El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo - AFP

Margallo comienza la renovación de una treintena de embajadores antes de fin de año

El ministro debe resolver si prorroga a Carvajal en Rabat y Elorza en Roma, que se jubilan en junio y octubre

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El Gobierno ha comenzado ya la renovación de una treintena de embajadores a lo largo del presente año, en cumplimiento de lo establecido en el nuevo Reglamento de la Carrera Diplomática aprobado en 2014. En los próximos meses serán cubiertas 26 embajadas cuyas vacantes fueron anunciadas el pasado otoño, aunque la renovación podría llegar a otras, como Rabat o Roma, cuyos titulares se jubilan en junio y octubre, respectivamente.

Unos 120 diplomáticos presentaron sus candidaturas para dirigir las Embajadas cuyas vacantes fueron anunciadas y una comisión, tras valorar la experiencia profesional de los candidatos, presentó sus propuestas al ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien ya ha adoptado la decisión. Al menos, ese era el mecanismo establecido en el nuevo Reglamento, aunque lo cierto es que los nombres de algunos nuevos embajadores comenzaron a circular casi en el mismo momento de la convocatoria, como fue el caso de Ernesto de Zulueta, actual director general para América del Norte, Asia y Pacifico, que se hará cargo de la Embajada en Perú.

Para que se produzcan los nombramientos se esperará, como es habitual, a contar con el plácet de los distintos países de destino, por lo que irán siendo aprobados por el Consejo de Ministros a lo largo del año. Los primeros de la lista, no obstante, ya se han producido. Se trata de Ramón Santos, nombrado embajador en Panamá, un puesto que estaba vacante tras haber sido nombrado su titular, Jesús Silva, presidente de Ineco; y de Luis Prados, actual jefe de Gabinete del director del Instituto Cervantes, que ha sido nombrado embajador en Costa de Marfil, vacante desde julio por el cese de Fernando Morán.

También ha sido nombrada representante permanente ante la OSCE, Victoria González Román, pero este puesto no estaba en la lista de Embajadas vacantes, sino que quedo libre al ser elegido Jorge Domecq director ejecutivo de la Agencia Europea de Defensa. Previsiblemente en agosto, fecha en que se jubila el embajador en Lisboa, Eduardo Junco, será nombrado su sustituto Ricardo Díez-Hotchleiner, que fue secretario general en la Casa del Rey y embajador en República Dominica y Viena, y que, en la actualidad era jefe de la Delegación Permanente de España ante la OCDE.

Las informaciones recabadas por ABC apuntan a que Manuel Cacho, ex embajador en Nigeria, Siria y Cuba, iría ahora de embajador a Australia; Fernando de la Serna, a Nueva Zelanda; y Carlos Morales, a Pakistán. Por su parte, Juan de Arístegui, actual jefe de Gabinete del secretario de Estado de la UE, sería el nuevo representante permanente adjunto ante la UE en Bruselas.

Once de la Embajadas vacantes se encuentran en África Sushariana y al parecer, algunos de sus futuros titulares serían: Alberto Virella, actual director de Cooperación para África, Asia y Europa Oriental, para Senegal; Borja Montesino, para Etiopía; Juan Armando Andrada-Vanderwilde, para Guinea Bissau; y Juan José Rubio de Urquía, que fue embajador en Afganistán, para Sudán.

El actual director de Casa Árabe, Eduardo López Busquets, será previsiblemente el nuevo embajador en Irán y Alfonso Portabales, ex embajador en Nigeria y ex cónsul general en Jerusalén, irá a Guatemala.

Para otras dos embajadas en Europa, los rumores han apuntado a Bosco Jiménez Soriano, para Bosnia; a Miguel Fuertes para Serbia y a José Luis de la Peña, para Eslovenia.

Jubilaciones

Junto a esta lista de 26 embajadas, al ministro baraja en estos momentos qué hacer con los casos de cuatro de los actuales embajadores, que cumplirán 70 años, edad de la jubilación de los diplomáticos, sólo unos meses antes del final de la Legislatura. Se trata de José de Carvajal, embajador en Rabat (que los cumple en junio); Javier Elorza, embajador en Roma (en octubre); José Ignacio Carbajal, embajador en Moscú (a finales de noviembre); y Antonio López Martínez, embajador en Oslo (en la segunda mitad de diciembre). Por las fechas, la duda se plantearía fundamentalmente en los casos de José de Carvajal y Javier Elorza, ya que José Ignacio Carbajal y Antonio López se jubilarán prácticamente coincidiendo con los comicios generales.

El Gobierno puede optar por mantenerlos en el cargo, para lo cual, tras su cese, tendrían que ser designados de nuevo embajadores en el mismo puesto, como sucedió hace años con Carlos Westendorp cuando era embajador en Estados Unidos. Pero puede también decidir su relevo, lo cual no gustaría mucho a algunos sectores de la oposición porque consideran que nombrar embajadores en puestos muy importantes, como Rabat o Roma a escasas fechas de unas elecciones, sería hipotecar al Gobierno que saliera de las urnas, especialmente si es de signo distinto al actual.

La misma crítica fue planteada por el PP en la oposición cuando el Gobierno anterior hizo cambios en embajadas de primer nivel poco antes de dejar el poder. Algunos de los nombrados permanecieron poco tiempo en sus puestos, ya que fueron cambiados tras llegar Mariano Rajoy a La Moncloa, pero la mayoría se mantuvieron al menos tres años.

La polémica pone de relieve la creciente politización que ha sufrido la Carrera Diplomática, algo que denuncian muchos de sus miembros, que consideran que los nombramientos deben hacer cuando corresponda y que los embajadores han de representar los intereses de España, con independencia del color del partido que gobierne. De todos modos, se entiende que, en algunos pocos puestos que son claves para la política exterior (Rabat, París, Londres, Washington, UE, ONU, etc), el Gobierno de turno no esté dispuesto a renunciar a contar con personas a las que considere más cercanas a sus planteamientos.

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