Mikel Irastorza (izquierda), en 2009, cuando era representante del Foro de Debate Nacional
Mikel Irastorza (izquierda), en 2009, cuando era representante del Foro de Debate Nacional - efe
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Mikel Irastorza, al frente de una ETA con certificado de defunción

A las órdenes de este exportavoz de un Foro impulsado por Batasuna y EA, embrión de Bildu, se atrincheran una docena de etarras

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La captura de Iratxe Sorzábal y David Pla, unida a la caída, a principios de julio, de los también dirigentes Iñaki Reta Frutos y Xavier Goyenetxea, consolida al frente de ETA a Mikel Irastorza, un desconocido que hace algo más de dos años se desplazó a Francia, sin tener pendiente ninguna causa con la justicia, para incorporarse a la banda. Irastorza fue antes portavoz del Foro de Debate Nacional, una plataforma impulsada por Eusko Alkartasuna (EA) y Batasuna. Es un «posibilista» con nula experiencia terrorista.

Si la detención de Goyenetxea y Reta Frutos fue comparada con la operación de Bidart, en 1992, en la que cayeron los tres máximos cabecillas de ETA, las practicadas esta mañana no se quedan atrás en cuanto a vital importancia.

La posición de David Pla e Iratxe Sorzabal había quedado debilitada, sobre todo tras el fracaso de la vía de negociación que intentaron establecer con el Gobierno en Oslo. El ridículo que para los etarras supuso el tenderete de armas expuesto en Burdeos y los fracasos a la hora de lograr que el Ejecutivo de Rajoy modifique la política penitenciaria y reagrupe a los presos en cárceles del País Vasco y Navarra acrecentaron el descrédito de Pla y Sorzábal en los sectores más duros. Pero la trascendencia de este operativo radica en que ambos eran lo poco que le queda a la organización terrorista. ETA, empeora en el estado terminal en el que se encuentra desde hace ya tiempo.

El nuevo golpe policial ha provocado desazón en lo que queda de la banda, que ve cómo de forma inexorable van cayendo todos los jefes sin que haya la menor capacidad de respuesta. En esta ocasión el desánimo es aún mayor pues los dos detenidos estaban preparando un golpe de efecto ante una hipotética llegada de Podemos al Gobierno tras las próximas elecciones generales de diciembre.

Nula experiencia criminal

Estos acontecimientos, según el análisis de los expertos antiterroristas consultados por ABC, han aupado a la cúpula de la banda a Mikel Irastorza, probablemente el jefe con un perfil más alejado de lo que es un terrorista al uso que ha tenido ETA jamás. Se le considera, sobre todo, un «político» con nula experiencia en la «lucha armada»y que sabe que la única salida posible es la de pactar, aunque sea desde el reconocimiento, explícito o no, de la derrota.

La ETA que a partir de ahora dirigirá este individuo está, como se ha dicho, en estado terminal. Apenas una quincena de individuos, la mayoría de ellos procedentes de Ekin, Segi y Gestoras pro Amnistía-por tanto, del entorno de Batasuna-, siguen en sus filas haciendo, simplemente, los trabajos de «mantenimiento» indispensables para evitar la ruina total.

Se trata de gente descolgada que quiere huir de la acción de la justicia, sin preparación ni experiencia cuyo perfil hace imposible, incluso, una escisión. No hay tampoco posibilidad de regeneración. Nadie se ha incorporado a la banda en los últimos tres años; es más, ésta ni siquiera ha intentado captar militantes, consciente de que su siniestra historia ha acabado. Ahora lo que queda es esperar el final definitivo, que podrá ser público o no.

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