Yolanda Carracedo y Raquel González, dos caras de una realidad
Yolanda Carracedo y Raquel González, dos caras de una realidad - ISABEL PERMUY
ESPAÑA EN FEMENINO

Dos caras de una realidad

Una lucha por compaginar su profesión y su familia, la otra dejó su trabajo para seguir a su marido y crear una familia

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Yolanda Carracedo: Esta abogada vivía en Barcelona. En un principio su empresa le planteó la posibilidad de seguir, pero tras unos EREs y «algunos líos no sabía si iba a poder quedarme». Después de luchar por conseguir la jornada continua tuvo que aceptar la reducción de horas, con la consiguiente «bajada de sueldo... y con un niño, hipoteca, guardería...» explica, «es muy complicado». Cuando su hijo cumplió 2 años, vio como perdía el cargo que había adquirido antes del embarazo, aunque le aseguraron que «no tenía nada que ver con mi maternidad y con mi reducción de jornada» aunque a los 2 meses el puesto fue cubierto «casualmente por un hombre».

Raquel González: Cuando a su marido le ofrecieron irse a Colombia se le vino el mundo encima, de hecho, recuerda, «yo me fui a Bogotá el 28 de septiembre de 2012 y dejé de trabajar el 21 de septiembre».

Aunque creía que no podía estar sin trabajar y lo echa de menos, se ha dado cuenta de que «hay más cosas» y le ha servido para tomarse «las cosas de otra manera porque, en mi trabajo, me involucraba tanto tanto que hasta me lo llevaba a casa y no descansaba y ahora me doy cuenta de que no hay que tomárselo así, que tienes disfrutar de tu familia y no volcar en ellos las frustraciones».

Ambas se reunieron con ABC e intercambiaron preocupaciones, impresiones y consejos...

«Hubo muchas peleas y lágrimas»

Yolanda: ¿Por qué decidiste dejarlo todo?

Raquel: Yo estaba trabajando en un despacho de abogados. La verdad es que estaba muy contenta, profesionalmente me gustaba lo que estaba haciendo, las materias que estaba tocando y con el ambiente que había. A mi marido, que trabaja en una empresa constructora, le ofrecieron la posibilidad de irse a Colombia y valorándolo todo, los pros y los contras, decidimos que era la mejor opción porque aqu,í en su trabajo, las cosas estaban más complicadas. Ha sido una de las decisiones más difíciles de mi vida.

Raquel: ¿La maternidad cambió tu situación laboral?

Yolanda: Muchísimo. Muchísimo. Intenté que me hicieran una jornada continua, tuve muchas «peleas» con el que era mi jefe, muchas lágrimas y, al final, después de mucha discusión y pasarlo muy mal, hablando con mi pareja, dije «mira, cógete la reducción y ya veremos cómo nos arreglamos», porque la reducción de jornada significa reducción de sueldo... y con un niño, hipoteca, guardería... Ha supuesto mucho.

Yolanda: ¿Y tú no echas de menos tu trabajo?

Raquel: Sí. Echo de menos cuando llegaba algún cliente y te planteaba el caso, involucrarme en los casos, buscar distintas soluciones, hacerlo siempre lo mejor posible para defender al cliente y que éste se fuera satisfecho. Y quedarte tú también satisfecha por el trabajo que has hecho... Sí, a veces echo de menos hacer algo más que estar con los niños en casa aunque, de vez en cuando, allí leo las normativas para actualizarme.

Raquel: ¿Y a ti no te tienta, algunas veces, dejarlo todo y dedicarte a tu hijos?

Yolanda: Tentaciones no, pero sí hay momentos en los que te sientes un poco culpable de que los niños estén más tiempo en el colegio que contigo. Mis hijos se quedan a comer en el colegio y el mayor, que tiene 5 años, siempre me dice «mamá, es que no soy de los casa» y eso me duele mucho pero ¿tanto como para dejarlo? No... Aunque sí me gustaría que todo fuese un poco más fácil y hubiese mejores políticas de conciliación a nivel general para que pudiésemos estar con ellos más tiempo y poder seguir trabajando.

«Fue la decisión más difícil»

Yolanda: ¿Y tú no te planteas volver?

Raquel: Sí. Yo sé que mi situación actual es por una decisión que tomé pero es algo temporal. En el momento que vuelva de Colombia, aunque me tendré que reciclar un poco y ponerme a buscar, es para ponerme a trabajar otra vez aun sabiendo que disfruto muchísimo de mis hijos y creo que es lo mejor que me ha dado el hecho de irme. Cuando venga intentaré buscar algo que me permita conciliar porque no quiero perder mucho tiempo de estar con mis hijos pero sí quiero trabajar.

Raquel: ¿Y tú cómo lo encajas todo?

Yolanda: ¡Corriendo! Básicamente voy corriendo a todos lados y con la ayuda de mi pareja, mucho... Entre semana es más complicado porque él es comercial y viaja mucho y pasa mucho tiempo fuera de casa pero con la reducción de jornada me permite ir a recogerles al colegio, llevar al mayor al fútbol. Los fines de semana hacemos muchas cosas juntos con los niños. El tiempo de ocio o tiempo libre para cada uno nos lo repartimos, unas veces le toca a uno y otras otro. Cuando se ponen malitos toca recurrir a mi madre, que no trabaja y, aunque vive en Alicante, le pego un telefonazo «mamá, por favor»... Y si no pues te pides un día de vacaciones. Es muy difícil pero, al final, se sale.

Yolanda: ¿Qué te dijo tu familia cuando les dijiste que dejabas tu trabajo? ¿Intentaron hacerte cambiar de opinión?

