Antonio Piedra - No somos nadie

Ojo, que engancha

Ahora, el dúo López-Sánchez quiere gobernar con golpistas catalanes y podemitas venezolanos e iraníes

Antonio Piedra
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Óscar López ha regresado. Quién lo diría. Hace años, cuando el madrileño lo era todo en el Partido Socialista de Castilla y León, repartía entre la militancia un bolígrafo color azul pepero con letras blancas primigenias. Lo conservo como recuerdo de un regalo personal que me hizo con la inocencia del sargento que juega a los dados para que lo imitemos los soldados. Por un lado, aparece el nombre de Óscar López en letras bien grandes con el escudo del PSOE tan reducido a la mínima expresión que hay que calarse unas gafas de aumento para ver el puño y la rosa. Y por el lado opuesto, existe esta leyenda de impacto, y tan enorme como el ego de Óscar López, advirtiendo del peligro: «¡Ojo! que engancha».

Textual.

Con este bolígrafo escribí páginas celestes sobre la debacle del prócer socialista en Castilla y León. Nunca el socialismo, como con él, cosechó por estas tierras sedentarias tanta incoherencia, tanto oportunismo, tanta guerra civil, tanta pobreza ideológica, tanto sectarismo en rama, tanta derrota a pulso, y tanta incompetencia veloz. El conjunto de sus enseñanzas con enganche se le denomina por aquí como «lopismo» o como «lopecismo». Es decir, que tanto monta el zapaterismo en rulos a ritmo de bicicleta como el turismo rural del fin de semana. Nunca imaginé que tendría que tomar de nuevo el bolígrafo de Óscar López para escribir sobre un perdedor amortizado con posibilidades de enganche.

Bueno, pues aquí lo tienen otra vez, en estado puro, y con idéntica tomadura de pelo a votantes en general, a ciudadanos libres en particular, y a demócratas responsables en su totalidad. López, como portavoz socialista del Senado, acaba de traspasar cuatro senadores socialistas al independentismo catalán -a los golpistas de Junqueras y de Mas-, por pura cortesía parlamentaria, para que formen el grupo parlamentario que no obtuvieron en las urnas. Y ello con un fin específico hecho con tirabuzones: para que los separatistas no se sientan solos, para no victimizar sus propuestas, y para no proporcionar «gasolina» incendiaria a los ladrones del 3% y a los dinamitadores de la democracia española.

El ojo clínico de López, que ha pasado íntegro a Sánchez con la misma candidez de la mala hilandera que en cuanto ve la rueca de España y lo español ya siente dentera, dejará a los socialistas directamente en la vía de extinción. López, después del desastre de su gestión en Castilla y León -con el mismo bolígrafo «que engancha»-, se hizo cargo de las campañas electorales del PSOE en Madrid con un resultado terminal: cuarta fuerza política. Ahora, el dúo López-Sánchez quiere gobernar con golpistas catalanes y podemitas venezolanos e iraníes. O sea, con el tiberio del pícaro Alfarache: «de muchos pocos, hacer un algo». Con este bolígrafo de enganche, adiós PSOE, como ayer mismo señalaba Rodríguez Ibarra en la Tercera de ABC.

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