Pilar Pérez Canales, presidenta del Gremio de Libreros de Castilla y León, en su librería del Paseo del Espolón, en Burgos
Pilar Pérez Canales, presidenta del Gremio de Libreros de Castilla y León, en su librería del Paseo del Espolón, en Burgos - R. ORDÓÑEZ
Cultura

«No nos está desplazando el e-book sino la falta de lectores»

La librería Víctor Jara de Salamanca ha sido la última en incorporarse al sello «Librería de Referencia Cultural» de Castilla y León, cuyos adheridos reclaman más ventajas de la Junta

Valladolid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Las librerías somos algo más que un negocio. Estamos implicados en la transmisión de conocimiento». Con esta filosofía y el objetivo de que de «la gente pierda el miedo escénico a nuestros establecimientos», el Gremio de Libreros de Castilla y León puso en marcha hace más de un año y con apoyo de la Consejería de Cultura y Turismo el sello de «Librería de Referencia Cultural», un marchamo que nació con 21 negocios adheridos, y a los que desde entonces se han sumado otros cuatro mientras otros cinco están a la espera de ser admitidos. Para entrar en el selecto grupo, las librerías tienen que cumplir una serie de requisitos, entre ellos, llevar abierta al menos dos años, tener una presencia destacada en la red -mediante una página en internet o un blog-, contar con al menos 6.000 referencias y una sección dedicada a autores castellano y leoneses y participar, de al menos, cinco eventos culturales al año.

Ahora, los libreros adheridos quieren dar un paso más y conseguir que este marchamo de calidad que sirvió de inspiración al creado posteriormente por el Ministerio de Educación y Cultura -«fuimos pioneros en el planteamiento», recuerda Pilar Pérez-Canales, la presidenta del gremio que acoge a alrededor de 120 establecimientos de toda la Comunidad-, sirva para que sus negocios tengan prioridad de cara a compras de libros para las bibliotecas o a la hora de contar con ellos de cara a la organización de determinados eventos por parte de la Junta. Así se lo hicieron saber hace unos días a la directora general de Políticas Culturales de la Junta, Mar Sancho, con quien se reunieron y quien bajo su punto de vista se mostró «muy receptiva». «No queremos que el sello se quede en una mera pegatina sino que nos de una serie de ventajas y así homologarlo el nacional, con el que el Ministerio sí ofrece unas prioridades». Esto, considera Pérez-Canales, les serviría para «ganar visibilidad» y animar a más librerías a adherirse al sello. Desde la Consejería, Mar Sancho confirma que estudiarán su propuesta «dentro de un contexto de distintas colaboraciones» que mantienen con el gremio y siempre en el marco del Plan de Fomento de la Lectura, dentro del cual se podrían impulsar otra serie de iniciativas, como la participación de librerías en actividades organizadas en el seno de las bibliotecas.

Quieren homologarlo con el marchamo nacional y que sus negocios tengan prioridad de cada a la adquisición de volúmenes para las bibliotecas

Uno de los últimos establecimientos al que se ha concedido este marchamo de calidad desde el Gremio es la librería Víctor Jara de Salamanca. Según su propietario, Mario Martín, el sello viene a refrendar de alguna manera el trabajo que llevan realizando desde que comenzaron su andadura, hace ya más de 40 años, cuando se convirtieron en una librería «referente» en un momento en el que la ciudad bullía cultura, de la mano en gran parte, de los universitarios. «Abrimos la puerta a que la gente entrara en una librería a buscar un volumen no como quien entra en una tienda a por un kilo de patatas. Queríamos que la gente estuviera a gusto en el establecimiento y empezamos a organizar presentaciones de libros, conferencias, debates, mesas redondas...». Un espíritu que han seguido manteniendo con los años sin olvidar tampoco que «no puede existir una actividad cultural sin tener una actividad económica que lo soporte». Ahora mismo, dice, la situación de librerías como la suya es de «resistencia» y el embate no es el e-book o cualquier otro dispositivo digital, «lo que nos está desplazando es la falta de lectores». Las nuevas tecnologías, el ipad, las redes sociales... «Todo eso implica que los que terminan Primaria y Secundaria no tengan el ánimo de coger la dinámica de la lectura, y si no lo hacen entonces, mucho menos después», apunta este librero, para quien el «remedio» debe ponerse por parte de la sociedad en general: «No podemos decir que esto lo resuelva el Ministerio de Cultura. Éste debe tener muy claro cuál es la realidad pero el trabajo debe de ser de todos. Desde los colegios, las librerías, las familias, o el propio el asociacionismo cívico».

Ver los comentarios