Iñaki Urdangarín: la única estrategia de defensa posible

Cuando el pasado jueves la abogada de la acusación popular que ejerce Manos Limpias preguntaba a Diego Torres, con cierta alarma, si había pactado con Iñaki Urdangarín, como si fuera algo ilegítimo o reprochable, más de uno en el edificio del polígono Son Rossinyol donde se celebra el juicio se quedaron asombrados. Porque es indiferente que haya pactado de forma explícita o no, toda vez que esa es la única salida posible para los antiguos socios para minimizar los daños.

El enfrentamiento de ambos en la fase de instrucción ha sido letal para ellos. Abrió las hostilidades el marido de la Infanta, primero responsabilizando de todo lo relativo a la gestión, y por tanto de las irregularidades cometidas, a Torres, y luego con la decisión de su abogado de oponerse a que la mujer de su exsocio, Ana María Tejeiro, fuera apartada de la causa.

La reacción no se hizo esperar y Torres lanzó la feroz campaña de los correos electrónicos que tanto daño hizo no solo a Urdangarín, sino a la Familia Real. Una furia que fue aprovechada además por la acusación popular que ejerce Manos Limpias para ganar la batalla mediática acerca de la supuesta implicación de Doña Cristina y Don Juan Carlos en el escándalo.

Favor por favor

La declaración ante el tribunal de Torres primero, y lo que llevamos de la de Urdangarín después, no confirma ese pacto total, lógico para sus intereses, pero sí al menos uno de no agresión. El primero ha desvinculado a la Infanta Cristina de las actividades de Nóos, ha defendido la profesionalidad de su exsocio, la calidad de los trabajos hechos y legalidad los convenios firmados; el segundo, de momento, ha ratificado la versión del anterior en el sentido de que las facturas responden a trabajos realizados -aunque no las haya confeccionado él-, que las sociedades de la «galaxia Nóos» eran independientes unas de otras, que si había empleados falsos era por decisión de su asesor financiero Miguel Tejeiro y, por último, que Ana María Tejeiro no tenía función directiva...

Eso sí, lo que ayer no supo explicar Urdangarín es por qué el Instituto Nóos, que ambos dirigían, contrataba siempre a sus sociedades; es decir, por qué se contrataban a sí mismos; tampoco es normal que desconociera facturas emitidas por Aizoon, mercantil de la que es administrador, o que alguien le falsificara la firma para presentar un presupuesto en nombre de la misma. Esas debilidades, claro está, realzaban su nerviosismo, lo que le restaba credibilidad.

Mientras declaraba, la Infanta Cristina le miraba atenta, aunque sin expresar sentimientos. Cuando se levantó de esta primera sesión de «silla eléctrica», Urdangarín se dirigió hacia sus hermanos, Clara y Miguel, que estaban en la sala para apoyarle. Luego sereunió con su mujer, cada día más amoldada a su durísima situación.

El próximo miércoles se reanuda la batalla. Pero al menos Urdangarín ya tiene estrategia clara. Algo es algo.