Dos maneras de ver las cosas

Este año el calendario está marcado por dos vueltas al mundo que salen desde casa, en octubre la Volvo Ocean Race y en diciembre la Barcelona World Race. Desde el principio la filosofía de estas dos circunnavegaciones han sido muy distintas, aunque tiene un solo aspecto en común: la desgravación fiscal.

Sí, pero estos beneficios fiscales se pueden aplicar de muchas formas. Por el momento lo único de español que tiene la Volvo Ocean Race es que partirá desde Alicante y que el SCA ha decidido montar su base en Puerto Calero (Lanzarote), en cuanto al resto de elementos los únicos que han salido ganando son los de fuera, para empezar no hay barco español conocido, y además los barcos con los que se competirá, vendidos por la propia organización, han sido diseñados y construidos todos fuera de España, y de regatistas españoles ya ni hablemos, el único ‘superviviente’ por ahora ha sido el bueno de Pablo Arrarte, que ha tenido que ir a Holanda para seguir en la competición.

La Barcelona World Race es otra historia. Ya tiene cuatro barcos confirmados, y entre ellos hay cuatro regatistas españoles que tienen confirmada su participación, y serán más: Anna Corbella y Gerard Marín (GAES Centros Auditivos), Pepe Ribes (Hugo Boss) y Guillermo Altadill (Neutrogena). Esto demuestra la integración y el esfuerzo que hace la organización para involucrar a los regatistas españoles en esta vuelta al mundo a dos y a la vela oceánica. Desde la primera edición siempre han apostado por gente de casa, además de hacer una labor social y dedicando la regata a temas sociales y sostenibles, como en la edición de este año que coincidiendo con la Conferencia Internacional de Investigación Oceánica, la Barcelona World Race y la UNESCO dedicarán esta vuelta al mundo para promover la sostenibilidad, el conocimiento científico de los océanos y difundir la cultura del mar, haciendo partícipe a la ciudad y a los turistas que  un evento deportivo de estas características puede ir más allá.

Son dos maneras de ver las cosas. Unos lo basan en un negocio puro y duro y otros apuestan por abrir el deporte de la vela al mundo, reinvirtiendo el dinero que puedan conseguir a través de los patrocinadores en mejorar el planeta.