Montoro, en su reciente comparecencia en la comisión del Congreso
Montoro, en su reciente comparecencia en la comisión del Congreso - JOSÉ RAMÓN LADRA

Aragón y Extremadura, el ensayo de Rajoy para domar a las autonomías

Cataluña sigue salvándose de la intervención, de momento, pese a ser la que más déficit genera

ZARAGOZA Actualizado: Guardar
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Tras años de advertencias, esta semana el Ministerio de Hacienda ha intervenido fondos a dos gobiernos autonómicos, los de Aragón y Extremadura. Es una intervención «suave» –el embargo temporal de las transferencias que realiza mensualmente el Estado a las autonomías– pero con evidente carga política. Primero, porque es la primera vez que se aplica esta medida y es uno de los principales correctivos que contempla la Ley de Estabilidad para las comunidades incumplidoras. Segundo, porque es un aviso a navegantes. Tercero, porque políticamente allana el camino para ir interviniendo a otras de más calibre que sigan destacando por sus descuadradas cuentas. Y, cuarto, porque el Gobierno de Rajoy trata así de dar muestras de rigor coactivo frente a las autonomías díscolas mientras Bruselas sigue insistiendo en la necesidad de que España meta en cintura sus números rojos.

¿Por qué se ha intervenido a Aragón y a Extremadura? Técnicamente y con la ley en la mano, por incumplir reiteradamente el plazo máximo en el que las administraciones deben pagar a sus proveedores. Ha sido exclusivamente por este motivo, no porque sus cuentas públicas anden desmadejadas. Si por esto hubiera sido, la medida habría tenido que extenderse a más autonomías, con Cataluña como gran candidata. Pero castigar con el embargo temporal de fondos a dos regiones como Aragón y Extremadura le resulta políticamente más liviano al Gobierno que hacerlo con una Generalitat instalada en la rebeldía independentista.

El océano del déficit regional

En cualquier caso, lo cierto es que tanto Aragón como Extremadura se han destacado por haber empeorado sus cuentas el último año. Han agravado su tasa de déficit público, su deuda galopa en sintonía con lo anterior, han gastado todavía más por encima de sus posibilidades y no han corregido ese descuadre por la vía de los impuestos. Las dos autonomías fueron gobernadas por el PP la pasada legislatura y, desde el verano del año pasado, está al frente de ellas un PSOE con declarada querencia a disparar el gasto público.

Pese a todo, es modesto el impacto que tienen los números rojos de Aragón y Extremadura en el océano del déficit autonómico. Baste un dato: Cataluña volvió a encabezar el año pasado el déficit de las comunidades autónomas y lo incrementó en cifra absoluta respecto al que tuvo en 2014. Cataluña es responsable del 31% de todo el déficit autonómico. Sus números rojos ascendieron el año pasado a 5.532 millones de euros. Los de Aragón, 721; los de Extremadura, 465 millones.

El FLA y las facturas

Eso sí, la Generalitat, auxiliada generosamente durante los últimos años por el Estado con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), ha ido capeando las facturas con cierto margen. El suficiente como para que en enero pagara a sus proveedores en una media de apenas 38 días, frente a los 75,5 de Aragón o los 89,17 de Extremadura. Y como el embargo de fondos decidido por Hacienda ha utilizado como criterio el periodo medio de pago de facturas, Aragón y Extremadura han acabado intervenidas, y no otras. Eso sí, aunque Cataluña sigue zafándose, está advertida. Hacienda ha enviado cartas de aviso a la Generalitat y a los gobiernos regionales de Andalucía, Madrid, Murcia, Castilla y León, Cantabria, Galicia y Asturias. A todas ellas, exclusivamente por lo que tardan en pagar las facturas.

Aragón y Extremadura han sido, en cualquier caso, dos ejemplos de empeoramiento de cuentas públicas en el último año. Y esto también ha contado a la hora de que Hacienda las haya elegido para experimentar sus correctivos.

En 2015, año electoral, los entonces presidentes de Aragón y Extremadura, ambos del PP –Luisa Fernanda Rudi y José Antonio Monago–, optaron por apartarse de la senda de los recortes. Les erosionaron políticamente sin que, a cambio, lograran sanear realmente las arcas de sus comunidades. Y, al final, se inclinaron por incrementar el gasto con las urnas a la vista.

Dos años de excesos

En 2014 y 2015, los gobiernos de Aragón y de Extremadura –entre otros–cuadraron inicialmente los presupuestos con previsiones infladas de ingresos y partidas de gastos infradotadas. Después, consumieron ampliamente por encima de sus posibilidades. En Aragón, a mediados del año pasado, informes técnicos del propio gobierno regional ya alertaban de un desajuste entre ingresos y gastos muy similar a los 721 millones de agujero con que se acabó cerrando el ejercicio de 2015.

El caso de Aragón es ejemplificador: aumentó los gastos de personal en casi 70 millones de euros en solo un año, el gasto corriente en más de 500 millones y las subvenciones en 61 millones. Y eso que ni en 2013 ni en 2014 había cumplido con el techo de déficit.

La sanidad, el mayor sector de gasto público de las autonomías, es infradotada presupuestariamente de forma sistemática. Eso agrava el descuadre, mientras han seguido sin acometerse reformas en acabar con la sangría de los extensos entramados del sector público autonómico. En Aragón, por ejemplo, pese a sus deterioradas arcas públicas, la radiotelevisión autonómica sigue siendo la empresa más subvencionada de la región. Ha consumido en sus diez años de vida más de 530 millones de euros de dinero público. Tras recortes iniciales cuando Rudi llegó al gobierno regional en 2011, le fue incrementando las asignaciones. Este año, con el Ejecutivo del PSOE se mantiene la misma tendencia. Y la radiotelevisión es solo una parte del costoso entramado empresarial público del Gobierno aragonés, que en su conjunto fue sostenido el año pasado con otros 110 millones de euros inyectados a cuenta del erario regional.

El gobierno extremeño, por su parte, elevó en más de un 5% sus gastos de personal en dos años, entre 2013 y 2015: casi 100 millones más. Y el gasto corriente, en el mismo bienio, lo disparó un 23%, en 119 millones de euros.

El PSOE, a por más gasto

La llegada del PSOE a los gobiernos regionales dibujan un panorama aún más complicado para las arcas regionales. Los «barones» socialistas llevan tiempo sacando pecho frente a Montoro. El extremeño Fernández Vara le pide «respeto» y sus compañeros del PSOE aragonés han desplegado toda su artillería dialéctica contra el ministro tras los correctivos que ha impuesto. El socialista Javier Lambán insiste: no está dispuesto a recortar el gasto; apuesta por aumentarlo.

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