Rafa Nadal, entrenando en la Caja Mágica
Rafa Nadal, entrenando en la Caja Mágica - EFE
Mutua Madrid Open

Vieja raqueta para volver a ser Nadal

El balear recupera la herramienta de siempre, asumiendo que pierde potencia a cambio de ganar más control en la altura de Madrid

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En el camino hacia el viejo Rafa Nadal, tenista superlativo del que sólo hay destellos y fogonazos en 2015, el actual Rafa Nadal busca remedios y soluciones, convencido de su reencarnación en la infinidad de parlamentos que le llevan de punta a punta estos días por Madrid. Es, con mucha diferencia, el que más horas de pista ha consumido en entrenamientos –más de dos durante seis días seguidos– y lo hace repitiendo los patrones de siempre, los mismos que le han ayudado a ser quien es en el planeta tenis. No hay otra vía, o al menos no la conoce el cuatro del mundo, investido el lunes Doctor Honoris Causa por la Universidad Europea de Madrid.

Se le hace larga la semana porque desde el miércoles está invirtiendo horas en la Caja Mágica, pero ese trabajo le debe servir para ganar confianza y darle energía a las piernas.

Recuperó parte de ella en Montecarlo, pero se dio un tortazo inesperado en Barcelona contra Fabio Fognini, un paso atrás que le exige reaccionar de inmediato.

De ahí que en la capital vuelva al pasado y recupere la vieja raqueta de siempre, la raqueta de los títulos y esos golpes espectaculares que aparcó durante unos días en el torneo monegasco por otra herramienta distinta. «He cambiado otra vez porque creo que al fin y al cabo llevo muchos años con esta y me he preparado poco con la nueva, que sé que es la que necesito», explicó el domingo en su charla con la prensa. En estos tiempos de altibajos, Nadal prefiere lo viejo conocido, y más en Madrid, en donde los más de 600 metros de altura dan viveza al bote de la bola.

Potencia o control

La Babolat de siempre da más control al balear, que se siente más seguro en el impacto. En el Country Club del Principado, apostó por un poco más de separación entre los cuadros de su cordaje para ganar potencia, pero eso también hace que se pierda algo de precisión.

«Las raquetas tienen varios parámetros que pueden decidir su comportamiento», explica a este diario Gorka Pérez, encargado de encordar la raqueta de Nadal en este torneo y también en Wimbledon. «Puede ser el peso, la rigidez, la superficie de tamiz y el patrón del encordado, que es el número de cuerdas. Cuanto más cerrado, más control siempre que el resto de parámetros no varíe. Si haces los cuadraditos más grandes, te da un poco más de potencia. Él lleva el mismo número de cuerdas, pero quizá un pelín diferentes a las de antes», añade.

A estas alturas de la película, con tantos años de batalla, ya hay pocos secretos sobre Nadal y su herramienta de trabajo. «El cordaje es el mismo, sí. Es un poquito más gordito, a Rafa le gusta un grosor que le da un poco más de duración. Pero el cordaje va adaptado al tipo de juego del tenista. Hay jugadores que prefieren algo más fino que da más sensaciones y otros que necesitan más duración en su cordaje. El más grueso es el suyo, y es muy eficaz para un jugador como él, pero otros que rompen muy poquito no necesitan lo mismo», matiza Pérez.

Madrid, precisamente por esas condiciones especiales, hace que muchos de los tenistas cambien un poco las prestaciones. Esta es una tierra que beneficia a los sacadores o a los que jueguen de manera directa, una arcilla algo engañosa y que tiene incluso similitudes con la pista rápida. «Rafa normalmente juega con 25 kilos de tensión y aquí lo hace con 25,5, como en todos los años anteriores. Lo que busca es tener un poco más de control», sentencia el encordador.

Al campeón de 14 majors le toca jugar el miércoles, una tradición que se repite, y su estreno será a la hora del café contra el norteamericano Steve Johnson, que ayer se dio un buen tute para eliminar al colombiano Alejandro González por 4-6, 6-3 y 7-6 (4). Es el 54 del mundo, tiene 25 años y asume con naturalidad el desafío sin que vea vulnerabilidad en el campeón español.

«Nunca es buen momento para jugar con él. No le he visto nunca perder por un doble 6-2 o un doble 6-1. Luchará y encontrará la forma de volver. Es un rival difícil». Sí, es Rafa Nadal o parte de él, el mismo que busca sensaciones con la raqueta de siempre. Una cuestión de control y confianza.

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