Exploración espacial/La Agencia Europea busca candidatos

De profesión, astronauta

Los candidatos españoles destacan que conquistar el espacio requiere tener un carácter resolutivo, capacidad de trabajo en grupo y madurez profesional

El Ministro de Ciencia, Pedro Duque, comenta a ABC que la parte menos conocida de toda carrera espacial es que un 99% es entrenamiento constante para un 1% de actuación en público

Alexia Columba Jerez

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Mientras el mundo vive una nueva fiebre espacial en la que las empresas y los ingenieros españoles piden protagonismo, la ESA (la Agencia Espacial Europea) vuelve a poner en la órbita de la realidad el sueño de muchos niños o niñas: convertirse en astronautas . Una oportunidad que se presenta raramente, ya que han pasado 13 años desde la última convocatoria. Varios aspirantes españoles están ya en una carrera que pocos están llamados a culminar, pero que es solo la punta del iceberg de una vocación sólida que puede manifestarse en otras muchas actividades relacionadas con ese universo profesional tan amplio que es la exploración espacial.

¿Pero qué se necesita para conquistar el espacio? Más allá de exigencias físicas o académias, el Santo Grial es encajar en todas las expectativas, y eso conlleva preguntarnos qué implica ser astronauta . Para Paola Castaño , socióloga espacial, «son personas que hacen un poco de todo, son competentes y resilientes . Operan como técnicos delegados de un gran número de investigadores, deben ser muy buenos comunicadores por el aspecto público y educativo de lo que hacen».

Además, Castaño resalta que virtudes como la capacidad de liderazgo y la formación multidisciplinar son esenciales. «Tienen que desarrollarse en campos distintos sin tener una especialidad que suponga un interés en una sola cosa. Mostrando, en el proceso, una gran fortaleza, porque la experiencia de ir al espacio es muy adversa tanto para la mente como para el cuerpo, ya que están en un espacio aislado, confinados y con una gran presión de tiempo siguiendo un horario en el que saltan de una temática distinta a otra: dos horas de ejercicio, tomar una muestra de tejido animal, sacarse sangre, arreglar un conducto de ventilación o hablar con un congresista de EE.UU. Todo eso mientras les duele la cabeza todo el tiempo, porque hay un nivel de CO2 alto, con un espacio privado del tamaño de una cabina telefónica. Éstos no son navegantes cósmicos de mucho glamour, sino todo lo contrario soportan condiciones difíciles en un entorno adverso». Pero es ahí donde reside su mérito, conseguir que la condición humana sobreviva en un espacio que no está hecho para ella, y lograr volver para contarlo.

La ESA ha dado de plazo hasta el 18 de junio para presentar las solicitudes. Solo 24 aspirantes serán seleccionados, cuatro como astronautas profesionales y el resto en situación de reserva . Por primera vez, la convocatoria se amplia para los parastronautas , personas con discapacidades físicas interesadas en la exploración.

Sergi Vaquer monitorizando a un astronauta ESA

Sergi Vaquer , médico de la ESA, detalla que el perfil que se busca entre los candidatos a nuevos astronautas está enfocado a las ciencias o la tecnología y con tres años de experiencia laboral. Debe tener una licenciatura y conocimiento del inglés, tiene que estar en buena forma física y no superar los cincuenta años. Una vez seleccionado. el astronauta profesional tendrá un contrato inicial de cuatro años con un salario entre los 5.400 a 8.600 euros al mes.

En el caso de los parastronautas , abarca a discapacitados con piernas de distintas longitud, falta de una pierna a nivel de la rodilla o por debajo o con una altura inferior a los 130 cm. Pero Vaquer aclara que la agencia no garantiza que puedan lanzarlos al espacio, pero sí que usarán los recursos y el tiempo para intentarlo, ya que es un proyecto de viabilidad. Como embajadores de la agencia, los parastronautas demostrarán que lo que hasta ahora era improbable puede ser posible.

El ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, explica las peculiaridades de un traje espacial durante su visita al Parque de las Ciencias de Granada EFE/Miguel Ángel Molina

Pedro Duque, primer astronauta español y ministro, afirma que desde que en 1991 fuera seleccionado para la ESA España ha mejorado mucho en estos treinta años. «El talento quizá sea el mismo, pero hay muchas más oportunidades de desarrollarlo», por ello puntualiza, «la participación de España en los programas espaciales, y en cierta medida la figura del “astronauta compatriota”, ha favorecido vocaciones para la ciencia y la ingenieria».

En lo que a ganas se refiere los candidatos españoles están preparados para el reto. La astrofísica Mariona Badenas , licenciada en Yale e investigadora en el MIT, considera que los intereses se buscan y que las pasiones te escogen. «Recuerdo ver el cielo nocturno de Tarifa con mi padre. En esos momentos me venía a la memoria mi abuela que había querido estudiar física, pero su padre le dijo que estudiara farmacia porque era más propio de chicas. Eso motivó mi interés por el espacio». En este aspecto Duque recuerda que un factor muy importante es creer que se puede llegar a lo más alto, por eso trata de promocionar en el Ministerio los referentes para niñas y niños.

A Badenas la escogieron en 2018 para la misión internacional de la Mars Society que simulaba en el desierto de Utah una misión a Marte . Como cocomandante, junto a otro compañero italiano, el verdadero desafío fue tener a siete personas conviviendo dos semanas en un cilindro de ocho metros de diámetro.

La astrofísica Mariona Badenas Blog Mariona Badenas

La astrofísica detalla: «Nos duchábamos cada 3 o 4 días y la comida deshidratada fue otro desafío porque no te acaba de llenar mucho, y aunque comas sigues teniendo hambre. A eso se une que cuando vas con la vestimenta, los guantes, la radio y tu caja de herramientas tu movilidad está tan restringida que te metes en el papel de los astronautas. Éstos llevan 130 kilos de vestimenta en la Tierra, que no pesa nada en los paseos espaciales, pero los nuestros pesaban 10 kilos».

Considera que la selección de personas con discapacidades es una oportunidad interesante, porque recuerda una conferencia de la astronauta Samantha Cristofforeti que comentó que en el espacio todos tenemos alguna discapacidad, dado que no hemos nacido como especie para explorar el espacio, lo que nos hace una especie espacial es la tecnología.

La consigna que ha seguido a lo largo de su vida se remonta a cuando estaba intentando ir a un programa de verano del MIT con quince años: «Mis padres me dijeron que escribiese preguntando, porque el no ya lo tienes, solo puedes ganar el sí».

La condición humana

Tiene en común con David Vallverdu , ingeniero aeroespacial barcelonés y apasionado del espacio, el que no quería dejar pasar la oportunidad de presentarse a la ESA. «Es una empresa fascinante que te hace consciente de lo pequeño que eres frente a las dimensiones espaciales». Considera a Elon Musk una figura influyente porque ha dado la impresión, general, de que se puede hacer mucho más de lo que se estaba haciendo hasta ahora. Con su doctorado pretende ayudar a solventar el problema de la basura espacial.

David Vallverdu, ingeniero aeroespacial

Su definición de un astronauta es una persona capaz de seguir unas instrucciones de forma precisa y concreta. A la vez que es capaz de colaborar con su equipo en el espacio y en tierra, manteniendo la calma para poder abordar cada escenario de la forma más eficiente posible trabajando con recursos limitados y de la forma más segura.

Pero Vallverdu destaca de los astronautas la presión psicológica consistente en periodos largos de tiempo en los que tienen que trabajar lejos de la familia y de un entorno social habitual. Pese a todo matiza: «Si no me escogen seguiré con mi doctorado y trabajando en Airbus, dado que se puede colaborar de otras maneras, el astronauta es solo uno más del esfuerzo de un equipo de personas que quedan muchas veces en la sombra y que hacen posible la exploración del espacio».

