El Quijote, en verso

El Quijote, en verso

Recopilamos los poemas enviados por los ganadores de nuestro concurso en este incansable homenaje a la obra de Cervantes

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Recopilamos los poemas enviados por los ganadores de nuestro concurso en este incansable homenaje a la obra de Cervantes

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  1. Francisco Paz

    La molécula de la vidaestructura fascinante, ignorada,

    desconocida, surgida en los mareso en galaxias infinitas.

    Por mor de fuerzas arcanas acaso, por acción divina,

    dos hebras se abrazaron,en soledad, retorcidas.conformación

    inmortal, réplica de sí misma, fórmula ancestral que a los dioses desafía.

    Azar o necesidad, milagro o químicaen un caldo primigenio,

    en un sopa primitiva, codimentóse en silenciola molécula de la vida

  2. Jesús Antonio Ortega

    No me gusta, no un mundo convertido en prisión,

    mazmorra de mis bellos sueños, carcelero desatado de ambición.

    No me gusta, no un mundo de tipos prepotentes, de pelotas,

    arribistas hampones, trincones, viperinos e indecentes.

    No me gusta, no un mundo de dictadores y tiranos machacan al

    humilde y a los pobres y sonríen con mandíbula de villanos.

    No me gusta, no que corten los caminos de mi parque y me

    impidan, libre, el aire respirar, galleando como chulos

    con empaque.

    No me gustan, no los guaperas presumidos de salón, los cachas

    abonados con pastillas que se inflan como pompas de jabón.

    Yo quiero ser don quijote, loco, ingenuo y soñadora brir puertas sin

    picaporte, sembrar alegría y candor.

    Yo quiero ser don Quijote, en la fonda encontrar amoruna dulcinea

    de bello escote y mirar sus ojos con ardor.

    Yo quiero ser don Quijote, para recuperar el paraíso, sonreír feliz al

    horizonte y abrazar el día sin aviso.

    Yo quiero ser don Quijote, idealista, divertido, justiciero dividir con

    Sancho mi capote por el ancho mundo entero.

    Yo quiero ser don Quijote, gobernar mi isla como señor,

    dirigir el timón del paquebote, alcanzar mi destino con honor.

  3. Marcos Pérez Barreiro

    Por ti enloquezco, por ti me llaman quijotesco.

    Tal vez sea una breve sinrazón, tal vez sea un gran corazón.

    La razón de que, en el interior de la pasión,

    un paréntesis sea un destierro de palabras.

    Palabras colmadas de dichosa felicidad

    que despierta al fugaz molinero.

    Esa entidad hecha fiera por la que lucho cada vez que despierto.

    Deseo ver lo que él no ve.

    Deseo tocar lo que él que no toca.

    Todo lo que al esmero de mi compañero le recuerda

    a una vaga irrealidad.

    Todo lo que al esmero de mi compañero le recuerda

    a una poderosa locuacidad.

    Tan denostada ella, que su nombre tal vez sea, verdad.

    Verdad porque te anhelo.

    Verdad porque te quiero.

    Tanto o más que en aquellos lugares extraños en los que mi

    cabalgadura flaquea.

    Le falta lo que a ti: amor de mí.

  4. Eugenia García Amor

    En un lugar de este rincón virtual,

    de cuya i.p. no alcanzo a acordarme,

    he venido a refugiarme

    de arqueólogos, forenses y algún que otro truhán

    que la tomó con los huesos de este manco desdentado,

    ya que no tuvo suficiente con castigarme en vida,

    por pleitos, recibos y demás majaderías.

    Quijote: a mí no me queda más que acompañarle,

    pues hijo soy de su inmortal pluma

    y arriesgarme no quiero

    a que me devuelva a la triste cordura.

    Cervantes: he aquí don alonso quijano, o quijada, o quesada.

    Noble caballero, tan amigo mío

    que le tengo en lugar de mi misma persona.

    Tanto es así que, si mis huesos quieren exhumar,

    los de mi hidalgo se han despertar,

    siendo yo mismo quien atente

    contra todos los fueros de la muerte.

    Quijote: ¿despertar decís?

    tercera jornada, salida nueva.

    Desfacer agravios, socorrer doncellas.

    ¡Sancho! ¡ensilla a rocinante!

    Cervantes: paciencia, quijote querido,

    pues a 2015 hemos venido,

    nada más que para recordarles a vuestras mercedes, internautas...

    Que cada uno es hijo de sus obras.

    Quijote: cada cual, es artífice de su propia ventura.

  5. Baldomero Herráez

    Quijote, caballerote, siempre al acecho, oteando a

    barbecho buscando injusticias vigilante, vivaracho, con anhelo,

    pendiente, oteando el ambiente preparados pertrechos lanzándote

    al troteimaginando delicias forzando a los malotes a purgar sus

    malicias que noblote, machote, enfrentándote en la Mancha contra

    curtidos hombrotes, villanos, bribones, con tachasancho,

    sanchote, protege a tu amo, ayuda a don Quijote y échale una

    mano a limpiar de Castilla las malas astillas gigantes,

    malandrines, gente soez y de baja ralea, jamás conseguiréis

    vuestros finesen hono de su amada Dulcinea pues el hidalgo

    caballeroa lomos de rocinante, su rocín con su única lanza como

    apero buscará arrogante, vuestro fin.

