Soler, Varea y Espada
Soler, Varea y Espada - efe

Varea entusiasma en la Feria de Castellón

Sale a hombros con Vicente Soler y Francisco José Espada

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Tres cuartos de entrada registró la Plaza de Castellón en la novillada con la que dio comienzo la Feria de la Magdalena.

Se lidiaron seis ejemplares de Fuente Ymbro, desiguales de presentación y cuyas principales virtudes fueron la movilidad y la nobleza, pues menos el quinto, todos estuvieron exentos de calidad.

Pero para calidad la que demostró poseer Varea y que exhibió durante la lidia del tercer novillo de la tarde, así como en pasajes sueltos ante el que cerraba festejo, sin duda alguna el de peor condición de todo el encierro.

Excelentes fueron las verónicas rodilla en tierra con las que recibió al tercero de la tarde. De una gran belleza estética fue el comienzo de faena, así como las series con ambas manos, además de los largos e interminables pases de pecho con las que remató las mismas.

También hubo remates improvisados que fueron auténticos carteles de toros. Remató de una gran estocada y cortó las dos orejas. Otra hubiera podido cortar del desagradable sexto, al que entendió muy bien por el pitón izquierdo, en una faena que no pudo tener continuidad por las pésimas condiciones de su oponente. No obstante también se lució en un doble quite, al no haberlo podido torear a su gusto en los lances de recibo.

Otras dos orejas se llevó del segundo Vicente Soler, novillero también de la tierra con un corte muy distinto al de Varea. A Soler se le vio muy suelto con el capote ante sus dos novillos, aunque lanceó con más gusto y despaciosidad a su segundo. Con las banderillas anduvo con mucho oficio y clavando siempre arriba. El tercer par a su primero fue el mejor de los seis. Con la muleta anduvo con oficio y arrollador, queriendo llegar muy pronto al público. Toreo muy vistoso que remató con una estocada de efecto rápido que le valió el doble trofeo. Más asentado toreó al quinto, el mejor del encierro, pero la espada le quitó un triunfo que tenía en la mano, conformándose con saludar una ovación después de un aviso.

Francisco José Espada cortó una oreja de cada uno de sus novillos, sin duda por la gran efectividad de su estoque, que maquillaron dos actuaciones discretas y que no llegaron con fuerza al tendido.

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