Este ingeniero opina que el punto más interesante de la exploración espacial es cómo puede evolucionar la vida en el espacio, porque una de las cosas que tiene que aceptar todo astronauta cuando hace la solicitud es que será un sujeto de experimentos toda su vida. Por ejemplo, se usa su cuerpo para conocer las consecuencias de estar en el espacio expuesto a la radiación, puesto que eso determinará la posibilidad de poder viajar a la Luna o a Marte en misiones de larga duración.

Sociología espacial

Paola Cataño usando un instrumento que sirve para operar con los botones dentro de la cápsula espacial Soyuz

La sociología espacial es un terreno de estudio nuevo en el que Paola Castaño ha usado las herramientas de la sociología para analizar la Estación Espacial Internacional (ISS) y la ESA, así como la figura de los astronautas de la anterior convocatoria. Castaño matiza que en las películas pasan cosas terribles y son los astronautas, con su ingenio, los que lo solucionan todo, «eso no tiene nada que ver con lo que ocurre en la ISS, incluso si el astronauta tiene que tomar dos aspirinas tienen que haber una reunión para decidir si tomarla o no. Todo es muy dependiente del centro de operaciones de la Tierra».

Destaca que ser astronauta ha dejado de ser, como en las misiones Apollo, un ejemplo de masculinidad heroica de hombres que vuelven y son los grandes aplaudidos. Para ella no hay tal cosa como el astronauta ideal, algunos son muy buenos en algo y van acompañados de otros con los que se complementan.

Matiza que Samantha Cristofforeti es muy humana contando cosas que la gente casi no cuenta, como que la Estación Espacial huele mal, porque eso humaniza la experiencia. Duque de sus exploraciones espaciales recuerda especialmente a John Glenn : «Nos enseñó la humildad de nunca creerse superior, y de subordinarse sus intereses a los del grupo. En particular recuerdo la conversación en la que me convenció de que los ciudadanos de todas las profesiones deben considerar participar en política si tienen la ocasión, siquiera un tiempo, para que no sean siempre los mismos los que mandan».

La falta de soberbia también se da en el caso de Luca Parmitano y Andrew R. Morgan con su reparación del detector de partículas. La socióloga Castaño considera que esto lleva a pensar qué es lo que se valora de un astronauta, «el punto alto de su misión fue trabajar en la reparación de un instrumento que es muy valioso, pero eso no ocupa los titulares de la prensa. Los medios siguen apegados a la retórica de esperar el gran evento ».

En su análisis de la ESA concluye que es una institución muy compleja porque es un proyecto unificado de diversos países donde es muy difícil mover las piezas, sobre todo en el aspecto político. Y si se sabe poco de ella, tal vez, sea porque está funcionando bien, ya que hay cosas de las que no se sabe hasta que se rompen. Opina que la exploración espacial se está planteando como en los términos de la Guerra Fría y a la carrera política se suma una carrera comercial. Las empresas usan los contratos con las agencias espaciales como las plataformas de competencia y eso agrega otro elemento desafortunado a las tensiones políticas.

Fuera de este planeta

Guillermo Rojo Gil tomándose una foto con uno de los astronautas que están a su cargo

Guillermo Rojo Gil es atleta, guía paraolímpico y entrenador de astronautas. Su interés por el atletismo nació en el colegio, prefería inicialmente el fútbol, pero su punto de inflexión fue su sentido de la competitividad frente a otros compañeros de atletismo, y eso lo motivó a continuar, hasta el día de hoy que lleva la derrota como un proceso de aprendizaje.

Su incursión en el mundo paraolímpico se dio en 2018 cuando fue finalista en el campeonato de España a nivel individual en 400 metros. Lo llamó el director técnico de la Federación Española para ser el guía de Gerard Descarrega en el campeonato de Europa de Berlín. Ganaron la medalla de oro con tan solo cinco entrenamientos juntos, y después le ofrecieron ser guía paraolímpico para Tokio 2020.

