Javier Chicote y Mar Cabra en la conferencia ofrecida en los cursos de verano de la Universidad Camilo José Cela
Javier Chicote y Mar Cabra en la conferencia ofrecida en los cursos de verano de la Universidad Camilo José Cela - ABC

«El periodismo de investigación es inmortal»

Javier Chicote, periodista de investigación de ABC, y Mar Cabra, representante del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, reflexionan en la UCJC sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el periodismo de investigación.

Madrid Actualizado: Guardar
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Las nuevas tecnologías le han allanado el camino al periodismo de investigación. Sobre este avance hablaron el pasado viernes Javier Chicote, periodista de investigación de ABC, y Mar Cabra, representante del Consorcio Nacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) en una conferencia ofrecida en la universidad madrileña Camilo José Cela, dentro del curso de verano «Humanities, Science and Technology» («Humanidades, Ciencia y Tecnología»).

Ambos expertos coincidieron en importancia de la revolución digital para el rendimiento de los trabajos de investigación. «El objetivo sigue siendo el mismo, destapar historias», aclaraba Chicote, profesor de Periodismo de Investigación de la UCJC, «lo que han cambiado son sus herramientas».

Cabra fue una de las periodistas españolas que participó en la investigación de los « Panama Papers».

«Hola, soy John Doe, ¿les interesan algunos datos?». Con esta escueta frase comenzó una de las mayores filtraciones de la historia del periodismo. Bastian Obermayer y Frederic Obermaier, dos periodistas del diario alemán Schüddeutsche Zeitung, recibieron en su correo una oferta que no pudieron rechazar. Un anónimo aseguraba tener en su poder 2,6 terabytes de datos, que de ser verdad implicarían a poderosas personalidades de todo el mundo en una trama conectada con el despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, investigado durante décadas por supuestas actividades de lavado de dinero.

«Nos interesa mucho», respondió Bastian. Consciente de la dimensión de la historia que tenía entre las manos y la enorme cantidad de documentos pendientes de análisis, reunió a un equipo multidisciplinar de más de 300 periodistas de 76 países diferentes. Durante un año, todos ellos trabajaron sumergidos en los 11 millones de documentos que acumulaban en sus ordenadores. No hubiese sido posible sin la coordinación del equipo humano. Tampoco sin las herramientas del equipo tecnológico.

El salto cualitativo impulsado por las nuevas tecnologías fue imprescindible para que los 370 periodistas que se repartían por toda la geografía mundial pudiesen compartir los frutos de sus investigaciones. Se organizaron en torno a una «social network», una red virtual de trabajo que les servía de espacio comunicativo. Años atrás esta organización hubiera resultado imposible, y se hubiesen necesitado decenas de habitaciones para guardar los 11 millones de papeles que el anónimo les proporcionó condensados en unos pocos terabytes.

Periodismo y contrapoder

Dice la teoría americana del «watchdog» que los periodistas deben ser una especie de «perros vigilantes» del poder. El «contrapoder» al servicio de la sociedad. «Buscar una buena historia, investigarla y contarla de la mejor forma posible» es la esencia del periodismo de investigación, sentencia Javier Chicote, y «eso es inmortal, funcionará siempre». Además, «la pluralidad de medios favorece que todo acabe saliendo a la luz».

El ICIJ nació en 1997 como organización independiente. Puede serlo porque, según Mar, «no tenemos ningún enlace económico con gobiernos y corporaciones. El dinero gracias al que funcionamos procede de donaciones de fundaciones y filántropos». «Nuestra moneda de cambio es el impacto», explicó la periodista Mar Cabra, por eso el interés del equipo de investigación de los «Papeles de Panamá» «no era el dinero», sino «la oportunidad de sacar una historia muy grande» de la que se hiciesen eco las radios y televisiones de todo el mundo, que son «quienes aglutinan la mayor cantidad de audiencia».

Destapar terrenos prohibidos

«El objetivo al final es la influencia, que debe ir de la de mano de la independencia, algo que en demasiadas ocasiones no ocurre», puntualizó Chicote. «En todos los medios hay algún terreno prohibido, aunque también es cierto que las nuevas tecnologías han contribuido a la democratización de la información». A día de hoy, con una cantidad muy pequeña de dinero se puede poner en marcha una página web con una audiencia potencial mundial. El peligro de esto, advierte Javier Chicote, es «dejarle a la gente toda la decisión. Un periodista jerarquiza: esto tiene usted que conocer». «La audiencia está expuesta a una cascada de información tal que si falta algo por contar no lo echa en falta porque cree saberlo todo», explicó el periodista. Es la contrapartida de las nuevas formas de comunicación que, por otra parte, no son incompatibles con el periodismo tradicional.

Las herramientas digitales han redimensionado la producción de la información y «el periodista ha de saber adaptarse», recomienda Mar Cabra. «Tenemos la posibilidad de crear contenidos interactivos» que ayuden al lector a comprender desde varios niveles lo que se está contando.

Los trabajos de investigación también se aprovechan de esta ventaja. En la web del ICIJ está disponible toda la información relativa a los «Papeles de Panamá» en imágenes, gráficos, infografías de conexiones y texto. «Forma parte de la estrategia comunicativa», cuenta la representante del Consorsio en España, «los nuevos tiempos necesitan nuevas formas de contenido, hay que encontrar el camino» para sacar a la luz aquello que el poder mantiene en la penumbra y que el lector se entere de la mejor forma posible. «Ahora además», puntualiza la investigadora, «con la Ley de Transparencia se ha dado un gran paso para la información pública en España, ya existe una herramienta legal: pronto veremos publicaciones de investigaciones utilizando la ley».

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