Antonio López observa su obra «Carmen despierta»
Antonio López observa su obra «Carmen despierta» - ICAL
Artes&Letras / Exposiciones

Museo Patio Herreriano: lección viva de la historia del arte español

El centro museístico alcanza su decimoquinto cumpleaños inmerso en una etapa de cambios. La Colección de Arte Contemporáneo que lo sustenta ha renovado su permanencia en Valladolid, donde ha crecido desde las 850 obras a 1.137 y ha pasado de 150 a 283 autores

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La Colección de Arte Contemporáneo (CAC) buscaba un lugar de exhibición estable. Valladolid contaba con un edificio en proceso de restauración en el complejo del monasterio de San Benito. Se habían barajado para él otros destinos, pero el Ayuntamiento no quiso dejar escapar aquel fondo que resumía casi el último siglo de creación artística en España.

Una veintena de empresas privadas constituidas en asociación se embarcaron en 1987 en la adquisición de arte español creado a partir de la segunda década del siglo XX. Cuando en 2002 se materializó el traslado a la capital vallisoletana la colección estaba considerada la mejor en su campo de carácter privado y reunía ya 850 obras de más de 150 autores. Se cumplen ahora 30 años de su origen y quince desde su instalación en el Patio Herreriano.

María Jesús Abad y Ángeles Santos ante «La tertulia»
María Jesús Abad y Ángeles Santos ante «La tertulia» - F. HERAS

Los expertos Julián Gállego (hasta 1991), Antonio Bonet Correa, Simón Marchán y Valeriano Bozal, como asesores de la CAC, habían construido una historia del arte español reciente escrita con obras de Tàpies, Saura, Chillida, Gargallo, Díaz Caneja, Maruja Mallo, Vázquez Díaz, Barceló, José María Sicilia, Palazuelo, Brossa, Chirino, Gordillo, Genovés... Una lección viva, que ha seguido creciendo. Hoy son ya 1.137 piezas de 283 autores. En torno a ellos se han organizado un total de 187 exposiciones en un permanente diálogo con los fondos. Estos han generado 260 préstamos a distintas instituciones y han dado pie a muestras monográficas en Oporto, Moscú, Dallas, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid y Museo Casa Natal de Picasso, en Málaga.

La colección, depositada en el monasterio de Santa Isabel del Madrid pero sin sede propia, se daba a conocer por medio de muestras temporales en distintos espacios. El incremento de los fondos hacía necesario un espacio exclusivo y varias ciudades se postularon: Barcelona, Madrid, Salamanca... La consejera de Cultura de Andalucía, la después ministra Carmen Calvo, quiso llevársela a las Reales Atarazanas de Sevilla, pero ganó el pulso el consistorio vallisoletano respaldado por quien era secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés. En enero de 2000 la Asociación Colección Arte Contemporáneo eligió Valladolid.

Ana Redondo: «La colección es el alma del museo, pero junto a ella queremos buscar otros contenidos novedosos»

La reforma del monasterio de San Benito, dirigida por los arquitectos Juan Carlos Arnuncio, Clara Aizpún y Javier Blanco, se modificó para adaptarse a las necesidades de la colección y amplió su espacio para habilitar un total de 11 salas, con 3.000 metros cuadrados de superficie expositiva.

La directora de la CAC, María Jesús Abad, tomaba las riendas del museo en su primera etapa. La inauguración, el 4 de junio de 2002, sirvió para mostrar una selección que arrancaba cronológicamente en 1918, con una destacada muestra de los años veinte, el llamado «arte nuevo» que anuncia las incipientes vanguardias; se detenía en la posguerra y en Ángel Ferrant, cuyo legado custodia la CAC; avanzaba hacia la abstracción y hacia el pop de los sesenta y setenta, y concluía con los autores del recién iniciado siglo XXI.

