Radiografía de la mujer española

Aunque lejos de conseguir las metas deseadas, el papel femenino en la sociedad ha empezado a cambiar

MADRID Actualizado: Guardar
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La mujer ha experimentado grandes cambios en sus roles a lo largo de los últimos años. Muchos han sido los avances, y el camino recorrido por la mujer, que la han llevado mucho más lejos de lo que nuestras abuelas hubieran imaginado, aunque estamos todavía muy lejos de conseguir las metas deseadas, por ejemplo en el plano laboral, donde todavía queda mucho por recorrer.

La mujer aún debe demostrar que es buena madre, ama de casa, cónyuge, trabajadora y que sigue siendo mujer

Con el avance de la mujer en el área laboral una nueva problemática se ha hecho hueco en la sociedad: la conciliación. Las mujeres que se quedan en casa cuidando de la familia son cada vez menos, sin embargo, la familia sigue requiriendo su atención y compaginar ambas esferas de su vida se ha convertido en un quebradero de cabeza que conlleva un gran desgaste emocional y físico asociado al sentimiento de culpa por no poder estar con sus hijos, algo no tan común en los padres.

Las soluciones para potenciar la igualdad en el ámbito empresarial pasan por compaginar flexibilidad horaria con teletrabajo, transparencia en la selección de puestos directivos -mismas oportunidades, misma retribución, mismas exigencias- y trabajo por objetivos. Todavía hoy, el cuidado de menores y mayores dependientes recae en mayor medida sobre la figura de la mujer. La corresponsabilidad sigue siendo una asignatura pendiente.

Si se pone el foco sobre la maternidad, se observa que puede actuar como un estereotipo que condiciona las posibilidades de ascenso de las mujeres que, a menudo, son vistas como profesionales que pueden disminuir su dedicación o rendimiento a favor del cuidado de sus hijos. Esta maternidad coincide muchas veces con los años críticos en el progreso a la dirección y es ahí cuando se ve obligada a priorizar su carrera o presionada por otros prejuicios que convierten a una madre joven en una mujer poco moderna y por los cuales tener hijos no se considera una experiencia vital importante, sino que debe reservarse para cuando todo lo demás está hecho. La paternidad, sin embargo, sale favorecida desde esta óptica porque se percibe a los padres como profesionales enfocados a «mantener a la familia».

Adentrándonos en el siglo XXI, con una presencia mayoritaria en las universidades e indiscutible valía en el ámbito profesional, la mujer aún se enfrenta cada día a la obligación social de demostrar que es buena madre, ama de casa y administradora del hogar, amante, conyúge que se ocupa de forma cariñosa de su pareja, trabajadora y que, además, sabe ser mujer, porque la sociedad le «exige» que se vea bien, por muy frívolo que esto pueda parecer.

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