Pablo Iglesias en la concentración de esta mañana junto a los trabajadores de Telefónica
Pablo Iglesias en la concentración de esta mañana junto a los trabajadores de Telefónica - efe

La salida de Monedero visibiliza las diferencias en el seno de Podemos

El partido afronta el enfriamiento de las expectativas a la vez que baja la participación en sus procesos internos

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Juan Carlos Monedero dimitía ayer de todos sus cargos en la dirección de Podemos. Su salida se ha convertido en el símbolo de los problemas del partido. Tras poco más de un año de vida el partido divide su trayectoria de dos modos muy diferenciados. Un espectacular crecimiento durante los primeros siete u ocho meses, para pasar posteriormente a una etapa «defensiva», en la que gestionar el descenso de las expectativas.

Pero la salida de Monedero no ha sido la única crisis interna que ha vivido el partido. Con su estructura recien estrenada, la formación tuvo que hacer frente al caso de su número dos, Íñigo Errejón, y su beca con la Universidad de Málaga.

Además, Pablo Iglesias tuvo que hacer frente en el proceso de creación de estructuras orgánicas para el partido a la contestación del sector crítico, liderado por Teresa Rodríguez, Pablo Echenique y su amigo personal, Miguel Urban.

Con este último ocupando ahora un puesto como eurodiputado tras haber perdido por los pelos las primarias para ser el líder del partido en Madrid, y con Rodríguez y Echenique controlando las federaciones de Andalucía y Aragón, el partido parece haber hecho un "prietas las filas" hasta las elecciones.

Pero no todas las heridas están cerradas. La pasada semana Iratxe Osinaga, una de las principales dirigentes del sector crítico en Euskadi, anunciaba que abandonaba la formación. La disconformidad de los críticos, que reclamaban otra manera de gestionar el partido y no perder las esencias de la izquierda, se ha trasladado al centro neurálgico de la formación. Por un lado estarían Carolina Bescansa e Íñigo Errejón, partidarios de la vía de la moderación para llegar a un público más ámplio. Por otro, Juan Carlos Monedero, que desde que pasó a ocupar un segundo plano se mostraba más crítico con ese intento de centralidad. Y en medio de todo, Pablo Iglesias.

El partido ha visto además como la participación en los procesos de primarias abiertas era muy inferior a la que tenía lugar en los primeros procesos.

El desencuentro entre la estrategia del partido, más pragmática, y la postura de los críticos se visibilizó a la perfección el pasado 14 de abril. Aquel el día el Rey Felipe VI visitó el Parlamento Europeo. Mientras Pablo Iglesias acudió a la audiencia, con regalo de las temporadas de Juego de Tronos incluido, otros eurodiputados entre los que estaba Miguel Urban prefierieron formar parte de un pequeño ágape republicano que se organizó en una de las salas del Parlamento junto a los miembros de Izquierda Unida.

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