Tenis | Masters 1.000 de Roma

Nadal - Djokovic, de Roma a París

Luchan hoy por el título en el Foro Itálico, antesala de lo que puede ser Roland Garros

Horario y dónde ver el Nadal - Djokovic de la final de Roma

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Después de una sobremesa áspera para Rafael Nadal , no se esperen grandes halagos a un triunfo previsible en una pelea aburridísima ante el gigantón Reilly Opelka , llega este domingo un examen de los de verdad, convertida esta final de Roma en una prueba con muchísima más relevancia de la que ya de por sí se le presupone al último partido de un Masters 1.000. Con Roland Garros en el horizonte , de nuevo un Nadal-Djokovic, que no deja de ser un regalo de la rivalidad más exprimida de la historia del deporte, capítulo 58 de este duelo sin fin. Se juega en Roma por un trofeo mayor, pero se piensa en París porque todo trasciende a estas alturas y más ahora que se lucha por la exclusividad de ser el tenista con más grandes de la historia. Aunque Nadal diga lo contrario, instaurado el ‘partido a partido’ a su discurso, el Foro Itálico es un test por lo que pueda ocurrir en la Philippe Chatrier , aunque ya habrá tiempo para calentar esa batalla.

«Siempre digo lo mismo», aventura Nadal en su respuesta, dando a entender que no habrá un gran titular en sus reflexiones. «Lo que pasa aquí no debe tener un gran impacto de aquí dos semanas. Juego en Roma pensando en ganar en Roma. Quiero este torneo, no porque en dos semanas tengo un torneo importante. Roma es importante para mí y estar en la final también . Con vistas a Roland Garros, considero que el trabajo está hecho. La final es una final y quiero ser competitivo y hacerlo bien», expuso el mallorquín, una verdad a medias porque él, cuando se reboza en la tierra de Montecarlo, es el primero en hablar de un viaje cuyo destino no es otro que el cielo de París.

«El trabajo está hecho»

En cualquier caso, lo relevante de su respuesta es ese trabajo hecho del que habla, y más después de unas semanas repletas de vaivenes. «Creo que está hecho porque he tenido un buen proceso este último mes. He jugado cuatro torneos y he completado mi agenda . Dos cuartos (Montecarlo y Mutua Madrid Open), un título (Conde de Godó ) y una final (esta de Roma, que puede derivar en otro mordisco). Mi partido más negativo fue en Montecarlo ante Rublev. Madrid fue diferente, con altitud y contra Zverev, muy difícil de controlar, puede pasar. En el resto de aspectos, jugando peor y mejor, he tenido siempre una línea positiva y he ido haciéndolo mejor. Aquí he tenido un cuadro muy duro y he llegado a la final después de críticos momentos como ante Shapovalov . He estado muchas horas en pista y ahora debo ajustar algún concepto. No es el momento de hablar de Roland Garros, Roma es importante en mi carrera y es otra oportunidad para mí», resuelve antes de su duodécima final en el Foro Itálico, nueve de ellas resueltas con una sonrisa.

Su partido de hoy ( 17.00 horas, Movistar+ ) no tendrá nada que ver con el de ayer ante Opelka, un tenista que tiene pinta de todo menos de eso, 2,11 metros y un cañón al saque. Si le entra, es punto casi seguro, pero no le da como para aguantar un peloteo porque revienta la bola siempre que el oponente se la pone en pista, un bombardeo soporífero para el espectador. « Reilly, Isner, o Karlovic, este tipo de jugadores, no te dan ritmo . Son unas semifinales contra un rival muy incómodo que no ha perdido el servicio en todo el torneo», apunta Nadal. «Sales siendo el favorito claro, pero es complicado. Antes del partido sabes que no será bonito ni tendrás buena sensación, no hay posibilidad de que eso ocurra. Hay que ser práctico, serio y conceder muy pocas oportunidades cuando tú estás sacando. He concedido en un juego, pero luego no he sufrido nada con mi saque. He podido hacer los dos breaks y me he centrado en mi servicio, no quería un gran desgaste al resto, tenía que estar concentrado. Además, llevo una carga de horas y de momentos tensos importante durante toda la semana».

A Nadal le beneficia el hecho de que Djokovic llegue a la final después de jugar dos encuentros ayer . En cuartos, retomó su duelo ante Stefanos Tsitsipas y remontó cuando parecía sentenciado (4-6, 7-5 y 7-5), enésima entrega de amor propio y coraje. Contra Lorenzo Sonego, revelación del torneo, la cosa fue más sencilla (6-3, 6-7 y 6-2). El último recuerdo de este cara a cara lleva precisamente a París, a la final de Roland Garros de 2020 . Han cambiado muchas cosas, pero no tantas: Nadal y Djokovic siguen siendo los mejores.

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