Hillary Clinton y Donald Trump están subiendo el tono de sus discursos
Hillary Clinton y Donald Trump están subiendo el tono de sus discursos

Clinton y Trump desatan la guerra presidencial en California

La demócrata se mofa de la «ignorancia» del rival y el magnate replica que «ella debería ir a la cárcel»

ENVIADO ESPECIAL A SAN JOSÉ (CALIFORNIA) Actualizado: Guardar
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Ha estallado la guerra. Hillary Clinton y Donald Trump han abierto de hecho la que está llamada a ser una de las campañas presidenciales más duras que se recuerdan. De una punta a otra de la española «ruta de las misiones», la que tejieron nuestros antepasados en la Costa Oeste, el primero de junio trajo el arranque no oficial del cuerpo a cuerpo entre dos viejos conocidos que estrenan enemistad. Del sureño San Diego llegó la andanada de la segura candidata demócrata, mitad mofa y mitad aviso a navegantes, sobre la «peligrosa incoherencia» y la «ignorancia» del millonario en política exterior. En el norteño San José, Trump, a quien le hace falta poca incitación para lanzarse a degüello del adversario, elevó el listón verbal ante cientos de fieles a cuenta del escándalo de los e-mails: «¡Ella tendría que ir a la cárcel!».

California votará el martes para cerrar las primarias demócrata y republicana, pero la refriega apunta a la elección presidencial de noviembre. Y hay que prepararse para lo peor.

«Trump no tiene ideas. Sólo dislates extravagantes, litigios personales y mentiras absolutas»
Hillary Clinton

La ex secretaria de Estado cuidó el contenido y la forma al desembarcar en el «estado de oro». Discurso sobre seguridad nacional de una veterana aspirante a comandante en jefe. Incuestionable experiencia frente al advenedizo Trump. Solvencia versus incompetencia como objetivo. Con banderas oficiales al fondo para dar solemnidad, la intervención de Clinton fue más de carencias ajenas que de programa propio. El intento de desprestigio evolucionó desde el «temperamento no apto» para liderar el país a un ataque a la reputación de quien le disputará la presidencia de Estados Unidos: «Dislates extravagantes, litigios personales y mentiras absolutas».

Lucimiento y descrédito

El intento de lección de Clinton presentó a quien «no debería tener a mano el botón nuclear», pero también a un «peligro» para la democracia, con alusiones a su «simpatía por los tiranos» (sin citar a la Rusia de Putin ni a la China de Xi Jinping). El tiempo dirá si es efectiva la estrategia de exhibición personal y descrédito ajeno, con California como campo de pruebas, en una campaña alejada de la política clásica. La aspirante a primera presidenta del país también tendrá que pegarse al terreno.

«Es una desgracia para este país que a Hillary Clinton le dejen participar en la campaña. Es una mentirosa»
Donald Trump

El showman tardó pocas horas en replicar. Segundos después de comparecer ante 1.500 fieles, en una gran carpa en el centro de San José, Trump respondió con su munición: «Muy mala intervención de la retorcida Hillary Clinton. Muy pobre, todo leído con telepromter. ¡No parece nada presidencial!». Ante la aclamación general, el millonario empezaba a calentarse para lo que vendría a continuación: «Es patética. Una desgracia para este país que le dejen participar en la campaña».

Entre promesas de acabar con el paro y una defensa de la segunda enmienda, la que permite portar armas de fuego, el magnate desgranó su desordenado discurso para endosar culpas a Hillary y al expresidente Bill: «la desastrosa guerra de Irak que ella apoyó», «el NAFTA firmado por Bill, el peor acuerdo comercial de la historia de este país», «el lamentable acuerdo con Irán, que inició ella»… Todo para concluir que «será fácil ganarle».

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