  6. Bernardo Mirones

    Trájome a componer este versillo una impagable deuda

    que el honor debe, mi señor don Quijote, al brillo de tu embotada

    espada, y al valor del brazo que la empuña sin recatos,

    por más afrentas que, en tus tristes sinos, te lluevan de almas

    simples, mentecatos, que, en lugar de gigantes, ven molinos.

    Esa aldonza, princesa aún por villana tu ínsula, sustancia

    imaginariada, tierno loco, tu locura

    insanada tu Dulcinea y tu barataria.

    Mil Sanchos que la vida me pusiere,

    solo a un Quijote yo favoreciere.

  7. Manuel Raimundo García Yáñez

    En un lugar de la Mancha, un hombre encerrado vivía,

    noche y día sin más compañía, que sus libros de caballerías,

    que llenaban su alma ancha.

    Este alma llena de nobleza,que no de cordura,

    decidió salir a la aventura, tras reinos y damas de sin par belleza.

    Caballero de nombre Alonso, don, de apellido Quijano,

    que apretando la espada en la mano,

    se puso de nombre Quijote, don, mas para darle un poco de

    penura, se apodó el caballero de la triste figura.

    un gran caballero, de brazo esforzado, ha de tener a su lado,

    un fiel escudero, que le lleve la lanza, de nombre Sancho Panza.

    El amor encontró, en una guapa moza, de nombre aldonza,

    y que de él se burló, a la que llamó dulcinea, no porque fuera fea.

    Y así partió de aventura, este caballero de la triste figura,

    saliendo para gigantes descabezar, vióles lejos con los brazos en

    movimiento, que resultaron ser molinos de viento, embistióles

    con intención de la lanza clavar, y aprendió a volar y se estrellar.

    En otra andanza con galeotes se topó,

    que a galeras iban condenados,

    y a los que una vez liberados,a rendir pleitesía a Dulcinea,

    mandó,mas con lluvia de piedras,en agradecimiento, recibió.

    Estas y muchas más fueron sus desventuras,

    tras ser por sus amigos rescatado, a su casa de nuevo fue llevado,

    donde reconoció sus locuras, y como la vida premia la

    bondad, murió en su cama y en paz.

  8. Ana Martín

    Tránsito del hidalgo don Quijote de La Mancha en la visión del

    largo tránsito de mi muerte, de un cuerdo a un loco me transmuto,

    nuevamente, concluyendo que dulcinea no fue mi suerte, y sí la

    entrega a un ideal ardientemente.

    Y si fui caballero andante nada solerte, mi huella ha sabido reflejar,

    acertadamente, que fui héroe castellano bueno en complacerte,

    juzgándome, la tragedia, compasivamente.

    El Quijote o Quijano, ¿quién fue mi contrafuerte?

    ninguno de los ambos yo, afortunadamente,

    que fue Sancho Panza mi escudero, roca fuerte,

    quien fiel sirvió en variadas andanzas, gentilmente.

    Y salgo ya de mi literario cuerpo inerte y termino el verso,

    bienintencionadamente, que no te entrego, al fin,

    ni mi vida ni mi muerte, sino cuanto he amado caballerescamente.

  9. Antonio Velázquez

    Leyendo muchos libros de caballeros se le atrofió

    la mente con tanto enredo.

    Para blandir la espadasolo dejaba la mágica l

    ectura cuando ensayaba.

    Tan convencido estaba que todo era real que caballero andante

    quiso encarnar.

    Y de nombre se puso el de Quijote, rocinante, el caballo,

    viejo y flacote. Con ansias de aventuras partió de madrugada,

    con la lanza en su manoy la mente en su amada.

    se encontró una posada que creyó era un castillo y a sus moradores

    les dio trato de “brillo”.

    Después de la comidale rogó al posadero, para ayudar al débil,

    le armara caballero.

    En el patio de la ventaveló sus armas, que puso junto a

    un pozo con mucha calma.

    Cuando un arriero quiso tomar agua del pozo y le tiró

    las armas, provocó un alboroto.

    De regreso a su casavio como era azotadopor su amo, un criado,

    y lo apartó de un tajo.

    Mercaderes se mofande Dulcinea amada ataca don Quijote

    y recibe una majada... Maltrecho llega a casatras ser apaleado

    no quiere hablar con nadie sino estar acostado.

    Sacan todos los libros el barbero y el cura,

    los queman en el patio.

    ¡Qué sane su locura!

    Otra vez quiso salir, no escaldó de la paliza y

    contrató a Sancho Panza,

    agricultor de hortalizas.

    A lo lejos vio molinosque confundió con gigantes,

    los atacó con denuedo pero cayó Rocinante.

    Cierto día peleócon un señor vizcaíno, don quijote lo venció

    pero perdió su mambrino.

    En perseguir unas yeguasrocinante se empeñó, lo azotaron los

    vaqueros y don Quijote alcanzó.

