Enrique Ponce, gran triunfador con cuatro orejas y un rabo
Enrique Ponce, gran triunfador con cuatro orejas y un rabo - EFE

Dos toros indultados en una fiesta de toreo en Venezuela

Ponce, Talavante y El Califa de Aragua salieron a hombros en la plaza de Mérida

MÉRIDA (VENEZUELA) Actualizado: Guardar
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Tarde histórica en la plaza de toros venezolana de Mérida, con dos indultos y cartel de «No hay billetes» para ver a Enrique Ponce, Alejandro Talavante y Califa de Aragua, con una corrida de Los Ramírez que ofreció un gran juego.

Ponce cortó dos orejas al bravo primero, con el que el maestró supo para embarcar, mandar, templar y llevar largo las codiciosas embestidas. El delirio llegó en el cuarto. Según la crónica de Aplausos, su segunda faena, ante «Demorado», otro de los toros destacados de la jornada, fue nuevamente un tratado académico de cómo entender las virtudes y condiciones de un toro de una nobleza y bravura endulzada y atemperada por el sedoso látigo de una muleta privilegiada, en la que las alturas, tiempos, distancias, cites y temple dieron origen a una gran faena que terminó al asomar el pañuelo naranja en el palco.

Dos orejas y rabo simbólicos para el maestro.

El segundo de la tarde fue un buen toro desde el alegre saludo de capa de Alejandro Talavante, que desplegó un recital de toreo variado por ambas manos. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro. El quinto no fue fácil, pero que en las mano de Talavante se vio mucho mejor. Paseó otra oreja.

El toro que merece mención aparte fue el castaño tercero, terciado de presencia, pero un volcán de bravura. En el capote de El Califa de Aragua se le vio lo que iba a demostrar, pero donde marcó punto y aparte fue en el soberbio puyazo con la que se arrancó de largo al caballo, un puyazo de libro de Goyo Prieto. Un toro bravo en su justa y plena dimensión, que iba de largo, en todos los terrenos, fijo al torero en todo momento, sin desmayar su brava acometida a la muleta de un Califa que se recreó en endilgarle pases de todas las facturas. «Harry’s», que así se llamaba el toro, fue indultado. Paseó dos orejas simbólicas, mientras que en el sexto fue sienciado.

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