Ángel María Villar y Jordi Pallarés, durante las elecciones de 2004
Ángel María Villar y Jordi Pallarés, durante las elecciones de 2004

La subasta de camisetas, detrás de la campaña de Villar

La Federación adjudicó la venta de los objetos de los jugadores a una empresa que trabaja para su candidatura

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Aunque Ángel María Villar vuelve a partir como claro favorito para ganar las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol, cuyas votaciones presenciales tendrán lugar mañana, su equipo no las tiene todas consigo. Jorge Pérez, el que fuera secretario general a las órdenes del eterno presidente, es el primer rival peligroso desde que Villar ganara por la mínima a Gerardo González en los comicios de 2004. Por eso, el patriarca y su hijo Gorka, que se está volcando en la campaña de su padre, han recurrido a algunos de los antiguos colaboradores de entonces para dirigir su campaña. Entre ellos se encuentra Jordi Pallarés, secretario personal durante quince años del expresidente del Barcelona y aún presidente de la Federación, Joan Gaspart, y que ahora se está encargando de la imagen de Villar en las redes sociales y en la página web de dicha candidatura.

La cosa no tendría mucha relevancia si no fuera porque Pallarés es la persona que intermedió con la Federación para que un íntimo amigo suyo, Jaime Casas, se quedara con un jugoso contrato de subasta de camisetas usadas por los jugadores de la selección española en los partidos internacionales.

A partes iguales

Según el contrato firmado en febrero de 2014, al que ha tenido acceso ABC, la Federación y la firma Proximma Sports se reparten a partes iguales los beneficios de la subasta de cada una de las camisetas que los jugadores ceden gratuitamente y que en algunos casos pueden alcanzar los 18.500 euros después de varias pujas entre los usuarios de la plataforma. Una actividad que podría estar explotando directamente la Federación, de tal manera que se quedaría con la totalidad de los beneficios. Consultado ayer por este periódico, Jaime Casas justifica dicho reparto en «los altos costes que hay que acometer para poner en marcha la plataforma y en los recursos humanos que hay que mantener, los cuales no son repercutidos a la Federación».

Casas, que reconoció que está «ayudando a la candidatura en esta campaña en cuestiones de comunicación y marketing», no considera incompatible dicha labor electoral con el hecho de explotar al mismo tiempo las camisetas usadas de los internacionales españoles. «No financio la campaña de Villar, porque se la está pagando él con sus propios recursos. Colaboro por mi buena amistad con su hijo Gorka y solo me pagan los desplazamientos desde Barcelona», asegura Casas, quien dice mantener contratos similares con la Euroliga, la Federación de Baloncesto y el RCD Español.

El empresario barcelonés, que integró la candidatura de Agustí Benedito a la presidencia del Barça, asegura que su contrato no depende de la continuidad de Villar y destaca que fue firmado en su momento precisamente por el otro candidato, Jorge Pérez, cuando este era secretario general de la Federación.

La otra pata de esta historia es Jordi Pallarés. Le une a Casas no solo una amistad de «muchos años», sino también una añeja relación personal con el hijo de Villar. «Gorka me pidió que llevara la web y las cuentas de Twitter y Facebook de la candidatura, y lo hago de manera desinteresada», afirmó ayer al ser preguntado por ABC. Además, negó cualquier relación contractual con Proximma Sports: «Jaime Casas es muy amigo mío y me pidió ayuda; me limité a ponerle en contacto con María José Claramunt (directora de la selección) y ahí acabó mi función», aclara Pallarés, quien ha trabajado en diferentes campañas de Villar y de otras organizaciones. Entre otros, ayudó a Joan Rosell a alzarse presidente de los empresarios españoles.

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