    Cuando se repusieronde la paliza,

    buscan una posada con mucha prisa.

    El dueño les preparóen el pajar una cama,

    mas don quijote no duerme porque esperaba a una dama.

    quien entró fue Maritornes, que era tuerta y jorobada,

    la cual buscaba a un arriero que a don Quijote zurraba.

    El fierabrás le preparan, con vino, aceite y romero,

    se lo toma don Quijote y amanece como nuevo.

    Don Quijote se despidesin pagar al posadero,

    atrapan a Sancho Panza y lo mantean los arrieros.

    Un gran rebaño de ovejas por el camino encontraron,

    vuelve a embestir don Quijote pero cae apedreado.

    Con un yelmo en la cabeza encontraron a un barbero,

    don Quijote se lo arranca y lo emplea de sombrero.

    Una docena de presos, vieron venir hacia ellos, don Quijote

    los libera y recibe mal de aquellos.

    Los guardias quieren cogerlos, huyen a sierra morena,

    Sancho encuentra cien monedas y un librito de poemas.

  10. Vicente Reynal Llácer

    ¿Dónde vas, Quijote mío, dónde vas con esa lanza?

    ¿Vas en busca de aventuras o te duele acaso el alma?

    Macerado y demacrado, solo advierto tu mirada:

    son las lanzas del espíritu, son tus más seguras armas.

    Donde pones tus pupilas, otra vez nace la calmatienes recto el

    corazón, aunque rora esté tu lanza, ¡y en el fondo solo valela

    intención pura del alma. ¿Dónde vas con rocinante, don Quijote de

    la mancha? Tú no ves que no es caballo lo que realmente

    cabalgas? Tiene apenas duros huesosy unos palos más que patas.

    No importa lo que tienes,don quijote de la mancha: lo que vale es

    lo que quieres, en lo cual nadie te alcanza.

    ¿Dónde vas a estas alturas,con tus años y tus canas?

    ¿Tú no ves que es imposiblecomenzar ya de la nadacuando

    se pasa en la vidala edad florida y galana?

    Mas los años nada cuentan, lo que vale es tu arrogancia,

    tu valor y decisión, tu ideal y tu añoranza.

    Vas en busca de lo ignoto, de esa dulce y pura dama,

    Dulcinea de la ilusión, que se esfuma en lontananza.

    La ilusión te da energías y te da también sus alas,

    el valor y el sufrimiento, con los que todo lo aguantas.

    ¿Dónde vas, mi don quijotepor los campos de la mancha?

    Si en ellos apenas hay sequedad, largas distancias,

    caminitos polvorientos y, de pronto, una manada...

    Pero, ¿dónde el enemigo, los gigantes con sus armas,

    Los soldados, los dragones, los caballeros de espada?

    Yo ya sé, Quijote mío, que un sabio adverso te encantalos posibles

    enemigos por robarte gloria y fama.

    Aún así. Mi don Quijote, ni el enemigo te espanta, ni los sabios te

    despojande tu bravura sin tasa, porque tienes la razón, y ella sola

    a ti te basta, aunque sea una sin razón los otros, sin la gracia ni el

    valor que tú posees,que es tu más rica ganancia.

    La razón te da el valor, la razón te da la calmaante tanta

    adversidad que, al hacer el bien, se pasa.

    Tu razón es tu concienciay esa nadie te la cambia,

    ni tu buen amigo sancho,ni la sobrina ni el ama,

    ni tampoco el cura pérez, que tras de ti se la pasapor reducirte a

    razónsi saber que no te falta.

    Y aunque el mordaz de carrascoen amigo se disfrazapor vencerte y

    seducirte, si bien al final lo alcanza, nunca pudo dominarte en

    ideas limpias y sabias.

    ¿Dónde vas, oh don quijote, dónde vas con sancho panza?

    ¿Es que acaso ya no puedessolo tú con tus hazañas,cuando ves que

    el pobre sanchoes cobarde a toda gana?

    mas ya sé que tú no buscas egoísmos ni ganancias.

    Y si de él tomas partidoes por darle también fama, porque gloria

    vas buscando, mas no es gloria propia o vana, es la gloria del que

    rectopor el mundo firme avanza. Y el pobre lugareño, con su burro

    y con su albarda, se eterniza con tus gloriasy a tu lado se

    agiganta. ¿Y ese yelmo de mambrino, es un yelmo o son las

    ganasque tú tienes de que en yelmola bacía se trocara?

    Porque dices que eso es yelmoy lo dices sin falacia.

    ¡Yo no sé cómo entendertan solemne extravagancia!todos dicen que

    es bacía y tú llevas la contraria, y, al fin, dudo qué será, pues me

    vence tu arrogancia, la firmeza y decisión con que empeñas tu

    palabra:para ti yelmo será, pues te da la real gana.

    Tu figura interrogantese perfila en lontananza.

    A tu espalda brilla el sol,mil colores y mil gamascorre seco el aire

    finocon olores de retama, de tomillo y de romero,

    sabor acre de manzana:son las tardes

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