La tramposa infidelidad de la escritora británica Paula Hawkins

La autora estaba en bancarrota y pensando en dejar la ficción antes de «La Chica del Tren», novela que ha arrasado en el mercado anglosajón

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Hablamos con Paula Hawkins, la autora británica revelación que ha arrasado el mercado anglosajón con «La Chica del Tren». Con más de seis millones de copias vendidas, el gran éxito del año llega a nuestro país envuelta en los clásicos aromas hitchcockianos del sexo, la infidelidad y la muerte, pero con un giro muy moderno que la convierten en la novela negra del verano.

-Comenzó su carrera escribiendo novelas románticas bajo un pseudónimo, pero las cosas no fueron bien…

-La segunda y la tercera funcionaron bastante bien, pero la cuarta no vendió nada, lo que fue muy desalentador.

-Estaba en bancarrota y pensando en dejar de escribir ficción antes de escribir «La Chica del Tren».

-Tenía dificultades económicas, por lo que decidí que, o bien regresaba al periodismo para intentar darle un giro a mi carrera, o tenía que escribir la novela que realmente quería escribir.

Tan pronto comencé a escribirla, sentí que encajaba en mí de manera mucho más natural que la ficción romántica, sentí con seguridad que ese era el género que tenía que escribir en ese momento. Pero nunca esperé que tuviese tanto éxito.

-Hay algo sorprendente en TGOTT («The Girl Of The Train»). No puedes más que sentir empatía por un personaje con la fragilidad de Rachel.

-¡No todo el mundo siente empatía por Rachel! Es un personaje que provoca bastantes divisiones, hay quien la encuentra frustrante. Sin embargo, para mí es simplemente una persona normal cuya vida ha ido terriblemente mal, y creo que mucha gente puede reconocer lo fácil y repentinamente que se puede caer en desgracia.

-La novela es plausible, tremendamente realista.

-Me interesa el tipo de crimen que le sucede a las personas comunes, la manera en que se rompen las relaciones y las consecuencias de estas rupturas, no mucho la violencia en sí misma, si no lo que lleva a la violencia, la psicología detrás del acto. Por este motivo escribo sobre personas normales que viven vidas muy mundanas que de algún modo han perdido el control.

-El rasgo más poderoso en TGOTT es la envidia. ¿Hasta qué punto define la vida de Rachel? ¿Es poderoso el mecanismo de la envidia en la vida de las personas?

-Lo que define a Rachel es la pérdida. La pérdida del bebé que creía que tendría y nunca tuvo, la pérdida del hombre que amaba, la pérdida de la persona que fue, el yo del que podría estar orgullosa. Para ahondar más en la herida de su pérdida, ve cómo es reemplazada por una mujer que tiene todo lo que ella ha querido y la envidia le consume, es el combustible de una obsesión de la que no puede liberarse.

-Los temas más importantes en TGOTT son el alcoholismo, los recuerdos, el matrimonio, el asesinato y la verdad. ¿Cómo se combinan estos elementos en su novela?

-El alcoholismo: la adicción de Rachel afecta a sus recuerdos, distorsiona su percepción de lo que es verdad y de lo que es real, daña su juicio y deforma sus sentidos de la culpabilidad y la responsabilidad. Hace de ella una persona en la que no se puede confiar, pero también la hace vulnerable. Al mismo tiempo que la percepción de la verdad de Rachel se ve afectada por su adicción, otros personajes tienen también problemas con la verdad: mienten a otros o a ellos mismos sobre quiénes son y qué es lo que quieren. Este tipo de mentiras son comunes pero pueden destruir un matrimonio.

-Describe la infidelidad como algo indivisible del matrimonio.

-No creo que la infidelidad sea inevitable, pero creo que es más común de lo que muchos de nosotros querríamos admitir. Las infidelidades en este libro tienen consecuencias de largo alcance, y no creo en absoluto que sea siempre el caso. En muchas ocasiones, es probable que los pequeños deslices pasen desapercibidos.

-Una magnífica prosa hace interesante un entorno tan aburrido como un tren de cercanías, ¿Cómo gestiona el ritmo y la estructura en su novela?

-El ritmo viene dado por el tren: vemos a Rachel (y después a otros personajes), a las horas del cercanías, mañana y tarde, cada día, ida y vuelta. Para mí fue una herramienta útil y creo que le da al libro un ritmo y un impuso que se siente tan implacable como el movimiento de un tren. La estructura fue bastante complicada: hay tres narradores y dos líneas de tiempo. Escribí la mayor parte de cada narrativa por separado y después entretejí las diferentes voces. Sin embargo, ¡Hay que prestar atención a las fechas!

-¿Su próximo proyecto? ¿Volverá a la romántica, ya que superó la bancarrota?

-(Se ríe) ¡No voy a volver a la novela romántica! ¡Creo que cualquiera que haya leído «La chica del tren» puede decir que el romance no es mi fuerte! En este momento estoy trabajando en otro thriller psicológico; trata de una relación entre hermanas que se estropeó en la infancia. Me interesa la manera en que las historias que contamos sobre nosotros mismos pasan a formar parte de nuestra personalidad, sean o no verdad, aunque estén mal recordadas.

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