Opinan los castellano y leoneses sobre el resultado del Brexit

«Ya no me siento tan parte del país como me sentía»

Álex González hizo hace nueve años las maletas desde Valladolid rumbo a Londres, donde trabaja en el sector de la hostelería

Valladolid Actualizado: Guardar
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Hace ya nueve años que Álex González hizo la maleta desde Valladolid rumbo a Londres y ayer vivía con «un poco tristeza» este «día histórico» en un país que «siempre es de acogida» con «mucha circulación» de personas y en el que asegura que no se veía alegría por las calles tras votar sí a salir de la UE. «Muchos pensamos que saldría el no», asegura, rodeado de la «incertidumbre» sobre el futuro que se les cierne. Trabajador del sector de la hostelería, por la mañana ya tuvieron una reunión «de emergencia» para «ver qué pasaba». Y es que en el negocio en el que trabaja «dependemos mucho del turismo empresarial» y no saben si con el Brexit se frenará o las negociaciones para dejar de ser un país comunitario servirán para llevar más gente a Londres.

«Resignación, incertidumbre y tristeza» son los tres adjetivos que, según Álex González, definen el sentir de ayer en una ciudad donde la mitad de su población es extranjera, pero que no pudo votar en el referéndum. Él tiene pasaporte español y confía en que, si es necesario, no tendrá dificultades, tras casi un decenio allí, para obtener el británico. Reconoce que, «por un lado» ahora sí se llega a plantear la posibilidad de volver a España sobre todo «por sentimiento» como español y europeo que se define. «Ya no me siento tan parte de este país como me sentía», afirma, con el «mal sabor de boca» de haber vivido este día «histórico» en un «país maravilloso» y de «oportunidades» que «te hace sentir como en casa».

Por su parte, la investigadora segoviana María Criado, que hace un año que hizo las maletas rumbo a Sheffield con su marido y sus dos hijos, ve con incertidumbre una noticia que no quería creerse. En la universidad de la mencionada ciudad británica le esperaba un puesto en la universidad para trabajar en un proyecto europeo de investigación y colocarse al frente del laboratorio de cementos. Ayer entre sus compañeros de trabajo británicos el tema ni siquiera salía en conversación. «Creo que no pensaban que iba a salir que sí. Quieren su independencia, pero pienso que también están asustados», señala María, también con cierto temor sobre su futuro, pues «tenemos contratos con fondos europeos y no sabemos si vamos a poder continuar o no». Por eso reconoce que están «preocupados». Ayer, desde la universidad les enviaron un correo reconociendo que «no saben cómo va a afectar, pero intentarán que todo siga igual». Ella también muestra sus dudas sobre los beneficios que tienen como europeos en otro país, las contizaciones para la futura pensión, la caída de la libra o el más que seguro incremento del precio unos productos, sobre todo alimentación, que dependen casi al cien por cien del exterior.

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