Tras esa exhibición inaugural, las exposiciones temporales se han sucedido para completar y complementar el discurso artístico de la CAC. Cuando se cumplía el primer año de vida del Patio Herreriano, llegó «Cántic del Sol», de Joan Miró, y en septiembre se rescató la obra de Ángeles Santos para descubrir a muchos que la mejor etapa creativa de la artista catalana tuvo lugar durante su breve estancia en Valladolid, la de sus cuadros más reconocidos: «Un mundo» y «La tertulia».

El segundo aniversario se celebró con una retrospectiva de Tàpies, que coincidió con una muestra de la vallisoletana Dora García, en la línea expositiva de mostrar las últimas tendencias y los últimos formatos. Con el mismo propósito acababa de presentarse la colectiva «The Real Royal Trip», comisariada por el suizo Harald Szeemann, con parada previa en el MoMA de Nueva York. Organizada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, será recordada por «enterrar» a Franco en la entrada del museo vallisoletano (una obra de Fernando Sánchez Castillo).

Coincidió ese momento con la salida voluntaria de la dirección de María Jesús Abad, sustituida por Teresa Velázquez, que estaría al frente del museo otros dos años. Tras temporales como las dedicadas al grupo burgalés A UA CRAG, Antoni Llena o Eduardo Westerdahl, Cristóbal Colón ‘provocó’ el primer gran desencuentro entre el Ayuntamiento y la asociación propietaria del fondo.

La decisión del presidente del Patronato del museo, el entonces alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, de celebrar en el Herreriano la exposición «La materia de los sueños», conmemorativa de los quinientos años de la muerte de Colón, provocó la dimisión en bloque del comité asesor (Bonet Correa, Marchán y Eugenio Carmona). Como ellos, Teresa Velázquez consideró que aquella exposición nada tenía que ver con la línea expositiva que necesitaba la colección y dimitió en junio de 2006. Las dos partes habían presumido hasta entonces de formar «un matrimonio bien avenido».

El Patio Herreriano, antes de la restauración, con la capilla en ruinas
El Patio Herreriano, antes de la restauración, con la capilla en ruinas - f. heras

La coordinadora de Colección y Exposiciones, Cristina Fontaneda, fue elegida por el Patronato como nueva directora en junio de 2006. Se iniciaba una etapa de diez años en la que se organizaron exposiciones de Elena del Rivero, Leandre Cristòfol, la Galería Buades, Carlos León, el Grupo Simancas o Rufo Criado y se abrió el campo de acción a géneros como el diseño gráfico («Días de vinilo») y la ilustración (Rébecca Dautremer, «Delibes ilustrado» o «Cambio de luces», organizada en colaboración con el Museo ABC).

El Patio Herreriano ha tenido que lidiar desde sus inicios con un presupuesto austero (poco más de un millón de euros) y la crisis económica ha añadido dificultades. La adquisición de obras por parte de las empresas de la colección se paralizó en 2013 y desde hace un año el proceso concursal de la empresa Hullera Vasco-Leonesa mantiene en vilo el futuro de más de medio centenar de obras de la CAC propiedad de esa firma.

El retraso en la renovación del comodato por el que se cede la colección, finalmente firmada el pasado mes de marzo, creó nuevas incertidumbres en torno al museo. En medio de ese ambiente revuelto, el Patronato cesó a Cristina Fontaneda en octubre de 2016.

Un vigesimoquinto aniversario sin director al frente, con el proceso de elección pendiente de convocatoria, no empaña para la concejala de Cultura, Ana Redondo, la nueva vida que se abre para el Herreriano. La creación de un espacio para artistas emergentes y otro de fotografía, que absorberá la actividad hasta ahora desarrollada en la sala de San Benito, marca la nueva línea, pero sin renunciar a la esencia. «La colección es el alma del Patio Herreriano, es esencial, el núcleo duro, pero junto a ella queremos buscar otros contenidos novedosos, sin apartarnos en absoluto del arte contemporáneo, traer otras exposiciones de interés general, como ha sido la de los realistas».

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