fernández. «Sal de aquí», te ordeno. Imagínense la escena.

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