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Vídeo: Otegui se dirige a quienes soñaban «con el definitivo entierro de la izquierda independentista» - ABC

Resultados elecciones vascasEH Bildu baja el tono para empezar a disputar la hegemonía del PNV

Desde que Otegui fue inhabilitado, evitaron la dureza para acercarse a sectores más moderados y, así, intentar ser una alternativa de gobierno en el futuro. De momento, segunda fuerza perdiendo parlamentarios

Madrid Actualizado: Guardar
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La voz discordante de la «tranquila» campaña de EH Bildu se produjo antes de que ésta comenzara y tuvo nombre y apellido. Arnaldo Otegui, tras salir de la cárcel, advirtió de que se iba a presentar como candidato a lendakari, una decisión que agradó entre sus filas pero que tenía un poderoso enemigo. La ley y los designios del Tribunal Constitucional habían resuelto, aún cuando nadie pensaba en los comicios vascos, que el antiguo líder de ETA no podía aspirar a la Lendakariza. Y así fue.

Entonces la formación independentista replegó velas. Igual que en su día la pistola dejó de ser útil, ahora tampoco servía el grito y el escándalo. Otegui dio un paso atrás, aunque no a la hora de protagonizar mítines, y Bildu buscó el modo de confirmarse, de cara al futuro, como un actor relevante del panorama político vasco.

«Han hecho un esfuerzo de imagen tremendo», destaca el politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, Jesús Gutiérrez Villalta.

Con Otegui inhabilitado, llegó el turno de los carteles limpios, claros y de estética nada agresiva. Detrás, como subraya el propio Gutiérrez Villalta, había un objetivo: no parecer una opción áspera. «La estrategia comunicativa les quiere quitar ese rasgo de dureza y eso se ha notado hasta en los logos en los de mítines», destaca el experto en comunicación política, que ahonda un poco más en el tema: «Su imagen es moderna, siempre que hacen una comparecencia pública están sonrientes; la puesta en escena también es buena y el tono es suave, no hay dureza en declaraciones».

Triunvirato imposible

Mientras Maddalen Iriarte, la candidata, continuaba con su campaña, las encuestas se sucedían y cada vez se apretaba más el margen entre Bildu y Elkarrekin Podemos, Otegui volvió a dar un titular. El patrón en la sombra del partido ofreció un pacto a tres bandas entre PNV, Elkarrekin Podemos y Bildu para reforzar el camino a la independencia. Pablo Iglesias, haciendo gala por enésima vez de la indefinición propia de su conjunto cuando toca hablar de temas territoriales, echó balones fuera y declinó, una opción que también escogió, como era previsible, el PNV.

Bildu se quedaba solo y veía alejarse cualquier opción remota de entrar en un Gobierno que raramente habrían permitido PSOE y PP, fuerzas minoritarias en el País Vasco, pero decisivas para configurar el Ejecutivo que, a partir de ahora, tendrá que negociar Urkullu si no quiere gobernar en minoría.

Quieren quedarse

«En esta campaña Bildu ha hecho algo nuevo, mezclarse con la alta sociedad política y empresarial», destaca Rubén Tamboleo, politólogo e investigador de la Universidad Complutense de Madrid. Este hecho, unido a la dulcificación de sus formas y la suavidad de la fachada de su campaña, refuerzan la tesis de Gutiérrez Villalta, quieren quedarse en el tablero político vasco.

Los ciudadanos del País Vasco, de momento, les han otorgado el segundo puesto en las urnas, aunque han perdido cuatro parlamentarios con respecto a 2012 quedándose en 17 representantes en la Cámara vasca. Por ello, y pese a la pérdida de parlamentarios, para Gutiérrez Villalta, su campaña ha demostrado que la izquierda abertzale, cristalizada en Bildu, «ha iniciado un camino para consolidarse como un actor para siempre en el País Vasco» por lo que, como añade Tamboleo, tendrán que continuar con su objetivo, «rebatir la hegemonía del PNV».

Pero, quizá por eso de no perder su identidad, Otegui ha vuelto a ser ese «verso libre» de Bildu al pronunciar una soflama con tintes de revancha en tono eufórico. Se ha acordado de quienes le querían lejos de la política y ha avisado de que los resultados de hoy «son el techo, por debajo» de su formación.

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