Rusia no podrá participar en Kiev 2017

Los organizadores comunican a la televisión rusa que no han logrado levantar el veto impuesto por las autoridades ucranianas a su representante

MADRID Actualizado: Guardar
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Rusia está fuera de Eurovisión 2017. La Unión Europea de Radiodifusión (UER), ente organizador del famoso festival, ha comunicado que las negociaciones con las autoridades ucranianas para levantar el veto a Yulia Samoilova no han dado sus frutos. La televisión rusa, a su vez, ha rechazado cualquiera de las alternativas planteadas y ha anunciado su salida del concurso.

En una carta dirigida a Channel One, la UER lamentaba la situación y proponía sustituir a Yulia Samoilova por otro participante o emitir la actuación de su artista vía satélite desde Rusia. Ninguna de las dos soluciones ha satisfecho a la televisión rusa, que ni participará ni emitirá el concurso este año. «Ambas propuestas son inaceptables. Una va en contra de las reglas y discrima a la candidatura rusa frente al resto.

La otra, la de sustituir a nuestra representante, ni siquiera puede barajarse». Para Rusia, el veto de su artista es completamente «irracional» y busca «politizar» Eurovisión, cuya esencia a lo largo de sus 62 años de historia ha sido la de «unir a la gente».

Veto por cantar en Crimea

El pasado mes de marzo, Rusia confirmaba a Julia Samóylova, una cantante de 28 años en silla de ruedas por una atrofia muscular espinal, como su representante en Kiev. Rápidamente, el gobierno ucraniano advirtió de que la artista no tendría permitida la entrada a Ucrania al haber actuado en la península de Crimea tras la anexión de Rusia en 2014. El Servicio de Seguridad considera que la artista cruzó ilegalmente la frontera al acceder sin autorización a un territorio que sigue considerando suyo. La legislación ucraniana condena esta acción con tres años de prisión.

La UER ha adoptado en este último mes un papel de mediador para conseguir que Ucrania finalmente levantara el veto. A través de un dilatado trabajo diplomático, para muchos poco hábil, las buenas palabras y la actitud conciliadora dieron paso a última hora a las presiones y las advertencias para romper el bloqueo ucraniano. Ingrid Deltenre, directora general de la UER, escribió personalmente al Primer Ministro Volodymyr Groysman para advertirle del «impacto negativo» que esta decisión conlleva y la seria posibilidad de quedarse fuera del concurso el año siguiente. Víctima de una broma telefónica, la propia Deltenre amenazó incluso a los anfitriones con llevarse el concurso a Berlín si mantenían su decisión. Pese a todo, el gobierno ucraniano se ha plantado en el «no» y sólo ha accedido a que Rusia participe si elige a otro cantante como representante.

Las tensiones políticas entre Rusia y Ucrania tuvieron ya su reflejo en el festival del año pasado. La ucraniana Jamala ganó el concurso con «1944», un tema que evocaba la brutal deportación de los tártaros de Crimea ordenada en aquella fecha del siglo pasado por el sanguinario dictador comunista Iósif Stalin. La delegación rusa protestó antes de la final al entender que el tema violaba la norma que impide cualquier referencia política en las canciones participantes, algo que finalmente la dirección del concurso rechazó. Ahora, Ucrania les ha dejado fuera de Eurovisión en un nuevo capítulo de una larga guerra que el festival no ha podido esquivar.

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