Raquel: No, porque al planteárselo a mi familia les pusimos todo encima de la mesa y vieron que las condiciones que ofrecían a mi marido nos compensaban más que si nos quedábamos aquí los dos trabajando, cuando ni siquiera sabíamos si mi marido podría seguir en su trabajo por la crisis que atacó a su sector. Me animaron a irme, muy a su pesar porque nos íbamos muy lejos. Ahora cuando venimos a España, en verano, en Navidades o ahora que he venido a dar a luz a mi segundo bebé, se han involucrado con los niños al 100%, están muy pendientes de nosotros, nos ayudan en cosas en las que allí no tengo a nadie que me ayude y eso me da más tiempo para disfrutar de mi pareja, ir al cine o cosas así porque allí, al final, estamos solos y estamos con los niños y nos puedes hacer casi vida de pareja. Es una situación muy complicada para todos, las despedidas son horribles y, en vez de ir cada vez a mejor, cada vez son peores y, desde que tuve a los niños, a mí se me parte el alma por mis padres, mis padres, los tíos... lo pasan muy mal y más ahora que el mayor tiene dos años, hace sus monerías, interactúa mucho más... Y él también nota la distancia como ahora, que se ha ido su padre después los 15 días del permiso de paternidad. Él lo va notando... Se hace duro pero se asimila, los asumes porque siempre piensas que es algo temporal y que tendrá un final.

Raquel: Cuando decidiste compaginar el cuidado de tus hijos con tu profesión ¿encontraste apoyo en la familia para compaginarlo todo?

Yolanda: Mi pareja sí, desde siempre apoyó mi decisión de que siguiera trabajando. Además, el primer año, con el mayor, mis suegros estuvieron en casa cuidándole un año y medio, hasta que empezó a ir a la guardería, porque mi suegro ya estaba jubilado y mi suegra no trabaj. El primer verano, mi hermana, que no trabajaba, se vino y estuvo con el niño. Con el pequeño las cosas han sido diferentes porque con cuatro meses ya empezó a ir a la guardería... ¡¡jajajaja!! Y eso lo verás, que entre el primero y el segundo haces cosas que no te preocupan tanto, y vimos que no le pasaba nada por ir a la guardería con cuatro meses. Pero sí, hemos tenido mucha ayuda y mucho apoyo porque sino habría sido muy complicado, más de lo que lo fue.

Yolanda: ¿Hay algo que habría hecho que hubieras tomado otra decisión, incluso trabajar allí en Colombia?

Raquel: Cuando llegué allí me planteé trabajar pero no sabía qué tipo de horario iba a tener y los salarios son muy bajos, además de que tenía que estudiarme la legislación colombiana. Me planteé ir al Consulado porque iba a salir una plaza pero al final no salió. Hablando con mi marido y, como los dos queríamos tener hijos, vimos que era el momento idóneo y decidimos que no trabajaría para tener hijos.

Raquel: ¿Tú habrías cambiado de opinión por algún motivo y te hubieras quedado en casa sin trabajar?

Yolanda: No creo, aunque haya momentos en los que me dé el sentimiento de culpabilidad o que vaya corriendo de un sitio a otro o cuando el pediatra te dice que «claro, yendo a guardería cómo no se va a poner malo» que pienso que soy la peor madre del mundo por querer seguir trabajando pero una parte de mí es eso, es lo que he estudiado, es lo que me gusta hacer. No creo que hubiera habido nada que me hubiera llevado a dejarlo porque siento que me faltaría algo.

Raquel: ¿Y qué me recomiendas para cuando decida volver a trabajar?

Yolanda: La cosa está complicada. Nosotros vivíamos en Barcelona y nos vivimos a Madrid y, aunque en un principio mi empresa sí que me planteó la posibilidad de seguir dentro, pero tras unos EREs y algunos líos no estaba muy claro si iba a poder quedarme. Entonces me puse a hacer entrevistas y está complicado, especialmente cuando dices que tiene que ser jornada reducida o jornada continua. Te recomiendo paciencia. Estamos demostrando que se puede sacar el trabajo, porque se puede, y bien, en seis horas o en una jornada continua. Quedarte hasta las 7 o las 8 de la tarde muchas veces no aporta nada porque yo veo a compañeros que pasan mucho rato buscando vuelos o cosas así, cosas que yo no hago porque yo me dedico a sacar mi trabajo en mi jornada. Es necesario tener mucha paciencia, especialmente si quieres conciliar aunque igual tienes suerte y encuentras una empresa maravillosa, que las hay. Y no te sientas culpable porque los niños están muy bien en el colegio, aprenden mucho, aprenden a comer y se hacer súper independientes.

Yolanda: Si me viera obligada a dejar mi trabajo ¿qué es lo más importante que debo tener en cuenta?

Raquel: A mí, cuando se me planteó la situación se me vino el mundo encima. De hecho yo me fui a Bogotá el 28 de septiembre de 2012 y dejé de trabajar el 21 de septiembre. Yo creía que no podía estar sin trabajar pero cuando te ves es esa situación tienes que cambiar el chip y plantearte que hay algo más además del trabajo. Lo echas de menos, sí pero tienes que darte cuenta de que hay más cosas que puedes hacer. A mí me ha servido, antes de tener a los niños, para descansar y para tomarte las cosas de otra manera. Yo, en mi trabajo, me involucraba tanto tanto que hasta me lo llevaba a casa y no descansaba y ahora me doy cuenta de que no hay que tomárselo así, que tienes que llegar a casa y disfrutar de tu familia, aprender a no volcar en ellos las frustraciones creadas por el trabajo, etc... Y hay que aprovecharlo para estudiar, yo por ejemplo estoy estudiando inglés, me compré el temario de unas oposiciones aunque no vaya a presentarme pero me sirve para estar actualizada porque todo se olvida a un ritmo insospechado, para conocer otras culturas, para disfrutar de los niños.

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