Donald Trump gana sin oposición y ataca con dureza a Clinton

«Convirtió el Departamento de Estado en un 'hedge fund' privado», dijo el multimillonario de su contrincante en noviembre

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Mientras que en el bando demócrata, las primarias de ayer en una cita clave en la carrera electoral, para Donald Trump fue como tirar un penalti sin portero. El multimillonario tiene asegurada la nominación desde hace varias semanas y es el único aspirante en liza, por lo que ayer consiguió una victoria contundente en California —el estado con más población de EE.UU.— y en los otros cuatro estados en disputa: Nueva Jersey, Nuevo México, Dakota del Sur y Montana.

El paseo triunfal de ayer fue sobre todo una plataforma para redoblar los ataques contra Hillary Clinton, que será su contrincante en la elección general de noviembre.

«No podemos resolver nuestros problemas dando la confianza a los políticos que los han creado», dijo en referencia al largo historial de Clinton y de su marido, el expresidente Bill Clinton, en Washington.

«Los Clinton han convertido la política del enriquecimiento personal en una forma de arte», acusó Trump, que también dijo que la candidata demócrata convirtió «el Departamento de Estado en un 'hedge fund' privado» ( Clinton estuvo cuatro años al frente de la diplomacia estadounidense, durante el primer mandato de Barack Obama).

Después, amenazó con echar más leña al fuego en un discurso preparado para el próximo lunes que aseguró que destapará «todo lo que han hecho los Clinton».

Como es habitual en sus declaraciones de esta etapa de las primarias, intentó atacar donde más le duele a Clinton: en la parte del electorado demócrata que no confía en ella y que le va a costar recuperar. Se congració con Bernie Sanders, el otro candidato demócrata, al calificar al sistema electoral de «amañado» y aseguró que coincidiría más con el aspirante socialista que con Clinton sobre «los horrorosos acuerdos de comercio».

«Os recibimos con los brazos abiertos», dijo a los seguidores de Sanders desde su propio club de golf en Westchester, un suburbio adinerado al Norte de Nueva York.

Pero, antes de robar apoyos en territorio demócrata, deberá conseguir cerrar filas en su propio partido. Ayer volvió a quedar claro que será una empresa difícil: Paul Ryan, el republicano de mayor rango en su posición de presidente de la Cámara de Representantes, aseguró que las críticas de Trump al juez Gonzalo Curiel — el multimillonario dijo que su origen mexicano «le incapacitaba para ser imparcial»— eran «racistas». Trump reaccionó con un comunicado en el que no se desdecía de sus comentarios y alegaba que habían sido «malinterpretados».

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