«La Unión Europea debe reforzar sus pilares financieros y ampliar la Eurozona»

Entrevista con Werner Hoyer, presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI)

Werner Hoyer REUTERS
Javier Tahiri

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Al entrar en el despacho de Werner Hoyer (Wuppertal, Alemania, 1951), en el edificio acristalado del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en Luxemburgo, señala un rincón de la habitación. «El plan Juncker se inventó en esta esquina hace tres años. Juncker aún no era presidente de la Comisión Europea y había perdido las elecciones de Luxemburgo, por lo que había dejado de ser primer ministro tras veinte años. Estaba buscando una idea para convencer al PP europeo y a los electores de ser el presidente idóneo de la Comisión Europea», recuerda el alemán. Hoyer está lejos del estereotipo de tecnócrata: es extrovertido y no tiene pelos en la lengua. Cuando se le recuerda que su nombre suena como próximo ministro de Economía de Alemania descarta la idea como «un rumor sin sentido». «Parece que tengo el pasaporte y la afinidad política errónea (Hoyer es liberal) para continuar en el banco, pero acabo de renovar mi mandato. El modelo de negocio del BEI es único», incide. La institución cuenta con un balance de 600.000 millones de euros, mayor que cualquier otro organismo de financiación multilateral como el Banco Mundial, que tiene más de 10.000 empleados frente a los 3.000 del BEI. Eficiencia comunitaria, pese a los prejuicios.

–¿Qué piensa de los resultados del plan Juncker en España?

–Lo novedoso del plan es lo que logra hacer con relativamente poco dinero: solo 16.000 millones de garantía del presupuesto de la Comisión completados con otros 5.000 millones aportados por el BEI para movilizar un volumen de 300.000 millones. Pocos estados miembros de la UE se han beneficiado más que España del plan Juncker. La gran estabilización de la economía española y el reseñable crecimiento que ha logrado amplifican este efecto. Sin ir más lejos, España logró 11.500 millones en financiación en 2016 del BEI.

–¿Cuál es la estrategia del BEI en España?

–Estamos adaptándonos a la nueva situación económica, reajustando las prioridades de inversión. De 2005 a 2011 cofinanciamos parte de los grandes proyectos de infraestructuras del país: desde aeropuertos a trenes. Desde 2012, tras la exitosa reforma del sistema financiero, nos centramos más en la financiación a las pymes, ante el cierre del crédito. Con la vuelta al crecimiento, ahora apoyamos más a proyectos de innovación, medioambientales, de transportes, digitalización e internacionalización de las pymes. Bajo la garantía del plan Juncker, el BEI ha aprobado en España unos 60 proyectos por una financiación de 5.000 millones y con los que esperamos generar 29.000 millones de inversión.

–¿Cree que el BEI adoptará un rol más importante cuando el BCE comience a retirar los estímulos?

–No comento lo que va a ocurrir con la política monetaria, pero creo que la era de tipos de interés negativos o a cero acabará dentro de poco. Confío en la sabiduría del BCE y un buen modelo es lo que ha hecho la Reserva Federal: retirar los estímulos de forma muy lenta y gradual. Si no, será muy difícil para todos estar preparados para subir los tipos de interés. Sin embargo, si ahora ofrecemos préstamos a tipos imbatibles es porque nos financiamos también a bajo coste. Si los tipos de interés suben, tendremos mayor demanda.

–¿Hay posibilidades de ampliar el plan Juncker?

-El plan incorporará algunos pequeños cambios. Pero la idea es desplegarlo hasta el fin del mandato presupuestario, que coincide con la legislatura de Juncker. No obstante, seguirá habiendo necesidades de un instrumento similar. Pese a las mejoras, la crisis aún no está superada. Así que no creo que nos quedemos sin empleo.

–¿Qué piensa de Cataluña?

–No diré una palabra porque respeto mucho lo que España y Cataluña han construido en las últimas décadas.

–Tras las elecciones alemanas, ¿peligran las reformas para acelerar la integración europea?

-No. La coalición más probable es de cuatro partidos, algo difícil, a lo que se suma que hay elecciones regionales en octubre y los partidos van a esperar. Pero habrá Ejecutivo y Europa no tendrá nada que temer. De todas formas, creo que nos centramos demasiado en titulares como el ministro europeo de Economía o un Presupuesto para la Eurozona. Pese a que son conceptos llamativos, sería complicado introducirlos en las constituciones. Por ejemplo, en Alemania es inimaginable que el Bundestag ceda sus competencias en los Presupuestos, ya que su poder es mayor que en Francia. Hay que equilibrar subsidiariedad y solidaridad. Otro equilibrio debe darse entre los estados y la Comisión. Hay dos grandes pilares para reforzar la Eurozona: una, es fortalecer el Mede, que deberá reemplazar al FMI en los rescates tarde o temprano. Es difícil explicarle a un ciudadano de Brasil que está pagando por los rescates en Europa. El otro pilar es el BEI. Cuando voy a América o Asia me hablan maravillas del BEI: la contribución de los estados es de 14.000 millones en seis años y es la base para que hayamos emitido 500.000 millones en bonos. La confianza de los inversores en esta institución se debe preservar.

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