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Garzón, sentado en su escaño - Ignacio gil
Debate sobre el estado de la Nación

La oposición estaba fuera

Tedio bipartidista en la primera jornada del debate, donde ha sobrado zafiedad. La verdadera oposición, a la que el 40% quiere votar, no ha ido al hemiciclo, aunque ha estado muy presente

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Todos los años los periodistas nos preguntamos si de verdad a alguien le interesa el debate del estado de la Nación y si merece la pena la avalancha de información que generamos. A juzgar por la baja ocupación particularmente esta tarde de la tribuna de invitados, donde se admiten ciudadanos hasta completar aforo, no. Había mucho asiento libre, y eso que era la hora del choque Rajoy-Sánchez, demostración por tanto de la falta de entusiasmo que provoca la sesión. O de que a quienes el 40% de la gente quiere escuchar y dice que va a votar no están en el Congreso, o sea, no están ni Podemos ni Ciudadanos. [ Sigue en directo el Debate sobre el estado de la Nación

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Las dos fuerzas emergentes del CIS no comparecieron físicamente, en contra de los que habían anunciado presencias sorpresa, pero sí su espíritu santificado por la demoscopia. Estaban sobrevolando el anunciado como último combate del bipartidismo, las conversaciones que especulaban sobre quién estará en cada papel en el debate de este estilo de 2016.

«La gente miente mucho en las encuestas», se las prometía un político del PSOE de una región en la que no las tienen todas consigo, pero creen que arrebatarán el gobierno autonómico al PP.

En la tribuna, sin ir más lejos, el presidente le mentó a Pablo Iglesias al jefe de la oposición en cuanto le tuvo enfrente. Pedro Sánchez le había mencionado a él a Bárcenas en el minuto uno. Y así empezó la refriega de porteras que por un rato terminó convirtiendo esta tarde el hemiciclo en un sucedáneo de Sálvame, por el griterío ambiente, suficiente como para sacar del sopor a más de uno que casi se deja llevar por la siesta.

La bronca siguió el formato clásico:

-Hemos conseguido arreglar la herencia imposible que nos dejaron

-Eso es todo mentira

-Pues tú peor

-Y tú más

Dejó muy mal sabor. Y en las fuerzas parlamentarias minoritarias una sensación que Alberto Garzón, de IU, retrataba rebotando un tuit ajeno que venía a significar que, efectivamente, la oposición política no estaba hoy allí, en la Cámara. Decía:

-Lo haces fatal

-Pues tú eres un patético

-¿Pactamos?

-Vale

A falta pues de un Pablo Iglesias o un Albert Rivera para variar, -y de las dos miembros de Femen que, torso al aire, han intentado a primera hora llegar hasta la Puerta de los Leones- no ha habido en el hemiciclo mayor entretenimiento hoy que esperar a ese cara a cara, que ha resultado barriobajero y casi faltón. Pero el formato del debate, rígido como una tabla, ha impedido de nuevo siquiera la lógica de un diálogo con sentido. De ahí que la sesión esta primera jornada se haya parecido peligrosamente a las anteriores en tediosidad, en esteril, en desconectada. En prescindible.

Si el auténtico parlamento está en estos tiempos en la televisión, el oficial, el de la Carrera de San Jerónimo, es cada vez menos televisivo. Políticos leyendo páginas que traen escritas del despacho. Monotonía.

No es, en todo caso, este primero de los días de debate no es gran oportunidad para corrillos: sus señorías llegan justo para sentarse en sus escaños a las doce. Con ellos aparecieron los presidentes regionales Dolores de Cospedal y Alberto Fabra, el del Senado Pío García-Escudero, la Delegada del Gobierno en Madrid y su presidente autonómico Cristina Cifuentes e Ignacio González, respectivamente. El protocolo manda que nadie se levante mientras habla el presidente del Gobierno, y cuando termina hay que ir deprisa a comer, que la sesión se reanuda a las cuatro en punto y se pasa lista. Aún así, no falta quien se entretiene en el receso a riesgo de saltarse las cañas o sale un rato a fumar para comentar lo bien que ha estado Sánchez, la paliza que le ha dado Rajoy, o chismorreos mucho más humanos que de vez en cuando corren por el Congreso como la pólvora. Esos, y no la política, fueron los que ganaron ayer. A falta, eso sí, del debut de Alberto Garzón, que está por llegar.

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