Los abandonados de la Memoria Histórica

Mientras el Gobierno proclama sus nuevos planes, criptas como las del Valle de los Caídos siguen cerradas pese a las esperanzas dadas a los familiares

Familiares demandan sacar a sus fallecidos del Valle de los Caídos Reuters

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Si no es por una cosa, es por otra, pero las promesas que les hacen los políticos nunca se cumplen. Llevan años así y no cambia nada por más anuncios grandilocuentes y buenas palabras que reciben por parte del Gobierno . Las conversaciones con los periodistas se repiten, prácticamente idénticas, con el paso de los meses, aunque el tono cada vez es más triste y desanimado.

–¿Cómo va lo del abuelo?

–Igual.

«Lo del abuelo» es desenterrarlo, sacarlo de la fosa común en la que en teoría está desde hace décadas, ya sea en una cripta del Valle de los Caídos o en alguna cuneta perdida.

El de Juan José Guerrero, es uno de esos casos en los que todo sigue igual desde hace meses, aunque el reloj corre en su contra. «Se dieron mucha prisa para sacar a Franco , pero lo nuestro, que sí es urgente, nada de nada», lamenta este hombre, que no desiste en su pelea por que su madre, de 83 años, pueda enterrar a su padre antes de morir. Algo parecido le pasa a Rosa Gil, que quiere llevar de vuelta a su pueblo de Soria los restos de su abuelo antes de que a su padre se le acabe el tiempo. Y la respuesta a la pregunta vuelve a ser la misma: «No tengo novedades».

La exhumación de Franco pareció dar un impulso a estos casos, pero casi un año después, la realidad es implacable. También lo denuncia Miguel Ángel Capapé, que pelea por sacar del Valle de los Caídos a los familiares de su mujer, Purificación, los emblemáticos hermanos Lapeña . Sobre todo, como recuerda, porque tienen una sentencia que así lo estipula y que no se cumple por más.

Cansancio

Esta familia, cansada de las promesas incumplidas, acusa el cansancio de una batalla de la que el principal interesado, el hijo de uno de los dos hermanos Lapeña, no es consciente. Perdió la memoria y no está al tanto de nada de lo que pasa. «Mi suegro, si al final lo conseguimos, ya no se va a dar cuenta, cada vez va a peor», lamenta Capapé.

«Siempre estamos igual. Te llaman para decirte que la cosa va en serio, que es inminente, pero nada»

«Siempre estamos igual. Te llaman para decirte que la cosa va en serio, que es inminente, pero nada. Ya nos hemos reunido un par de veces con ellos [el Gobierno], pero básicamente nos llaman para decirnos lo bien que lo hacen y nosotros no vemos resultados», expone este aragonés, que con una frase ilustra a la perfección el hartazgo que provocan años y años de escuchar anuncios políticos que no se traducen en realidades: «Ya son muchos viajes a Madrid para que nos den un vaso de agua. Eso es lo único que nos dan».

Por ello decidieron no acudir a la última reunión que les propuso el nuevo equipo que capitaliza –bajo el paraguas de Carmen Calvo – los temas de Memoria Histórica , y que también será el encargado de formular la nueva ley que sustituirá a la impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. «Les dijimos eso, que si la reunión era para decirnos que iban a empezar, bien, que iríamos los que pudiéramos. Pero ir por ir es tontería, para marearnos más no vamos a ir y menos según está el tema del coronavirus . Ir desde aquí nos supone cuatro horas de ida y otras cuatro de vuelta. Se lo expusimos y ya no nos contestaron, así que mucho no les interesaría», apostilla Capapé, harto de promesas políticas con innegable rédito electoral, pero que, si no se cumplen, agrandan la herida de los afectados.

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