Su interés por la exploración espacial le viene desde pequeño cuando miraba por la noche el firmamento haciéndose las preguntas de qué hace la tierra tan especial, por qué estamos aquí. Por esta razón, trabajar en Colonia (Alemania) entrenando a los astronautas de la ESA fue, para él, una experiencia espectacular. Posteriormente, empezó a colaborar con la Agencia Espacial Israelí o la universidad de Hawái, compaginando esta labor con el atletismo.

Su reto es trabajar desde el ámbito de la prevención. «Implica que lo que le pase al astronauta en el espacio o en ambientes extremos depende en gran parte de ti», subraya. Su objetivo es garantizar que el riesgo de lesión sea mínimo. En su trato con los astronautas coincide con ellos en la visión global que tienen de la exploración espacial, con un toque muy altruista.

Confiesa que a ellos no les gusta que se les describa como supermujeres y superhombres. Todo es fruto de un entrenamiento duro y permanente. Lo confirma el Ministro de Ciencia: «Años de aprender a manejar aparatos complejos, sus más intrincados procedimientos de uso o reparación, repetir y repetir para alcanzar lo más cercano posible a la perfección, y viajar de un lado a otro para poder hacer eso con piezas fabricadas en diversas partes del mundo. Se me antoja que una bailarina de ballet, por ejemplo, diría lo mismo: 99% preparación para un 1% de actuación en público».

Juanjo Bazán en el European Space Astronomy Centre

Sin embargo, para el astrofísico y matemático Juanjo Bazán todo ese sacrificio merece la pena. Él es colaborador externo del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y trabaja en herramientas de código abierto que abogan por el movimiento de una ciencia abierta . «Ser capaz de ver el planeta Tierra desde fuera, eso en sí mismo ya es recompensa suficiente», afirma.

A la pregunta de cuál será el mayor reto para la exploración espacial Duque dice que la pregunta primordial de la humanidad sigue siendo de ¿de dónde venimos? . «Aún no tenemos evidencia de vida en ningún otro lugar del Universo...sería un descubrimiento clave para ir entendiendo nuestra propia historia. Incluso la evidencia de que no haya vida en ningún lado cerca de la Tierra sería de gran valor».

Otras visiones del espacio

El astronauta de la ESA, Luca Parmitano, trabajando en el espectrómetro magnético Alfa de Caza de Rayos Cósmicos AMS-02 ESA

La astrofísica explora nuevos horizontes, pero para Badenas, volver a la Luna es importante porque es un hito que inspira a la humanidad y la une en un objetivo común. Al tiempo que los desarrollos tecnológicos para las misiones son trasladables a la Tierra a través de distintas empresas de innovación. En ese futuro será importante compaginar ciencia y arte. «Hay muchos astronautas de la antigua escuela, de la época de las misiones del Apollo, que decían que tendrían que mandar a poetas y a filósofos para que explicaran qué quiere decir estar en el vacío del universo con palabras que no solo sean técnicas», defiende.

Este aspecto Pedro Duque también lo defiende, especialmente cuando le preguntan por la mística del espacio o por los sentimientos de trascendencia que se generan allí. De momento, reconoce: «Nos tenemos que conformar con científicos e ingenieros intentando ser un remedo de filósofos o sociólogos, y yo reconozco que no damos la talla».

Por todo ello, una aspirante como Badenas se propone formar parte en 2023 de una tripulación interdisciplinar y multigeneracional de siete mujeres españolas que tendrá el nombre de Hipatia 1. En el fondo la idea es seguir siendo fiel al Tratado del espacio exterior de 1967 para poder ampliar fronteras porque «el espacio no es de nadie, es de todos y hay que tratarlo como tal». Y algunos lo tienen ahora al alcance de la mano.

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