Tokio 2020 - Atletismo

Selemon Barega arruina la fiesta a Uganda

El etíope gana los 10.000 metros en una última vuelta brutal y deja tras él a Cheptegei y Kiplimo, los favoritos

Barega, tras proclamarse campeón de los 10.000 metros AFP

Igor Barcia

Selemon Barega hace tiempo que ha dejado de ser una promesa. Aquel chaval casi desconocido de 17 años que ganó las bodas de oro en el Memorial Muguerza es ahora campeón olímpico de 10.000 metros cuatro años después, pero entre ambas citas, la de Elgoibar y la de Tokio hay una evidente conexión, el instinto rematador que tiene Barega y su capacidad para desafiar cualquier planteamiento de sus rivales. El triunfo hoy de Barega (27.43.22) ha sido el de la tradición etíope frente al desafío de Uganda, que todavía en los próximos días se seguirá explicando como se les ha podido escapar esta final donde Joshua Cheptegei y Jacob Kiplimo optaban incluso a un doblete pero se han tenido que conformar con la segunda y tercera plazas en la primera final del atletismo en Tokio.

Y no será porque Uganda no ha trabajado la carrera a nivel táctico. Incluso ha sacrificado uno de sus peones, Stephen Kissa, a quien han lanzado desde la salida primero en solitario y después, cuando ha sido alcanzado, ha marcado el ritmo del grupo manteniendo a sus jefes resguardados en el pelotón. Resultaba sorprendente en una final olímpica verle mirar hacia atrás para saber la posición exacta de Cheptegei y Kiplino . Mientras tanto, el resto de países africanos movía también sus piezas y barajaba sus tácticas. Más ofensiva la de Kenia, más conservadora la de Etiopía. Y esta es la que ha funcionado. Porque cuando se ha marchado el 'gregario' Kissa, los ugandeses no han sabido resolver una final que se les ha complicado demasiado. Demasiado táctica, demasiado lenta, y demasiados candidatos al triunfo a falta de 400 metros. Hasta ocho atletas parecían en condiciones de hacerse con la victoria, y ahí, el que más ha reservado fuerzas y el más rápido ha sido Barega, que ha atacado a falta de 200 metros y ha sentenciado la final. Para cuando ha llegado la reacción de Cheptegei y Kiplimo, Barega estaba desplegando sus brazos en la meta. Era el triunfo de la tradición etíope.

Lo curioso es que Barega proviene de una zona muy poco apegada al deporte y al atletismo etíope. Este talento de 21 años procede del Gurage, una región de dos millones de habitantes, horas al sur de Addis Abeba y donde las familias trabajan en la agricultura y el comercio. «Mi gente no sabe nada de deporte, lo enfocan todo al trabajo y siempre con éxito, recordaba Barega en una entrevista, donde contaba que su familia no vio con buenos ojos que quisiera dedicarse al atletismo. De hecho, no lo aceptaron hasta que vieron que uno de sus siete hijos tenía talento y le permitieron viajar a Addis Abeba, donde empezó a entrenar con los mejores «y entonces aprendí las historias del atletismo de Etiopía, de Bekele...». Después llegaría su salto a los crosses europeos, donde se mueve el dinero, e irrumpió en el Memorial Muguerza, donde batió a todos los africanos favoritos con solo 17 años. Para la historia quedó la imagen suya, lleno de barro y arrodillado, celebrando el éxito. Y desde ahí, Barega se ha convertido en uno de los nombres más sólidos del fondo etíope , hasta convertirse en campeón olímpico en Tokio y arruinar lo que se presumía una fiesta de Uganda. Ya suena la venganza de cara al 5.000...

En la final también ha estado Carlos Mayo, que ha quedado 13ª. El aragonés ha reconocido en zona mixta estar «satisfecho con su rendimiento». «Me he visto bien, siempre en el grupo y hasta en momentos he ido cómodo . El problema es cuando se ponen a cambiar en los giros finales a esos ritmos, pero ha sido una buena experiencia», ha dicho Mayo tras marcar 28.04.71.

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