Polideportivo

Canelo rompe el mercado deportivo

El púgil mexicano firma un contrato con la televisión de 318 millones de euros

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El mundo del deporte ha cambiado mucho desde que los «sportmen» británicos y los primeros olímpicos del barón de Coubertin comenzaron a convertir el deporte en espectáculo. Para la mentalidad decimonónica, el ejercicio purificaba el cuerpo y el espíritu y estaba mal visto que alguien quisera hacer negocio con sus habilidades en determinadas disciplinas. El golf, por ejemplo, estaba destinado a las clases altas que lo tenían como distracción y quienes jugaban por dinero (los profesionales) eran los trabajadores y los profesores de los clubes .

Con el paso del tiempo se fue constatando que el deporte podía convertirse en una diversión para las masas, y que estas pagaban por verlo. Y así empezaron a construirse grandes estadios que dieron pie a la creación equipos profesionales de fútbol o béisbol y al esplendor de modalidades como el boxeo. En este caso, los cada vez más modernos medios de comunicación sirvieron de perfecto altavoz para la creación de mitos populares , como los de Joe Louis, Henry Armstrong, Rocky Marciano o Sugar Ray Robinson, que desembocaron en el efecto Cassius Clay en los años 60.

Desde entonces, la televisión se convirtió en el principal escaparate para comercializar algo que cada vez tenía más de «show» que de deporte , como en el espectacular duelo zaireño que midió al ya renombrado Mohammed Ali con George Foreman en 1974. Las casas de apuestas tambien tenían en las veladas un terreno abonado y de ahí que alrededor de los púgiles siempre se hayan estado manejado ingentes cantidades de dólares.

El número de millonarios que ha dado esta actividad milenaria es muy extenso, aunque luego no todos ellos hayan sabido manejar sus fortunas y haya habido más casos de juguetes rotos que de prósperos jubilados. Pero son innegables las ganancias que han podido acumular a lo largo de los años estrellas como Ken Norton, Joe Frazier, Leon Spinks, Roberto Durán, Evander Holyfield, Mike Tyson, Floyd Mayweather o Manny Pacquiao .

Un cambio de tendencia

En los últimos años, con el cambio en las tendencias de consumo, se ha recuperado el interés por las grandes peleas gracias a los nuevos hábitos de los espectadores. Ahora no se producen ingresos únicamente por la asistencia en directo y por la venta de derechos televisivos, sino que también existen otras vías de comercialización a través de las redes sociales y de distintas plataformas digitales. De esta manera lo que se consigue es diversificar el producto y fragmentarlo al máximo , de manera que llegue de la manera más fácil posible al cliente final, que es el que paga por verlo.

El sistema actual permite que los grandes deportes exploten al máximo sus reclamos y que haya impensables sumas para todos. El fútbol es el número uno en cuanto a derechos y eso permite que se vendan por separado los de las ligas nacionales, los mundiales, los europeos o la Champions; después, llegan las grandes modalidades individuales como la Fórmula 1, el tenis o el golf, que también negocian independientemente los torneos del Grand Slam, los Masters 1000 o los distintos circuitos profesionales.

Como la modalidad de pago por visión no ha dejado de funcionar en Estados Unidos, con un millonario potencial de compradores, no son de extrañar las cifras que se mueven hoy en día. Y que el boxeo esté de nuevo en cabeza. « Si los boxeadores de hoy en día ganan esas millonadas es porque lo generan -comenta sin dudarlo José María Cortizas, periodista de El Correo especializado en boxeo desde hace tres décadas-. Hay que tener en cuenta que en el último combate de Canelo Álvarez se recaudaron 27 millones de dólares en taquilla y casi 500 por los pinchazos de televisión, así que es lógico que se lleven la mejor parte».

Como consecuencia de este tirón popular, este pelirrojo mexicano se acaba de convertir en el deportista mejor pagado de la historia. La agencia de derechos deportivos Dazn le ha firmado una exclusiva de 365 millones por cinco años en el que tendrá que disputar once combates, lo que da una media de 73 millones por cada uno. Esta cantidad es exclusivamente por su actividad dentro del cuadrilátero, ta que no se contabilizan los ingresos publicitarios. «Ahora mismo, tanto en México como en los lugares fronterizos de Estados Unidos existe una auténtica locura con este chico -prosigue Cortizas-. Para la gente es su nuevo ídolo, un héroe popular forjado a sí mismo que superó las adversidades sociales y el menosprecio de su gran rival Julio César Chaves hijo». Fue precisamente a raíz de vencer al hijo del mito azteca cuando su carrera despegó y ahora no se le ve el final.

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