La responsable de cocina, Carmela, prepara las mesas del comedor social del Ayuntamiento de Valladolid
La responsable de cocina, Carmela, prepara las mesas del comedor social del Ayuntamiento de Valladolid - F. HERAS
Salud&Sociedad

Navidad solidaria: cena de «gala» en el comedor social

Los centros de diferentes ciudades preparan comidas y cenas especiales para que las personas sin recursos pueden degustar un menú adaptado a las fechas festivas de la Navidad

VALLADOLID / PALENCIA Actualizado: Guardar
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No todo es felicidad en Navidad, por más que la publicidad se empeñe en presentarlo a través de anuncios y carteles luminosos. De hecho para algunas personas estas fechas suponen un trago amargo al que hacer frente cada año. Algunas de ellas se daban cita en la puerta de entrada al comedor social del Ayuntamiento de Valladolid la pasada noche del día 24 de diciembre. Hombres en su mayoría, inmigrantes en muchos de los casos.

«Suelen ser las mismas personas sin hogar que acuden cada día a este recurso social del Consistorio», explica Merche, la responsable del comedor. El objetivo es que precisamente en estas fechas tan familiares, aquellos que no tengan la posibilidad de compartirlas con sus allegados al menos lo hagan en compañía.

El menú preparado por la empresa de catering habitual sí es especial en esta ocasión. «Espárragos y langostinos con mayonesa, lechazo asado con ensalada y de postre tarta de limón», señalan desde el Centro de Acción Social responsable de la gestión de este comedor. «No suelo acudir de forma regular y tengo mi casa en propiedad, pero como hoy no podía estar con mi familia he venido acompañado de mi amiga», comenta Felipe, quien tan sólo recibe una paga compensatoria tras su paso por la cárcel. Este hombre de mediana edad agradece este tipo de recursos, «también el comedor de la parroquia de La Milagrosa», pero releva alguna que otra queja en cuanto a su funcionamiento.

La mayoría de los asistentes acude a diario al centro

«Creo aquí deberían venir sólo las personas que realmente lo necesitan y no aquellas que cobran una buena paga y además se les posibilita comer gratis», comenta este hombre reclamando una mejor gestión de los pases.

«Con el tiempo una termina por acostumbrarse pero lo cierto es que es difícil ver la situación por la que pasan algunas de las personas que vienen aquí», comenta Carmela, la responsable de cocina que lleva más de una veintena de años trabajando en este servicio social.

Ahora, y desde hace dos años que el comedor social del Ayuntamiento local depende de una empresa profesional de catering, ella «limita» sus funciones al reparto «y calentado en el caso de ser necesario» de los platos que proceden de la cadena de frío.

Francisco, un joven de 39 años, quiere contarnos su caso particular, «el de una persona que tenía trabajo y una casa en el barrio de la Rondilla, y que ahora tiene que venir al comedor social con su mujer en Nochebuena», comenta sin reparos. «Es algo que le puede pasar a mucha gente y por la que no tengo que avergonzarme», confiesa. En su caso también existe una propiedad y una familia, «pero si queremos pagar los gastos obligatorios no podemos pagar la comida, así que aquí estamos». No obstante, en su caso se vislumbra algo de esperanza, «estoy trabajando de forma esporádica y puntual en una empresa de reparto de publicidad, pero es posible que en el próximo año puedan hacerme un contrato más fijo», comenta con alegría este joven vallisoletano.

F. HERAS
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También en su caso existe alguna queja en cuando al comedor social. «Hay muchas personas inmigrantes que reciben estas ayudas pero yo creo que deberían asegurarse que nadie de aquí se quede sin ellas».

En cuanto al clima de amistad que se pueda generar entre los usuarios, Francisco reconoce que se crean vínculos, «y podemos compartir juegos, pero lo cierto es que debes andarte con cuidado porque a veces la gente no tiene buenas intenciones».

En cualquier caso, esta noche sí que contará con un clima festivo que será amenizado por la tuna de la facultad de Derecho. «Contactaron con nosotros por si queríamos que nos acompañaran, y estamos encantados con ello», explica Merche. Una tradición que «antes siempre nos alegraba en esta fechas pero que después dejaron de venir, no sabemos muy bien porqué», comenta Carmela.

«Siempre contentos»

Una experiencia algo similar se vive en la vecina ciudad de Palencia. El comedor social « Siempre contentos» lucha para conseguir que también las personas con menos recursos puedan disfrutar de una Navidad especial. Desde hace tres años preparan un rico menú para compartir en Nochebuena y Nochevieja con los que peor lo están pasando. «Se recurre a los típicos productos navideños y por supuesto, tenemos música en directo» explica el presidente del Comedor, Pepe Calderón. Los días de Navidad y Año Nuevo el comedor cierra sus puertas y en previsión, entregan un lote de comida -pollo asado y tabletas de turrón- a todo el que lo necesite.

El menú depende en gran medida de los alimentos donados. En este caso, cinco restaurantes de la provincia colaboran con el comedor entregando comida una vez al mes. Además, existe un convenio con Mercadona por el que la cadena se compromete a entregar cada día un cargamento de alimentos para contribuir así con el comedor.

Los diez voluntarios de este servicio palentino atienden diariamente a más de 80 personas, y se preocupan también de que ningún usuario quede «marcado». Y es que, tal y como explica Calderón, en los últimos años ha cambiado el perfil de las personas que se acercan para pedir ayuda. «Al comedor vienen de todas las categorías sociales. Muchos de ellos son autónomos que lo han perdido todo por la crisis» aseguró.

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