Antonio Pérez Henares presentó su libro sobre Alfonso VIII
Antonio Pérez Henares presentó su libro sobre Alfonso VIII - JOSÉ RAMÓN LADRA

Antonio Pérez Henares: «Lo que decían los almohades hace 900 años lo dicen hoy los yihadistas»

El periodista presenta un libro sobre Alfonso VIII, el monarca que decidió la Reconquista en la batalla de las Navas de Tolosa

Madrid Actualizado: Guardar
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Entre los papeles que acumula Antonio Pérez Henares en su despacho hay un carné a del Partido Comunista a su nombre y una tarjeta que lo presenta como Redactor Jefe del diario Mundo Obrero. Conoce la historia reciente pero decidió escribir de la Edad Media, una época que ha vuelto a cultivar con «El Rey pequeño» (Ediciones B), la historia del monarca que decantó la Reconquista y protegió a España del islamismo radical.

—No está muy tratado Alfonso VIII en la literatura.

—A mí me gustan esos personajes que son absolutamente trascendentales y que, sin embargo, se les ha hecho poco caso. ¿Qué me fascina de Alfonso VIII? Que empezase siendo un rey acosado, sometido a todo y que luego acabase siendo el vencedor de las Navas de Tolosa.

Él se quedó huérfano de padre y madre a los tres años y cuando tiene ya trece años se produce un incidente en el que demuestra mucha determinación. Van a cercar el castillo de Zorita de los Canes, retienen a sus condes y decide que no se marcha hasta que los liberen.

—El lenguaje de los almohades en el libro no se diferencia mucho del que utilizan hoy los yihadistas..

—Es que lo decían los almohades es lo que estoy oyendo hoy entre los que predican la yihad. Casi 900 años después. En el mundo islámico hay una tendencia a volver a lo más tenebroso del medievo, a la teocracia más terrible y a la imposición bestial de todo eso. Te aterra porque el mundo occidental ha cambiado mucho, ha tenido una Ilustración, ha tenido Derechos Humanos. Te das cuenta de que lo que nos amenaza es tenebroso.

—¿No estaremos en otra cruzada?

—Es que para ellos es la Guerra Santa, la subyugación, poner a todos bajo su interpretación del Islam, pues a los primeros que matan es a los musulmanes que se niegan a eso.

—¿Por qué se sabe tan poco de un Rey que protegió a España de ese problema?

—No deja de ser un poco... También hay que entender cómo somos los españoles con la historia. Los españoles ignoramos la historia de una manera profunda, nos enorgullecemos de ignorarla y encima nos avergonzamos de ella. Es algo que no creo que suceda en otro país de Europa.

—¿A quién le regalaría un libro de historia?

—Aunque sé que algunos son buenos lectores, le regalaría un libro de historia a los 350 diputados que salgan de las elecciones del 26-J. Si les regalasen una buena enciclopedia de España sin estupideces y sin anteojeras ideológicas a lo mejor nos hacíamos un favor a todos. Les vendría bien. Una enciclopedia sin prejuicios y que no pretenda juzgar esa historia con los parámetros del siglo XXI, que es lo más estúpido que se puede hacer. Porque eso alimenta la leyenda negra.

—¿Ha crecido ahora más que nunca esa leyenda?

—Sí, sí. Existe una tendencia falsamente progre, que a mi juicio es profundamente reaccionaria, que consiste en satanizar todo lo que significa España y lo español y suponer que eso ya en sí mismo es facha. Lo que vienen a decir es que los españoles tenemos el pecado original de serlo. Es como si hubiéramos nacido con una mancha, excepto si abjuramos de nuestra propia identidad. Yo me niego. Y lo dice alguien que ha sido desde muy jovencillo militante y hasta un dirigente del Partido Comunista Español en la clandestinidad. Hay una cantidad de antifranquistas sobrevenidos... El antifranquista sobrevenido es una especie que prolifera como las setas. He de decirte que en la época de verdad... ¡Qué pocos éramos! Éramos cuatro. Y con mucho miedo. Y ahora te salen a millones. No mire, eso cuando tocaba, porque ya no hay. Te dicen que sí, que queda franquismo. ¿Dónde? Pues en el programa de Wyoming creo, que es donde más oigo hablar de Franco. Donde más oigo hablar de Franco es en los programas presuntamente de izquierdas. Parece que necesitan de ello de una manera enfebrecida.

—¿Ha crecido ahora más que nunca esa leyenda?

—Sí, sí. Existe una tendencia falsamente progre, que a mi juicio es profundamente reaccionaria, que consiste en satanizar todo lo que significa España y lo español y suponer que eso ya en sí mismo es facha. Lo que vienen a decir es que los españoles tenemos el pecado original de serlo. Es como si hubiéramos nacido con una mancha, excepto si abjuramos de nuestra propia identidad. Yo me niego. Y lo dice alguien que ha sido desde muy jovencillo militante y hasta un dirigente del Partido Comunista Español en la clandestinidad. Hay una cantidad de antifranquistas sobrevenidos... El antifranquista sobrevenido es una especie que prolifera como las setas. He de decirte que en la época de verdad... ¡Qué pocos éramos! Éramos cuatro. Y con mucho miedo. Y ahora te salen a millones. No mire, eso cuando tocaba, porque ya no hay. Te dicen que sí, que queda franquismo. ¿Dónde? Pues en el programa de Wyoming creo, que es donde más oigo hablar de Franco. Donde más oigo hablar de Franco es en los programas presuntamente de izquierdas. Parece que necesitan de ello de una manera enfebrecida.

—En Madrid hay mucha controversia con las placas y la Memoria Histórica.

—Yo creo que habría que hacer, de una vez por todas, la cuestión de enterrar a la gente dignamente. Pero que no empiecen a revolver el Valle de los Caídos ni a cambiar el nombre...

—Pues un juez ha dado permiso para ello.

—Ya lo sé. Quieren buscar una osamenta entre 36.000. Ese juez simple y llanamente es tonto. Hay que decirlo: ese juez es un idiota. Así de claro. Será todo lo juez que quiera, pero es un profundo idiota. Yo le daba un pico y una pala y le decía: «Usted mismo». Es un bobo. Así de claro. De vez en cuando hay que decirlo. Y si quiere que me procese. ¿Por qué lo ha hecho? Porque se ha puesto estupendo. Creo que es absolutamente esencial que la gente pueda enterrar dignamente a sus muertos y creo que deberíamos hacer lo posible para que así sea. Yo no quiero que gente que estuviera en un golpe de Estado sea ensalzada, pero tampoco quiero que se borre la realidad de mi país.

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