Paul Ryan, candidato republicano a la vicepresidencia. / Paul J. Richards (Afp)
Joven, carismático y enérgico, Paul Ryan es admirado tanto por el heterogéneo movimiento conservador del Tea Party como por el 'establishment' republicano. Curtido en Washington, se ha declarado defensor de la contrarreforma del sistema sanitario y de reducir el déficit, pero sin tocar la partida de Defensa, y uno de los más fervientes críticos contra la política económica de Barack Obama.
Oriundo de Janesville, Wisconsin, Ryan se graduó en Ciencias Políticas y Economía por la Universidad de Miami en Ohio, en 1992, y se trasladó, posteriormente, a Washington donde fue analista del 'think tank' económico 'Empower América', dirigido por el republicano Jack Kemp. Con él tuvo su primer contacto con la campaña presidencial: preparó a Kemp su discurso de candidato a la Vicepresidencia en la convención republicana de 1996. Dos años después y con tan solo 28 años, Ryan fue elegido congresista por su Wisconsin natal convirtiéndose en el segundo político más joven en la colina del Capitolio.
Católico practicante, casado y padre de tres hijos, Ryan, que pertenece al pequeño porcentaje de multimillonarios de su país, reconoce la influencia de su educación religiosa sobre su política, y destaca la importancia del papel de la comunidad y la familia para superar la pobreza. Un planteamiento que mereció una dura respuesta en una carta abierta de expertos de la universidad católica de Georgetown donde le acusan de "malinterpretar" la doctrina religiosa e instan al Gobierno a "no abandonar a los más vulnerables". En el Congreso, Ryan ha votado contra el derecho de los homosexuales al matrimonio y la adopción, así como contra las normativas para suavizar la legislación sobre el aborto. Defiende la posesión de armas y las restricciones a la inmigración -votó a favor de la construcción del muro en la frontera entre Estados Unidos y México-.
Desde 2007 preside el comité del Congreso para el presupuesto federal, y ha sido muy activo en la exigencia de recorte del gasto público y en la defensa de un Gobierno de menor tamaño, menos impuestos y menor gasto. Como alternativa a los presupuestos de la administración Obama en 2011 y 2012, Ryan elaboró la conocida 'Hoja de ruta para el futuro de América'. Una propuesta drástica para eliminar el déficit federal, reformar el sistema de impuestos y proteger los derechos de las futuras generaciones. Este plan fue apoyado por la mayoría republicana en el Congreso y entre sus propuestas destacan: recortar pensiones, ayuda alimentaria e importantes cambios en la sanidad con el objetivo de reducir el gasto público de 212 mil millones de euros esta década. La creciente preocupación en torno al déficit y la llegada en 2010 de 87 novatos republicanos que eran leales a las ideas de Ryan lo convirtieron en el líder intelectual del partido mayoritario en la Cámara Baja.
Paul Ryan también tiene una función importante de cara al público: reforzar la falta de carisma que se le atribuye a Romney. Aunque todavía no es un político muy conocido entre los estadounidenses; el congresista ha aparecido en listas de los "más atractivos de Washington", ha sabido ganarse la simpatía de los seguidores republicanos y es un adicto al deporte. A priori este joven guapo, atlético y rico solo tiene un punto débil: su escasa experiencia en política exterior.
