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El fondo de rescate europeo tiene ya el 44% de la deuda total de Grecia

Luxemburgo tiene claro que si el nuevo Gobierno de Syriza no sigue adelante con las reformas el rescate se parará y no llegará ni un euro más a Atenas

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A Europa los problemas de Grecia le pillaron sin hoja de ruta y tuvo que crear hasta un mecanismo para rescatar países, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con el que primero rescató a Grecia y luego a otros cuatro países (Irlanda, Portugal, España y Chipre). Esta es la lección que, bien aprendida, llevan los ministros de Economía de la zona euro a su reunión de hoy en Luxemburgo.

Los griegos están pagando un alto precio por este rescate multimillonario ( alrededor de 226.500 millones de euros en total de los que 141.800 han salido del fondo de rescate europeo) que han recibido de Europa y en una pequeña parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) en forma de bajada de sueldos, tanto en el sector público como en el privado, subidas de impuestos, pago por servicios públicos, reducciones de las pensiones y, en general, subida del paro y caída de la actividad económica en los últimos años.

En resumen, más pobreza.

Sin embargo, los expertos del fondo de rescate europeo son optimistas, entre otras cosas porque tienen que serlo, ya que no hay que perder de vista el dato de que el fondo tiene ya en sus manos el 44% de la deuda griega, porque aseguran que todo el esfuerzo y los sacrificios realizados por Grecia en los últimos años están empezando ya a dar fruto. Es el caso de la actividad económica, por ejemplo, se espera que se vaya acelerando poco a poco y este año la economía helena podría crecer hasta un 2,9%. Otro tanto sucede con la tasa de paro, que está previsto que baje desde el 26,8% de 2014 al 22% dentro de dos años.

En cuanto a la deuda pública se trata de uno de los cánceres de Grecia desde que en 2005 el Gobierno de ese país comunicara que su deuda era de 195.000 millones de euros, equivalente al 99,8% de su PIB, pero que en realidad el montante total era de 360.000 (el 165,3% del PIB) porque las cifras habían sido maquilladas con la inestimable ayuda de Goldman Sachs.

Y, lo que es peor, la situación de la deuda helena no ha mejorado en estos años ya que el año pasado cerró en el 175,5% del PIB, aunque la previsión es optimista y la Comisión Europea cree que bajará hasta el 157,8 del PIB en 2016. La principal razón de este alza es la ralentización de la economía.

En este contexto el director del MEDE, el alemán Klaus Regling, aseguró hace unos días que «Grecia ha hecho muchos progresos pero no ha acabado el proceso. Es interés de la economía griega que complete las reformas ya que ésta es la única vía de recuperar el crecimiento económico. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha asegurado que el crecimiento económico podría llegar al 2,5%, uno de los más altos de la Eurozona si continúan las reformas, por lo que Grecia debería estar muy interesada en seguir con ellas, además del conjunto de la Eurozona, por supuesto».

Reestructurar la deuda

En cuanto al debate abierto en las últimas semanas sobre una posible reestructuración de la deuda helena, desde el MEDE Regling ha asegurado que «no hay que olvidar que los acreedores privados aceptaron en 2012 una reducción sustancial, nada menos que de un 50%. Por parte de los tenedores públicos de la deuda lo que se ha hecho es alargar los plazos de devolución de los préstamos, bajar los tipos de interés, etc... todo ello a través del fondo de rescate europeo». Regling añadió además que «la combinación de la reducción de la deuda por parte de los tenedores de la deuda privada y la mejora de las condiciones por parte de los países europeos supone una reducción de un 40% en el valor neto de la deuda, lo que significa una sustancial ayuda para que Grecia recupere la sostenibilidad».

Pero una cosa tienen clara en Luxemburgo. Si el nuevo Gobierno de Atenas no sigue adelante con las reformas, el rescate se parará y no llegará ni un euro más a Atenas, y este escenario será sin duda mucho peor para los ciudadanos griegos. Ahora bien, lo anterior no quiere decir ni mucho menos que las autoridades europeas no estén dispuestas a dialogar con el nuevo Gobierno. «Vivimos en una democracia», sentenció Regling.

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