El largo viaje

El largo viaje a París que les espera a los de Zidane en una semana tiene dos paradas de postas: Barcelona y Madrid. Alonso Carrió de la Vandera (Gijón 1715-Lima 1783) fue una alto funcionario del Correo Real, viajero, cronista de Indias y autor de uno de los más fascinantes libros de viajes escritos en español, el Lazarillo de ciegos caminantes que firmó con el seudónimo, no era para menos, de Concolorcorvo. En sus páginas se traza el recorrido de las postas de correos desde Buenos Aires a Lima. Un ejemplo de eficaz administración pública.

El Madrid tiene esta temporada un solo destino: París, y antes dos paradas en Cornellá, donde el Espanyol de Barcelona (a pesar de Piqué) le espera en busca de una resurrección que no llega y con un ambiente nítido y contundente, lo advirtió Gerard: «Como si fuera el último partido». Allí estará un renacido Diego López con la espléndida parada el pasado viernes del penalti lanzado por el deportivista Lucas Pérez. Para el Madrid, como el viaje del Concolorcovo, la ruta hacia París no será un paseo y allí se dará la traca final, o el principio de una ilusión cada año renovada en la Champions. Pero, en LaLiga no puede descuidarse. Porque después, vendrá al Bernabéu el aseado Getafe de Bordalás. Un reto, una oportunidad y un ensayo. Tres en uno.

En los madridistas todo parece, o indica, o sugiere, o augura que las cosas se enderezan, las cosas, en el fútbol, son los goles. Y cada uno, con sombras, se pone a punto. A Cristiano, partido a partido, le entran los goles, su razón de ser y estar; Bale, cuando despierta de un letargo misterioso encuentra la banda y descubre que también puede ayudar a los de abajo; Lucas Vázquez, el gran asistente, parece omnipresente; Benzema está a la espera de ser Benzema, si es que algún día lo fue. Asensio se consolida como alguien imprescindible; Varane recupera cierta firmeza atrás e incluso Theo da muestras de haber salido de su propio purgatorio. A la espera, Ceballos. El largo viaje a París comienza esta noche. Sí, tiene razón Gerard, como si fueran ya todos los partidos, el último partido, pero para todos.