Partidarios de Clinton y Trump REUTERS

Clinton y Trump preparan una de las campañas más duras

El magnate «no cambiará su estilo» en las presidenciales y la demócrata «solo espera insultos»

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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El proceso de primarias aún no ha terminado, pero los dos grandes favoritos, Hillary Clinton y Donald Trump, cada vez más cerca de la victoria, se preparan para la elección presidencial de noviembre, con la convicción de afrontar una de las campañas más duras y sucias que se recuerdan. Desde hace semanas, cada noche electoral de primarias se ha convertido en un cruce de críticas y reproches entre la exsecretaria de Estado y el magnate, un mínimo anticipo de lo que puede llegar a partir de su previsible nominación en las convenciones de julio. El equipo de Trump ya tiene decidido, sencillamente porque lo tiene decidido su jefe, que «Trump va a seguir siendo Trump; no habrá cambio de estilo», asegura el responsable de la campaña, Corey Lewandowski.

Tampoco en el entorno de Clinton se prevén sorpresas. Muy conocedores de la forma de actuar del millonario, saben a quién se van a encontrar. A alguien imprevisible en el momento y la oportunidad para zaherir a su rival, pero muy previsible en su formas: «No esperamos cambios, sino más insultos y acoso, pero eso no va a hacer descarrilar a Hillary».

Serán los candidatos a presidente con menor popularidad de la historia reciente, según las encuestas

Ambos parten de una realidad demoledora. Serán los candidatos a presidente con menor popularidad de la historia reciente, según las encuestas. Trump recibe el rechazo de dos tercios de los norteamericanos. Sólo en las propias filas republicanas, casi la mitad se manifiesta contrario al que será probablemente su candidato. A Clinton no le acepta el 55% de los votantes del país. Aunque menor, su impopularidad también supera a todos sus predecesores demócratas desde los años 80.

La procedencia política de los finalistas es la gran diferencia. Trump ha fortalecido su campaña como antipolítico, en un año en el que ser antiestablishment otorga un plus. Tanto que está a punto de derrotar a la docena de aspirantes republicanos identificados con la política clásica. La misma que representa Hillary Clinton. Pese a ello, el equipo de la que aspira a ser la primera presidenta de Estados Unidos sigue viendo muchas debilidades en la candidatura del magnate, enfrentado a las minorías, en especial a los hispanos, y a una gran mayoría de las mujeres. Una baza que ya está jugando Clinton y que ya ha generado la primera gran andanada del millonario. Tras sus últimas victorias en los estados del este, Trump despreció a la exsecretaria de Estado asegurando que «si no fuera mujer, no tendría ni el 5% de los votos». El ataque ha provocado todo un movimiento de repulsa en las redes sociales en apoyo de la candidata demócrata como «woman card» (la baza de ser mujer).

Campaña en positivo

Frente al terreno de la negatividad que tanto abona el magnate, con una especial habilidad para enfangarse en el cuerpo a cuerpo, que ya dejó en la cuneta a candidatos aparentemente con opciones como Marco Rubio, Clinton va a actuar en positivo. Ya lo ha hecho en la polémica de la inmigración y el desafío del showman a México: «Unos quieren levantar muros; otras queremos construir puentes». El llamamiento a la unidad del país va a ser una constante en Clinton, quien se va a presentar en la campaña como «una líder para ayudar a las familias en salir adelante en su día a día, ante las dificultades económicas», según avanza Robby Mook, manager de la campaña de la candidata demócrata.

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