La imagen de España, en cambio continuo en América Latina

La situación económica en nuestro país influye mucho en cómo nos ven en Iberoamérica

MADRID Actualizado: Guardar
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Resulta francamente difícil decir si la imagen que tiene España en América Latina es buena o mala. Cualquiera de las dos afirmaciones sería injusta y ninguna de las encuestas publicadas en los últimos años reflejan con detalle qué es lo que piensan los iberoamericanos de nuestro país. Y, sobre todo, que esa imagen ha ido variando con el tiempo en función de factores económicos, políticos y sociales.

Mucho menos influencia han tenido en esa percepción los factores culturales, debido a realidades como el uso de una lengua común, la sólida relación entre los hombres de letras a uno y otro lado del Atlántico y los vínculos históricos con la que sigue siendo la «madre patria» para la gran mayoría de los iberoamericanos.

Cómo puede fácilmente comprenderse, la mirada de los países de América Latina hacia España era distinta cuando a finales del siglo XIX y comienzos del XX recibían a españoles emigrados en busca de una vida mejor, que cuando a finales de ese mismo siglo XX y comienzos del XXI lo que vieron fue desembarcar a hombres de negocios decididos a montar allí sus empresas en sectores claves como la banca, la telefonía o la energía.

La presencia de la empresa española generó beneficios no sólo para ellas, sino para los países que las acogieron, pero también resquemores ante algunas actitudes poco afortunadas que, rápidamente, llevaron a algunos a hablar de una "nueva conquista". Surgieron de inmediato, las voces que airearon el discurso indigenista y las acusaciones a España de intentar ejercer un nuevo imperialismo económico. Países con los que la relación política con España no era buena, como Venezuela, Bolivia o la Argentina de los Kirchner, unieron a sus acusaciones actuaciones que perjudicaron a las compañías españolas.

La evolución sobre la imagen de España ha ido dependiendo también de acontecimientos concretos o situaciones económicas y sociales. Así por ejemplo, durante los años de bonanza económica, España era vista en bastantes países de la región, especialmente Ecuador, como el lugar en que encontrar una vida mejor. Cuando llegó la crisis económica y con ella el regreso de bastantes de los que habían emigrado hacia España, una consecuencia fue la reducción del envío de remesas a esos países, en los que la percepción sobre España dejó de ser tan positiva. Ese retorno unido a que muchos españoles se lanzaron, en los años mas duros de la crisis, a buscar un trabajo en países iberoamericanos, hizo que la imagen idílica de España se viera rebajada.

Lo cierto es que, los estudios y encuestas de los últimos diez o doce años ponen de relieve que la opinión positiva sobre España ha ido oscilando en función de la situación económica que aquí teníamos, entre un 53 y un 74 por ciento de los encuestados, porcentaje este último que, según el Latinobarómetro, se alcanzó en 2011. A mejor situación, mejor opinión.

La peor imagen sobre España, según ese estudio la tienen Bolivia (39%), Venezuela (43%) y Costa Rica (48%), y la mejor Uruguay (74%), Honduras (71%) y Ecuador (71%).

Otro informe, coordinado por el Real Instituto Elcano y elaborado por el Reputation Institute en 2015, que mide 17 variables y no analiza todos los países de la región, concluye que los iberoamericanos tienen peor imagen de España que la media de los del G-8, un resultado claramente lastrado por los casos de corrupción que han salido a la luz en nuestro país.

Analizando la reputación de España en cada uno de los países latinoamericanos en los que se ha realizado el estudio, se observa que Argentina, México y Perú son los que tienen mejor opinión de España. Por el contrario, Brasil, Chile y Colombia atribuyen a España las puntuaciones más bajas.

De igual modo, se refleja una opinión menos favorable en la percepción sobre la democracia española, que ha ido descendiendo, hasta situarse, con un 6,3 por ciento, también según el Latinobarómetro, que señala que en algún país, como Uruguay, se valoraba incluso como más democrática a China. Curiosamente, pese a tener una buena imagen de España, los uruguayos son los que menos consideración democrática tiene hacia nuestro país (4,3 puntos sobre 10), seguidos de los costarricenses y los mexicanos. Por el contrario, los países que mejor valoran nuestra democracia son Paraguay y Honduras.

En cualquier caso, los latinoamericanos son conscientes de que el vínculo con España es peculiar. España, pese a los recortes debidos ala crisis, ha intentado que la cooperación con los países menos favorecidos de la zona, se mantuviera en unos niveles dignos. Y en Iberoamérica se sabe que si algún país puede acudir en su ayuda ante otras zonas del mundo como puede ser la Unión Europea es España. Colombianos y peruanos han podido comprobar recientemente cómo España se convirtió en el gran valedero para que se dejará de exigirles visados de corta duración para entrar en territorio europeo.

En breves días, Su Majestad el Rey asistirá en Cartagena de Indias a la Cumbre Iberoamericana, que llega a su XXV edición, tras 25 años de un andadura que comenzó en 1991 en Guadalajara (México), y que, si algunos lo vieron como reticencias y temores hacia España, se ha demostrado como un instrumento eficaz de cooperación en la región, aunque sus frutos no sean de los más conocidos.

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